Normalmente, cuando hablamos sobre dominación y poder de unas personas sobre otras, nos referimos al uso de la fuerza o de la potencia económica, usadas para sepultar a los contrarios.
manipulación
Así, a menudo pasamos por alto que el uso de la fuerza no es la única manera de vulnerar la dignidad de las personas para que actúen según los intereses de alguien.

En este artículo hablaremos acerca del comportamiento manipulador; cómo se expresa en las relaciones sociales y de qué manera puede influir sobre nuestras acciones sin que nos demos cuenta, a través de procesos inconscientes o casi inconscientes.

Normalmente, cuando hablamos sobre dominación y poder de unas personas sobre otras, nos referimos al uso de la fuerza o de la potencia económica, usadas para sepultar a los contrarios. Así, a menudo pasamos por alto que el uso de la fuerza no es la única manera de vulnerar la dignidad de las personas para que actúen según los intereses de alguien.

En este artículo hablaremos acerca del comportamiento manipulador; cómo se expresa en las relaciones sociales y de qué manera puede influir sobre nuestras acciones sin que nos demos cuenta, a través de procesos inconscientes o casi inconscientes.

Cómo detectar el comportamiento manipulador

A la hora de reconocer las señales de que el comportamiento manipulador está presente en un diálogo o una interacción social en general, puedes fijarte en estas características.

1. El uso estratégico de la culpa

Una manera habitual de intentar manipular a los demás consiste en sacar a colación hechos sobre los que el otro se siente responsable y culpable, incluso si introducir ese tema en el diálogo no aporta demasiado más allá de hacer que el otro quede en una situación de vulnerabilidad.

Nadie es perfecto, y es muy posible que la persona manipulada tenga motivos reales para sentirse mal al recordar esas acciones que realizó en el pasado. Sin embargo, una cosa es pedir responsabilidades por ello en un contexto en el que hacerlo resulte constructivo (por ejemplo, cuando se pide reparar el daño causado a otros), y otro es hablar de ello solo para quedar en una posición de dominio en el diálogo y estar en disposición de exigir del otro que se amolde a lo que uno quiere que haga.

2. La proyección del egoísmo

Otra manera habitual de influir negativamente sobre el otro, típico del comportamiento manipulador, consiste en realizar gaslighting, que se basa en hacer que la otra persona dude de su propio criterio, para que parezca que no está capacitada para sostener su punto de vista.

Hay muchas maneras de hacer esto; por ejemplo, haciéndole creer que ha emitido críticas injustas contra alguien sin que esto haya sido verdad.

Por su naturaleza, el gaslighting es difícil de detectar a la primera. Sin embargo, si se repiten ese tipo de situaciones en las que según la otra persona hay motivos para pensar que nos hemos confundido o despistado en más de una ocasión, y esto no pasa en nuestras relaciones sociales con los demás, es muy posible que se esté dando un comportamiento manipulador.

3. Interpretar los silencios a voluntad

Las personas con tendencia a manipular a los demás hacen todo lo posible por crear un marco de interpretación de los hechos en el que las ambigüedades jueguen a su favor.

Por ejemplo, pueden comentar que si en algún momento en el transcurso de un diálogo que estén manteniendo con alguien se da un silencio algo más largo de lo normal, eso es señal de que el otro duda o es tímido. Aunque esté bastante claro que esto no es así, simplemente haciendo esto ya se habrá dado un precedente que contribuye a que, incluso inconscientemente, la otra persona vaya adoptando una actitud algo más sumisa, una en la que se renuncie a la posibilidad de mantener una relación simétrica con el otro.

4. Poner el pie en la puerta

Otra de las muestras de comportamiento manipulador más claras consiste en decir medias verdades para que la otra persona se interese por algo por lo que no se habría interesado en el caso de haber tenido toda la información sobre ello desde un principio.

De este modo, se consigue que el otro de los primeros pasos por actuar tal y como la persona manipuladora quiere, de manera de que cuando se da cuenta de que esa opción no es tan atractiva como esperaba, dar un paso atrás ya tiene un coste más alto de lo que lo tenía al inicio. Y es que los seres humanos tendemos a querer justificar los sacrificios realizados, tal y como muestra el fenómeno conocido como disonancia cognitiva.

5. Usar referentes de manera interesada

Otra manera frecuente en la que se manipula consiste en alabar las virtudes de otra persona a la que supuestamente deberíamos parecernos, a pesar de que las circunstancias en las que ese referente vive o ha vivido son muy diferentes a las nuestras.

Por ejemplo, se puede mencionar el caso de multimillonarios que partieron de una relativa pobreza, para tratar de hacer que trabajemos más, ignorando que si estas personas son famosas es entre otras cosas porque la suerte hizo de ellas casos excepcionales.

Esto se hace para dañar la propia autoestima, a la vez que se crea la necesidad de involucrarse en las tareas que la persona manipuladora nos pide.

6. Apelar a un falso consenso

Otro de los comportamientos manipuladores consiste simplemente en dar por supuesto que haremos lo que se nos pide, porque aparentemente eso es lo que haría todo el mundo en nuestra situación. De esta manera, una falsa presión social hace que encajemos en los moldes de lo que se espera de nosotros.

¿Qué hacer para no ser manipulados?

Aunque cada caso es único, puedes seguir estos consejos generales para protegerte ante los intentos de manipulación.

1. Valora el tiempo

Para decidir si debes o no comportarte como se te pide, debe quedar claro que necesitas tiempo para pensarlo. Deja claro que el hecho de intentar meterte prisas es de hecho un motivo válido para negarte.

2. Pide toda la información que necesites

Dado que no hay prisas, no hay motivo por el que no puedas pedir toda la información necesaria. Las reacciones negativas ante esto son también un motivo para responder con un "no" a lo que se te propone, y así debes comunicarlo. Es trabajo de la otra persona hacer que entiendas la situación, no es tu culpa si no te queda claro. La asertividad es clave.

3. No toleres las faltas de respeto

Nadie tiene derecho a hacernos sentir mal para que actuemos tal y como quieren. Faltarnos al respeto es una línea roja que no debe ser traspasada.

4. Pide terceras opiniones

Esta es una posibilidad muy infravalorada. Pedir la opinión de otros constituye una ayuda muy útil