Todos recordaran el reciente comentario de Trump acerca de lo grande que es su botón nuclear. Más allá de la inmadurez del comentario, deberíamos considerar que Corea del Norte ha sido desde hace mucho tiempo el némesis por excelencia de la política exterior norteamericana.
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© Kimimasa Mayama / Reuters
Niall Bradley nos dio una muy buena reseña histórica de cómo se creó el imperio estadounidense en Corea del Norte, una historia que nos lleva a finales del siglo XIX y que explica de manera clara por qué hoy Kim jung-un es blanco de tanta retórica agresiva y de sanciones en contra de su nación.

Revisando las noticias de hoy di con una en RT que afirmaba:
En la ceremonia de la inauguración de los próximos Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebrarán en la ciudad surcoreana de Pyeongchang en febrero, los equipos de Corea del Norte y Corea del Sur desfilarán bajo bandera unificada, informa Reuters citando a fuentes de Seúl.

Asimismo, Seúl y Pionyang han optado por unir sus equipos de hockey, que también participarán bajo una sola bandera.
Esto fue decidido en una reunión el día de hoy en la localidad fronteriza de Panmunjom, en la zona desmilitarizada entre las dos naciones.

Es interesante imaginar qué ocurriría si el acercamiento deportivo entre estas dos naciones se expandiera a otros aspectos, como el intercambio económico y cultural, la apertura de su frontera, e incluso (aunque suene demasiado optimista en este momento) una reunificación de los dos países en una única y gran Corea.

¡Qué grato sería que el diálogo entre estas dos naciones hermanas le arrebatara a EEUU el gran pretexto usa desde el final de su guerra contra Corea en la década de los 50, para mantener una presencia militar en la región!

Durante años se nos ha tratado de vender la idea de que los líderes de Corea del Norte son unos lunáticos que están obsesionados con obtener armamento nuclear con alcance intercontinental, tan solo porque su demencia los impulsa a querer sumergir al mundo en una hecatombe radioactiva. Pero lo que estos "pícaros sinvergüenzas" no han ni siquiera mencionado, es que ellos tienen instalado en Corea del Sur sistemas de misiles THAAD apuntando al norte.

Considerando esto, es lógico pensar que Corea del Norte se haya comportado de forma comprensiblemente agresiva ante las amenazas constantes de EEUU sencillamente porque le ha resultado muy difícil olvidar lo que anteriores intervenciones estadounidenses han provocado en países como Irak, Libia, o la misma Siria.

La narrativa del "loco norcoreano" le resulta muy útil a Washington para mantener a China rodeada y justificar su permanencia en todo el continente asiático y el Pacífico. De terminarse el conflicto entre las dos naciones de la península coreana, EEUU perdería su excusa y quizá se vería obligado a desactivar sus misiles y mandar sus portaaviones en aguas coreanas de vuelta a casa. Además, China y Rusia probablemente ganarían un aliado importante.

Tal vez sea mucho a estas alturas especular al respecto; quizá este acercamiento deportivo sea solamente eso, un acercamiento deportivo. Pero si por casualidad esto es una señal de que en el futuro puede existir una única Corea unificada, o al menos una existencia pacífica entre ambas naciones, bien sabemos que esto será un serio problema para EEUU y que no le quedará más remedio que buscar nuevas excusas para mantener su beligerante presencia en la región.

De cualquier forma, lo ocurrido recientemente no deja de tener un cierto sabor a pequeña victoria, sobre todo considerando que tuvo lugar fuera de la influencia de Washington, razón por la cual los estadounidenses se deben sentir cuanto menos muy molestos.