El Gobierno de EEUU estaba plenamente consciente de que el Ejército de Indonesia llevaba a cabo desde 1965 una campaña de asesinatos masivos contra miembros del Partido Comunista de Indonesia (PKI, por sus siglas en indonesio), revelan documentos desclasificados.

Los materiales, desclasificados el 17 de octubre en la Universidad de George Washington por el Archivo Nacional de Seguridad estadounidense, confirman que los diplomáticos de la Embajada norteamericana en Yakarta mantuvieron un registro de los líderes del PKI ejecutados. Es más, los funcionarios estadounidenses apoyaron activamente los esfuerzos del Ejército de Indonesia para destruir el movimiento sindical izquierdista del país.
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Las purgas anticomunistas de 1965 y 1966 fueron descritas por la CIA como "uno de los peores asesinatos masivos del siglo XX". Entre 400.000 y un millón de izquierdistas acusados fueron asesinados, incluso algunas estimaciones hablan de tres millones.

Se conoce desde hace mucho tiempo que EEUU y los gobiernos aliados apoyaron la toma militar de 1965. Tanto la Embajada estadounidense, como la CIA, han sido acusados de proporcionar a las fuerzas de Suharto armas, asistencia económica, entrenamiento y una lista con los nombres de 5.000 comunistas.


Comentario: Suministros de armamento y asistencia a grupos insurgentes para derrocar a su gobierno. Suena extremadamente parecido a lo que ocurre en Siria hoy en día.


Uno de los cables recién descifrados provino de la primera secretaria de la Embajada, Mary Vance Trent, quien comunicó a Washington el "cambio fantástico que se produjo en solo 10 semanas". En ese periodo, aproximadamente 100.000 personas fueron asesinadas.

Los documentos confirman que Washington contribuyó a la toma del poder por la vía militar y la purga de los opositores comunistas.

En un cable de 1966, enviado por el oficial de la CIA Edward Masters, se discute el 'problema' de los prisioneros comunistas capturados.

"Muchas provincias parecen enfrentar con éxito este problema ejecutando a sus prisioneros [comunistas], o matándoles antes de que sean capturados, una tarea en la que grupos juveniles musulmanes están brindando asistencia", constató Masters.

El Departamento de Estado de EEUU recopiló los documentos en 2001 y después los clasificó. Solo hoy han salido a la luz.

"Francamente, no sabemos si la cifra real está más cerca de 100.000 o 1.000.000 [de víctimas]", se afirma en un cable de abril de 1966 adjunto al informe.

El senador estadounidense Tom Udall, que había presentado un proyecto de ley en 2015 en el que se exige la desclasificación de todos los documentos estadounidenses relacionados con el asunto y se hace un llamamiento a Indonesia a crear una comisión de la verdad y reconciliación sobre la masacre, elogió la publicación de estos papeles.

"Estos documentos proporcionarán una mayor transparencia sobre el apoyo de EEUU al Gobierno indonesio durante el mismo período en el que se cometieron estos crímenes horribles", destacó Udall.

Indonesia, que fue una colonia de los Países Bajos durante siglos, declaró su independencia en agosto de 1945, momento en el que se funda el Estado moderno de Indonesia, con el socialista y antimperialista Sukarno como primer presidente de la nueva nación.

Sukarno intentó encontrar un equilibrio entre los militares, el islam y el comunismo en una política llamada Nasakom. Además, fue miembro fundador del Movimiento de los Países No Alineados, con otros países anteriormente colonizados como Egipto y la India.

Pero con el tiempo, Sukarno favoreció más a sus aliados comunistas, especialmente a los que estaban en el extranjero, en particular, a China y la Unión Soviética. La pobreza y el hambre sacudieron al tercer país comunista más grande del mundo. Indonesia acumuló enormes deudas con Pekín y Moscú. Sukarno también tomó medidas enérgicas contra los islamistas e intentó debilitar los elementos militares de la sociedad, creando una milicia campesina alineada con los comunistas.

Después de un golpe fallido contra Sukarno en septiembre de 1965, los militares culparon al partido comunista indonesio y a los chinos de la crisis. La nación rápidamente quedó envuelta en una purga breve, pero extremadamente sangrienta.

Los militares e islamistas se aliaron para eliminar el régimen de Sukarno, masacrando el liderazgo del partido comunista. Los documentos también sugirieron que la Embajada de EEUU tenía evidencia creíble de que el golpe no había sido orquestado por los comunistas, responsabilizados del mismo. Asimismo, la motivación detrás del intento de golpe permanece en disputa.

El líder de la rebelión, Suharto, tomó el control de la presidencia y puso a Sukarno bajo arresto domiciliario, donde murió en 1970 de insuficiencia renal. Suharto, como dictador militar, promovió una política exterior amistosa con EEUU hasta que se vio obligado a renunciar en 1998.

El legado de la masacre sigue siendo un fuerte tema de controversia en Indonesia y provoca mucha polémica. Por el momento, ‎Yakarta no ha sabido crear un relato conciliador de este episodio histórico.