Traducido por el equipo de Sott.net en español

La Copa Mundial de Fútbol en Rusia ha arrancado de manera espectacular, ofreciendo un festival de fútbol en medio de la atmósfera especial y única que genera este evento cuatrienal. Aficionados de todos los rincones del mundo han estado llenando los estadios, algunos de ellos construidos a la medida para el evento, recordándonos que, a pesar de nuestras diferencias, somos una sola familia humana.
mexico fans russia
Sin embargo, no todo el mundo está contento. Para los rusófobos y los neoconservadores, el éxito de la Copa Mundial en Rusia es algo que hay que lamentar en lugar de celebrar, ya que interfiere de tal manera en su implacable demonización de un país, Rusia, que se niega a aceptar su lugar como una potencia subalterna que alberga valores culturales retrógrados, en relación con Occidente.

De hecho, dada la intensidad de la campaña antirrusa que ha tenido lugar en los principales medios de comunicación occidentales en los últimos años, muchos de los que siguen la Copa Mundial se habrán sorprendido al saber que, sí, el sol también brilla en Rusia; y que, sí, su gente no está oprimida ni vive en gulags.

Tengan en cuenta por un momento los comentarios del periodista del Guardian Shaun Walker (en Volgogrado, junto con miles de sus compatriotas ingleses, antes del partido inaugural de Inglaterra en el Grupo G contra Túnez):
A los aficionados ingleses que he conocido en Volgogrado hasta ahora les encanta. "Es lo contrario de lo que esperábamos, todo el mundo ha sido increíblemente acogedor. Anoche fue brillante, no podía pedir un mejor comienzo para un viaje a la Copa del Mundo".
"Lo contrario de lo que esperábamos", tuiteó el Sr. Walker, lo que no es una sorpresa teniendo en cuenta la propaganda antirrusa que el Guardian escupe casi a diario. No hubo un ejemplo más abyecto de esto que un artículo del editor diplomático del periódico, Patrick Wintour, justo antes del torneo, en el que transmitía sin cuestionar la "advertencia" de "varios parlamentarios" sobre el riesgo de abuso y ataque que corrían los aficionados ingleses que viajasen al torneo.

El Guardian también publicó un artículo de opinión en vísperas del torneo, cuyo título ("Robbie Williams le vende su alma al dictador Putin en un concierto en la Copa Mundial") sólo sirvió para confirmar por qué el declive del periódico liberal ha sido tan veloz. De todos modos, después de haber visto la actuación de Robbie Williams en la ceremonia de inauguración, hay motivos para argumentar que fue Putin quien vendió su alma a la mala música.

Así que para los liberales petulantes, los neoconservadores recalcitrantes (como los locos de la Sociedad Henry Jackson) y los rusófobos de todas las tendencias, su idea personal del infierno ha llegado en forma de un exitoso, alegre y festivo Mundial de Fútbol en Rusia, que incluye un hermoso fútbol sobre el campo y la unión de diferentes culturas y nacionalidades en un espíritu de unión y amistad. Imagínense su dolor; años dedicados a producir reportajes, artículos de opinión, discursos y libros en contra de Rusia, sólo para que todo fuera desacreditado en el transcurso de unos pocos días.

No es de extrañar que hicieran todo lo posible por sabotear el torneo antes de que comenzara.

Dicho esto, hay algunas personas que se niegan a ser disuadidas pase lo que pase. Tomemos por ejemplo a Peter Tatchell, un hombre que se ha dedicado a alborotar el firmamento político participando en una serie interminable de acrobacias políticas con el objetivo, al parecer, de pulir su perfil como un guardián solitario de los derechos LGBT..

En su última aventura, el señor Tatchell descendió a Rusia justo cuando se iniciaba la Copa del Mundo, con el objetivo de ser arrestado y golpeado por bandas de homófobos merodeadores. Lamentablemente, para su disgusto, no pudo encontrar a nadie que lo hiciera y rápidamente voló de regreso al Reino Unido; un país, por cierto, en el que se reveló en 2017 que los ataques homofóbicos durante los últimos cuatro años habían aumentado en un 80%.

En general, la caricatura que los medios de comunicación dominantes hacen de Rusia bajo el gobierno de Putin (un gobierno electo, no lo olvide) les ha explotado en la cara con el comienzo de la Copa Mundial. Lo que han visto en el país cientos de miles de personas de todo el mundo, incluyendo Inglaterra, sólo servirá para profundizar el escepticismo y la desconfianza del público respecto a la basura que reciben rutinariamente del Guardian, la BBC, la CNN y todos los demás.

En otras palabras, se han buscado su propia ruina.

En cuanto al torneo en sí, como ya se ha dicho, ha sido una gran fiesta. En el primer partido, Rusia derrotó por 5-0 a Arabia Saudí en el Grupo A, mientras que en el Grupo B, Portugal y España produjeron un clásico, que terminó en un merecido empate a 3-3 con un triplete de Ronaldo para los portugueses. En el partido más memorable hasta la fecha, es decir, en el momento de escribir este artículo, México derrotó al actual campeón del mundo, Alemania, por 1-0, en el Grupo F, con una exhibición inspiradora de fútbol de contragolpe rápido.

Durante el juego en el estadio Luzhniki de Moscú, el enorme contingente mexicano entre la multitud fue un recordatorio de la magia especial que rodea a la Copa Mundial, al superar a sus contrapartes alemanas mientras su equipo los superaba en el campo. También había un gran contingente alemán, lo que fue especialmente agradable, ya que la última vez que un contingente tan grande de alemanes fue a Moscú, en 1941, los mandaron de regreso en las puertas.

Para un escocés como yo, cuyo país se clasificó para el Mundial por última vez en 1998, romper con la antigua tradición de apoyar a cualquiera que no sea Inglaterra sería un sacrilegio. Por lo tanto, mi deseo más profundo es ver que Inglaterra sea eliminada en la fase de grupos y enviada a casa pronto. Junto con cualquier otro escocés que se precie, la oportunidad de deleitarse con el ceremonial rechinar de dientes que tal evento provoca en la prensa inglesa es simplemente demasiado delicioso para dejarla pasar.

De todos modos, mis antepasados no querrían otra cosa, y esto sin mencionar el imperdonable insulto nacional que le infligió a Escocia uno de los grandes comentaristas y expertos del fútbol inglés de todos los tiempos, el inimitable Jimmy Hill.

Ocurrió durante la Copa Mundial de 1982 en España, cuando Escocia se enfrentó a los poderosos maestros de Brasil en su segundo partido de la liguilla. Dieciocho minutos después, Dave Narey abrió el marcador con un remate desde fuera del área. Pero en lugar de saludar el esfuerzo con la alabanza debida, Hill se atrevió a describir el remate de Narey como un "puntapié", y en ese momento se ganó la enemistad eterna de toda una nación. Nunca, de hecho, ha habido un argumento más fuerte a favor de la independencia de Escocia.

Como dijo el legendario Bill Shankly: "Algunos piensan que el fútbol es una cuestión de vida o muerte. No me gusta esa actitud. Puedo asegurarles que es mucho más serio que eso".
Sobre el autor

John Wight es un escritor y comentarista político cuyos artículos han aparecido en una variedad de publicaciones, incluyendo The Guardian, The Independent, Counterpunch, American Herald Tribune, The Huffington Post y RT.

También es un locutor cuyas entrevistas y análisis se pueden ver y escuchar en RT, TRT World, la BBC y Press TV.

Actualmente, John presenta Hard Facts, un programa temático semanal de radio en Sputnik.