Se ha estado formando una tormenta, probablemente desde principios del siglo XX, y ciertamente desde la década de los 60. Es algo que representa una amenaza más profunda que el terrorismo islámico radical. Una especie de torbellino que sembró preiluminación, si se quiere ser muy técnico y pedante. Pero éste no va a ser uno de esos artículos; no tenemos tiempo y, enfrentémoslo, con todas las drogas que alteran el humor y las ansiedades paralizantes a las que se enfrenta a diario, no tendría usted la capacidad suficiente para prestar atención.
Four Horsemen
© Boris
El verdadero momento decisivo -aunque ciertamente no se dieron cuenta, al menos no conscientemente- ocurrió en un apartamento de Washington, D.C, el 30 de septiembre de 2007. Cuatro notables ateos -Christopher Hitchens, Richard Dawkins, Daniel Dennet y Sam Harris- se reunieron alrededor de una mesa para filmar su pretencioso triunfalismo y que todo el mundo lo viera...

Los cuatro jinetes

El documental se tituló Los Cuatro Jinetes, lo cual carece completamente de ironía, de una manera en que sólo alguien que no ha leído la Biblia podría carecerla. Sus bombásticas proclamaciones sirvieron para ocultar que la ciencia se estaba sumergiendo totalmente en una crisis.

Esa crisis también puede ser dividida en "cuatro jinetes", precursores de la caída en desgracia del establecimiento científico.
  • El calentamiento global, alias el cambio climático
  • Los fracasos de la medicina moderna
  • La base científica del racismo
  • El fracaso de la moralidad científica
Cada uno de estos puntos, que yace bajo la superficie del discurso actual sobre la fe secular y religiosa, los beneficios de la ciencia y el rumbo hacia dónde nos dirigimos como especie, tienen consecuencias de gran alcance, si alguna vez se convierten en el foco principal de la persona promedio.

El globo terráqueo que no se calentó

Se suponía que todos estaríamos ahogándonos debido al deshielo de los casquetes polares. Se esperaba que el mundo fuera insufriblemente más caliente. Cualquiera que haya crecido en los años 80 o 90 sabe que el calentamiento global fue el tema del día desde cada púlpito liberal. Todo culminó en un documental no célebre de Al Gore llamado: "Una verdad incómoda".

A medida que las críticas al calentamiento global comenzaron a crecer, el nombre cambió en el discurso público a "cambio climático antropogénico". O simplemente, cambio climático para abreviar. Cualquiera que estuviera en desacuerdo con la "ciencia" o las "conclusiones" de la llamada "ciencia climática", era tildado irónicamente de "negadores del clima".

Cuando se trata de personas seculares, escucharemos mucho el término "negadores de" lo que sea. Hay científicos negadores de la ciencia, climatólogos negadores del clima, asistentes negadores, etcétera. En realidad, lo que están diciendo es que eres un hereje. No pueden usar la palabra hereje, por supuesto, así que simplemente ponen el tema en la palabra "negador".

Con la reciente decisión judicial que obligó a la Universidad de Arizona a entregar sus correos electrónicos internos sobre el escándalo "Climate Gate", la sentencia ha sido dictada para el 97% de los científicos del clima.

De hecho, se han hecho tantos esfuerzos para asegurarse de que todo el mundo crea en el calentamiento global cambio climático, que cuando el castillo de naipes se derrumbe, sólo podrá hacerlo sobre sus cabezas.

No será sólo una cuestión de todas las políticas e impuestos robados al público por las políticas de cambio climático, las industrias paralizadas o rescatadas de la Mafia Verde, no: será la inmensidad y la inutilidad de las mentiras.

Todo ese sentimiento de culpa, todo lo que se pontificó, y por algo tan normal como un clima cambiante.

Cuando Bill Nye, el chico de ciencias, aquél de "sólo yo tengo una maestría en ingeniería mecánica", sugirió que se debía encarcelar a los "climatólogos negadores", borró el último punto de apoyo para la ciencia. Si podíamos decir algo sobre la ciencia, era que por lo menos nunca persiguieron abiertamente a los herejes. Seguro, gente como Simmelweiss y Velikovsky han desaparecido por el agujero de la memoria, pero siempre hubo narrativas racionales sobre la ignorancia o la mala presentación a las que un escéptico promedio podía aferrarse.

Es difícil racionalizar lo de "métanlos en la cárcel".

Zombis inmortales de brillo inmaculado

La increíble naturaleza del fracaso de la medicina moderna es tan profunda y amplia que las mentes de la mayoría de la gente simplemente no pueden comprenderla. Incluso después de años de revelación tras revelación, que demuestran esencialmente que la medicina moderna no es simplemente corrupta, sino que es incompetente, la gente sigue optando por ignorar este problema fundamental.

Esto no es una cuestión de ser pro o anti vacunas (al menos no se les llama "negadores de vacunas", pero eso llegará pronto): es una verdad básica que la medicina moderna no ha extendido nuestras vidas; ha extendido nuestro tormento.

