El movimiento que luchó contra los soviéticos en los países bálticos sigue despertando airados debates entre Rusia y los estonios, letones y lituanos.

Hermanos del bosque
© ArchivoHermanos del bosque de Lituania,1950.
A principios de julio la OTAN publicó un video dedicado a los Hermanos del Bosque (Partisanos Nacionales). Fueron las guerrillas que lucharon contras las autoridades soviéticas en los países bálticos, después de que estos pasaron a formar parte de la URSS en 1940.

En el video aparecen varios veteranos que recuerdan su lucha contra los invasores soviéticos después de que finalizase la Segunda Guerra Mundial. Esta breve película no fue bien acogida por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia y la portavoz María Zajárova afirmó que se trata de un nuevo intento de reescribir la historia que elude lo ocurrido en los juicios de Núremberg.

Zajárova subrayó que entre los Hermanos del bosque había oficiales de las SS y que mataron a miles de civiles. Durante años la historia de estos grupos ha sido un tema que ha levantado ampollas entres los países bálticos y Rusia.

Orígenes del movimiento

La primera vez que se habló de los Hermanos del bosque en el Báltico fue durante la revolución rusa de 1905, cuando muchos europeos del Este se fueron a los bosques huyendo del régimen zarista. En verano de 1940 se volvió a hablar de ellos, cuando los países bálticos se incorporaron a la URSS.

urss entra a riga
© Dominio públicoTropas soviéticas entran en Riga en 1940.
Se oponían fuertemente al comunismo y a la pérdida de independencia. Muchos burgueses se vieron obligados a abandonar las ciudades y se refugiaron en los bosques, donde crearon pequeñas unidades de combate, que iban desde los cinco hasta las decenas de hombres.

No había un centro de mando y cada facción operaba de manera independiente, aunque tenían el objetivo común de oponerse a la URSS y de restablecer la independencia de sus países.

Vivían en refugios subterráneos en los bosques y atacaban a los soldados soviéticos con emboscadas en las carreteras y en pequeños pueblos.

Los Hermanos del bosque evitaban enfrentamientos con grandes unidades del ejército soviético y atacaban a pequeñas unidades de infantería, a oficiales y trabajadores del Partido Comunista con tácticas terroristas y de guerrilla.

Los Partisanos Nacionales tras la invasión alemana

Los Partisanos Nacionales intensificaron su lucha contra los soviéticos tras la invasión alemana de la URSS el 22 de junio de 1941.

alemania riga 1941
© Global Look PressBienvenida a los soldados alemanes en Riga en julio de 1941.
Durante la ocupación alemana de los países bálticos entre 1941 y 1944 algunos grupos se unieron a los nazis y se alistaron en la Wehrmacht. Por eso en las divisiones de las SS había personas procedentes del Báltico. Cometieron muchos crímenes luchando con los alemanes, sobre todo contra judíos y rusos de la región de Pskov.

Muchos de los que se unieron a los nazis volvieron al bosque cuando quedó claro que Alemania no iba a darles la independencia a estos países.

Lucha tras el final de la guerra

Cuando las tropas rusas comenzaron a liberar territorios en el Báltico en 1944 el movimiento se reactivó y los partisanos continuaron su lucha con más vigor.

Pero esta vez no eran pequeños grupos. Formaron unidades grandes y bien equipadas que habían adquirido eficacia por su experiencia en la Wehrmacht o como miembros de la SS.

Entre 1944 y 1947 las tropas soviéticas se enfrentaron a grandes formaciones guerrilleras, con miles de hombres, en el Báltico. Algunas de ellas, como el Ejército de Liberación de Lituania, tenía un cuartel general e incluso escuelas de cadetes. Pero les costaba continuar los choques de manera constante con unidades más grandes y mejor armadas del ejército soviético.

La única esperanza de los Hermanos del bosque era que la Guerra Fría entre la URSS y Occidente se transformase en una "guerra caliente". Muchos de ellos mantenías contacto permanente con los servicios de inteligencia de países extranjeros.

Aunque la Guerra Fría nunca desembocó en un conflicto abierto, por lo que el movimiento entró el declive. Las unidades se empezaron a parecer más a grupos de bandidos y perdieron el apoyo de la población local.

Además, los servicios secretos soviéticos consiguieron infiltrarse en las filas de los Hermanos del bosque, lo que tuvo un fuerte impacto en ellos. Las últimas unidades fueron eliminadas en 1969.

Los Hermanos del bosque en la cultura popular

Durante un largo tiempo este movimiento fue ignorado o mal valorado, como por ejemplo en la novela de Arvids Grigulis Cuando la lluvia y el viento repican en la ventana (1965).

riga bienvenida unión soviética
© TASSResidentes de Riga dan la bienvenida a los soldados soviéticos que liberaron la ciudad en 1944.
El primer intento por tratar de manera imparcial a los Hermanos del bosque fue en 1966, cuando a pesar de la censura soviética, se presentó la película lituana Nadie quería morir. La lucha entre comunistas y nacionalistas no se muestra como una lucha entre el bien y el mal sino como una tragedia nacional, en la que la sociedad se divide y los hermanos se ven obligados a luchar entre sí.

Largo camino en las dunas (1980) es otra película soviética que muestra a los Hermanos del bosque de otra manera. Aparecen como gente normal que ama a su país y escoge luchar por él.

El movimiento todavía enfrenta a los interesados en la historia. Según el historiador letón Arturs Zvinklis, había diferentes tipos de combatientes entre ellos, tanto criminales como algunos más ideologizados.
"Había gente que creía que estaba luchando por la independencia de Letonia contra las fuerzas ocupantes", dice.
El historiador Ígor Gúsev no comparte la opinión y afirma que no hay nada heroico sobre los Hermanos del bosque.
"Sé de muchas ocasiones en las que se disparó contra granjeros, violaron a jóvenes comunistas y robaron tiendas. Cuando el bandalismo se presenta como una lucha contra un régimen totalitario, un hombre honesto no puede más que sentir rechazo", afirma.
La visión sobre este movimiento en Letonia, Lituania y Estonia, por un lado, y Rusia, por otro, es diametralmente diferente. En los países bálticos se les considera mayoritariamente como héroes y luchadores por la libertad, mientras que en Rusia y Bielorrusia se les considera traidores, colaboracionistas, fascistas y criminales de guerra.