¿De qué sirve vivir hasta los 96 años si los últimos 20 los pasas en un hospital o residencia de ancianos, con periodos aquí y allá, y un lindo brote de demencia para que puedas pasar tus años dorados babeando, incapaz de reconocer a tus seres queridos, o incluso saber dónde estás?

La vida eterna ha sido la promesa central de toda religión; la mayoría de la gente no se da cuenta de que es también la promesa central de la ciencia. Cada 10 años más o menos se publica un nuevo artículo central en una revista de ciencia popular u otra que afirma que la inmortalidad está a sólo a una década de distancia. Cremas antienvejecimiento, pastillas para la inmortalidad, tratamientos UV y la lista continúa.

Pero la medicina moderna no ha entregado lo que promete, y nunca lo hará.

Lo que es peor, la medicina moderna nos ha llevado a una inevitable dependencia de la medicina moderna. Ya no podemos sobrevivir a los rigores de la naturaleza sin grandes cantidades de líquido limpiador y antibióticos. Como resultado, nuestros sistemas inmunológicos subdesarrollados/comprometidos están causando una plaga de trastornos inmunológicos crónicos.

Para una ciencia secular que pretende creer en la evolución, no actúa como si creyera en ella. ¿Qué esperaba la ciencia que hicieran los gérmenes, si no evolucionar? Evolucionan, y ahora más personas que nunca están contrayendo infecciones por agentes infecciosos agresivos que son resistentes a los medicamentos. Para agregar más sal a la herida, el lugar más común para contraer una infección por algo que la medicina moderna no puede curar, ¡es visitando uno de sus hospitales!

La medicina moderna también ha logrado mantenernos en una constante preocupación con un flujo constante de información acerca de temores epidémicos, el más grande y escandaloso de los cuales fue el engaño del VIH y la epidemia de sida que nunca ocurrió.

Recuerda el sida, ¿verdad? ¿Esa cosa que se suponía que nos iba a matar a todos antes del año 2000?

¿Recuerda la gripe aviar? ¿La gripe porcina? ¿El ébola? Todas estas llamadas epidemias y pandemias aumentaron el precio del pavo, la carne de cerdo y llenaron las arcas de las compañías farmacéuticas que fabrican vacunas que normalmente no funcionan.

Los otros racistas

La narrativa liberal moderna conspicuamente describe a los racistas como personas religiosas ignorantes. Eso es muy extraño considerando que el racismo fue una creación de pensadores seculares, no religiosos.

Christopher Hitchens solía desafiar a la gente en sus debates para inventar una sola cosa malvada que sólo pudiera ser pronunciada por un ateo y no por una persona religiosa. Siempre me he preguntado por qué nadie sugirió lo siguiente: "Entra en esta cámara de gas porque no eres genéticamente apto para vivir".

Las personas religiosas tienen una larga lista de razones para matar, pero una que no está en esa lista es matar a alguien porque son evolutivamente inadecuados para procrear. La eutanasia para mantener la pureza genética sólo podría importarle a un materialista que cree en la evolución, no en una creación caída.

Puedes apedrear a una mujer por adulterio, o apedrear a un hombre por blasfemia, colgar a un filisteo o sodomita sin ningún reparo, pero una espina en la carne o una debilidad son una maldición de Dios, tal y como Él lo quería.

La ciencia antigua que se usaba para el racismo ha sido recreada por los científicos modernos como "seudociencia".

En ese entonces no la llamaban seudociencia. Cualquier cosa que quiera decir sobre el doctor Josef Mengele, las palabras "buen cristiano" rara vez vienen a la mente. El cristianismo, y la mayoría de las religiones, son demasiado universalistas para ser genocidas. Es verdad que a veces mataremos a algunos apóstatas o incrédulos, pero la mayoría de nuestras cruzadas podrían haberse evitado si los paganos hubieran visto la luz de Jesús (Jesús te ama). Eso es lo bueno de la religión, no importa cuán asesina se vuelva, hay una salida fácil: convertirse.

Estoy bastante seguro que los nazis en los campos de concentración no le dieron a la gente que planeaban asesinar la opción de convertirse al Nacional Socialismo.

Es por eso que la tendencia genocida de la ciencia es peor: no hay escapatoria una vez que un loco académico de mentalidad elevada pone sus manos en las palancas del poder; la gente muere en decenas de millones. El Auto da fé tardó 300 años en asesinar a 12.000 personas (en realidad sólo eran 5.000, pero tomemos la estimación más alta); los socialistas a más de 100 millones en menos de 74 años. Eso es cerca de 4.000 personas al día o más; en 3 días le ganan a la Iglesia Católica; y a nadie le gusta un superdotado.

En 1511, Antonio Montesinos denunció el maltrato a los indios del Nuevo Mundo en uno de los sermones más elocuentes e indignantes jamás escritos. "Esta voz declara que estáis en pecado mortal, y vivís y morís en él por la crueldad y tiranía que practicáis sobre estas personas inocentes. Dígame, ¿con qué derecho o justicia tiene a estos indios en tan cruel y horrible esclavitud?"

Sea lo que quiera usted decir sobre el cristianismo en Occidente, ha estado en contra de la esclavitud durante mucho tiempo, aunque debido a la presión política y a una política confusa, la Iglesia fue fácilmente ignorada en las Indias Occidentales, para el gran deleite de los conquistadores psicópatas y codiciosos.

Lo que era excepcionalmente horrible sobre la esclavitud negra en el sur de Estados Unidos, así como la esclavitud sudamericana, era que se trataba de un matrimonio entre la avaricia utilitaria y la racionalidad secular. De acuerdo a todas las mediciones científicas de la época, los pueblos nativos como los indios occidentales y los africanos negros, eran criaturas no evolucionadas que sólo eran adecuadas como bestias de carga.

El racismo de los siglos XVIII, XIX y principios del XX ahora convenientemente barrido bajo la alfombra como "seudociencia" es algo que el establecimiento científico nunca ha tratado realmente, nunca ha reconocido plenamente, y por lo tanto su memoria no sirve para templar la arrogancia científica hoy en día.

¿Cuántos ángeles pueden realizar un baile exótico alrededor de una aguja?

El caballo final del apocalipsis científico venidero es sutil y está lleno de peligros. Al mismo tiempo, es tan catastróficamente importante que es prácticamente imposible exagerar su importancia porque se encuentra en el centro mismo de todos nuestros problemas culturales actuales.

El trasfondo de toda la ciencia moderna ha sido la búsqueda de una fuente materialista y secular de moralidad indiscutible. Entre las líneas de los debates ateos de principios del siglo XVIII y XIX con las autoridades religiosas, estaba la promesa implícita de que el liderazgo secular podría y establecería un orden moral que sería superior al que existía bajo el cristianismo.

Estoy usando el cristianismo aquí porque nací en Occidente, pero mucho de lo que estoy diciendo sería igual de cierto bajo el confucianismo.

Si miramos atrás en el tiempo, lo que se consideraba inmoral en los días previos al cambio de la Ilustración, e incluso en menor medida en los años sesenta, eran cosas como la infidelidad y el divorcio, la promiscuidad sexual, el asesinato, el robo, el falso testimonio, la homosexualidad y el parasitismo.

Pero si miran a tu alrededor hoy en día, la abrumadora mayoría de las verdades morales que alguna vez aceptamos como cultura, ya no lo son. No hay ningún peso moral para el divorcio, la promiscuidad, la homosexualidad o el parasitismo en la sociedad. Abortar a tu propio hijo habría sido considerado asesinato (requiere premeditación) en aquel entonces; ahora no tiene casi ningún peso moral.

Esto se debe a que el secularismo se convirtió en moral al descubrir que nada está realmente mal si se tiene una narrativa justificante.

La situación de la moralidad secular científicamente fundamentada es mucho peor de lo que el postmodernismo -que postula una moral puramente relativista basada en el poder y el privilegio- podría indicar. No es que la moralidad sea relativa, es que la moralidad es lo que usted necesita que sea.

Lo oímos todos los días cuando la gente declara que algo es moral o inmoral como por pura fuerza de la retórica. Todos hemos llegado a ser jueces, todos nos hemos convertido en dioses. La moralidad de hoy se decide por consenso, porque hoy no sentimos que la homosexualidad está mal, entonces no lo es. Si hoy sentimos que romper un juramento solemne ante Dios y divorciarnos de su pareja es un derecho personal, entonces debe serlo.

Si no queremos aceptar la responsabilidad de nuestra promiscuidad, bueno, simplemente la abortaremos; después de todo sólo es asesinato una vez que pase por el túnel mágico. Pero, ¿y si la vida de la madre se ve amenazada?

Ése es el problema. Qué valoramos. La moralidad es valorar el futuro. No asesinamos porque puede destruir la capacidad de nuestra comunidad de sobrevivir. Nos abstenemos del robo, adulterio o promiscuidad porque valoramos, no el momento, no a nosotros mismos, sino a nuestra descendencia. Valoramos a la próxima generación.

Los niños tienen derecho a nacer, no por accidente, sino por la intención de un hombre y una mujer unidos y comprometidos a sacrificar su propia felicidad personal por sus hijos.

Ya no es así, y es por eso que Occidente está muriendo.

Y ahora algo completamente contraintuitivo

Cuando los cuatro jinetes se reunieron en Washington, D.C. ese día de septiembre, lo que los llevó a nuevas alturas de proselitismo en favor del antiteísmo no fue una creencia segura en la incredulidad, ni fue su temor al islam radical o al choque de las civilizaciones. Fue su reconocimiento de que los pensadores seculares habían fracasado miserablemente.

Lo que querían hacer era hablar en voz alta y esperar que nadie se diera cuenta. La consiguiente ola de ateísmo y escepticismo en Internet se extendió como un fuego salvaje. El problema con los incendios silvestres es que se queman solos. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido.

El verdadero temor al islam y a Medio Oriente no es que el terrorismo islámico radical nos mate a todos, sino que el fervor musulmán reavivará la fe de Occidente. Lo que parece haber hecho.