Podemos decir que los conflictos forman parte de nuestra vida puesto que no todo el mundo piensa del mismo modo. Las diferencias individuales suelen producir desacuerdos y, en muchas ocasiones, podemos aprender algo bueno de estos. Estos problemas no siempre se gestionan de la mejor manera y pueden terminar en discusiones mayores. Por ello, aprender a manejar los conflictos es una pieza fundamental para mantener unas buenas relaciones interpersonales y fomentar nuestra salud mental.

asertividad
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Si bien es cierto que existen varios tipos de comunicación, la asertividad es una característica imprescindible para cualquier buen estilo comunicativo que tenga por objetivo resolver problemas y evitar discusiones. En este artículo de Psicología-Online te daremos las claves para saber cómo resolver un conflicto de forma asertiva.

¿Qué es la asertividad?

Como hemos comentado anteriormente, existen tres tipos de actuación ante un conflicto: agresividad, pasividad y asertividad.

La comunicación agresiva implica una mala gestión de las emociones y un ataque constante al interlocutor. En cambio, la comunicación pasiva se caracteriza por no expresar nuestras necesidades y permitir los ataques a la propia dignidad. Por último, podemos definir la asertividad como la capacidad de expresar nuestras emociones e ideas libremente, pero sin ofender ni atacar a nadie.

pasivo - asertivo - agresivo
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La comunicación asertiva se basa en la empatía, en entender cómo se siente el interlocutor y en respetar sus opiniones. También es importante respetarnos a nosotros mismos y aprender a comunicar nuestras necesidades sin miedo. Las conductas asertivas son muy eficaces en el día a día, puesto que son la mejor manera de manejar los conflictos en todas las esferas de nuestra vida, ya sea en la pareja, en el trabajo, en la familia...

Este concepto de la psicología también está relacionado con la inteligencia emocional y con una buena autoestima. Una persona asertiva normalmente posee una alta inteligencia emocional, es decir, es capaz de gestionar sus sentimientos, identificarlos correctamente y de entender los estados emocionales ajenos. Del mismo modo, saber cómo resolver un conflicto de forma asertiva y, por lo tanto, ser asertivo implica tener una autoestima notablemente alta, esto se debe a que, para poder comunicar nuestras opiniones, debemos tener claro la valía de estas.

Ejemplos de comunicación asertiva

Para entender mejor cómo se desarrolla un buen diálogo, y para aprender a ser asertivo, es mejor poner un ejemplo.

Pongamos una situación en la que estamos esperando en una cola para entrar en un concierto y alguien se pone por delante de nosotros en la fila, nos sentiremos enfadados, disgustados y, quizás, frustrados. Nuestro objetivo comunicativo será decirle a esa persona que se ponga en la cola, que espere y respete el orden de la fila como las demás personas.
Respuesta agresiva

"¡¿No ves que yo estaba aquí antes?! Vete por donde has venido y no molestes más. Eres un maleducado y no mereces entrar en ese concierto"
Respuesta pasiva

"Oye...yo...yo estaba aquí antes...bueno, no pasa nada"
Respuesta asertiva

"Escucha, entiendo que tienes prisa por entrar, a mí también me encanta este grupo de música. Sin embargo, he estado esperando mucho y creo que merezco entrar antes que tú. Si no te importa, deberías ponerte en tu puesto de la fila"
Como podemos observar, el mejor modo de hablar con una persona y evitar un conflicto mayor es mediante la comunicación asertiva. De este modo, no damos pie a una respuesta negativa por parte del interlocutor y podemos conseguir que entienda nuestra posición.

Habilidades sociales para resolver conflictos

Un paso previo para desarrollar correctamente un diálogo asertivo es entrenar nuestras habilidades sociales. Estas se definen como el conjunto de estrategias y competencias que poseemos para interactuar y relacionarnos con los demás de forma satisfactoria.

El entrenamiento en habilidades sociales se basa en aprender a escuchar a los demás, ejercitar nuestra capacidad de negociar y resolver conflictos, prever las distintas situaciones problemáticas y practicar la mejor manera de gestionar el conflicto. Gracias a dicho entrenamiento, podremos mejorar nuestras habilidades para ser sinceros y directos, expresando todo lo que queremos decir pero sin menospreciar las emociones de los otros.

Otro concepto a entrenar para lograr una buena comunicación es la asertividad empática. La resolución de conflictos nos puede resultar mucho más sencilla si aprendemos a comunicarnos entendiendo lo que siente la otra persona. Si conseguimos ponernos en su lugar, probablemente, podremos entender la raíz de su desacuerdo con nuestras ideas, esto nos servirá para resolver las discordancias que tengamos y como pauta para prevenir conflictos futuros.

5 pasos para resolver un conflicto de manera asertiva

Tras los ejemplos prácticos y la presentación de los entrenamientos más efectivos para gestionar una situación de desacuerdo, presentamos, paso a paso, cómo resolver un conflicto de forma asertiva.

1- Identificar la manera en la que nos comunicamos

En primer lugar, es muy importante poner el foco en nuestras conductas y preguntarnos "¿Cómo actúo yo ante un conflicto?" "¿Soy una persona pasiva o agresiva?". Ahora que hemos aprendido los distintos tipos de comunicación, podemos guiar nuestro estilo hacia la asertividad, fijándonos en nuestros estilos de respuesta ante algo que nos causa desagrado.

2- Entender a la otra persona

Cuando alguien se acerca a nosotros buscando el conflicto, indicando su desagrado ante nuestras conductas o, por ejemplo, algún tipo de comportamiento ajeno no nos parece acertado, debemos entender el por qué de todo ello.

Si alguien hace o dice algo siempre es por alguna razón. Del mismo modo que todas nuestras acciones o pensamientos tienen una motivación de fondo, las acciones de los demás también la tienen. Como hemos comentado anteriormente, la asertividad tiene un componente de empatía muy importante que debemos aprender a aplicar en nuestro diálogo comunicativo.

3- Hablar con pausas y escuchar todo lo que el otro tenga que decir

Una vez entendamos la razón de sus acciones o emociones, debemos escuchar a la otra persona. Esto conlleva una importante dosis de paciencia, puesto que el otro, a lo mejor, no se comunica de la manera en que nosotros desearíamos y esto puede resultar ofensivo y tóxico. Si ve que lo estamos escuchando estará menos a la defensiva y, quizás, podemos llegar a un acuerdo.

4- Proponer una alternativa que sea beneficiosa para todos

Después de escuchar sus argumentos, es el momento de llegar a un punto en común. Para ello, toca exponer nuestras opiniones de la mejor manera posible, enunciando nuestros argumentos correctamente, de manea calmada pero con firmeza. Con el diálogo adecuado, el conflicto puede resolverse de manera pacífica y mediante un buen acuerdo.

5- Identificar su reacción y responder correctamente

Evita responder de manera agresiva o pasiva, mantén tus argumentos y sigue utilizando una comunicación asertiva. Es posible que esa persona nos produzca una sensación de nerviosismo o malestar. Es por ello que debemos aprender a gestionar todas las emociones que puedan surgir durante el conflicto. Es importante responder con corrección y no perder los papeles.

Si por el contrario, identificamos una respuesta que afirme nuestros argumentos, o lleguemos a un punto en común, habremos llegado al fin del conflicto. Aprender de estas situaciones nos hará más sabios y desarrollará nuestra inteligencia emocional. Aplicar todo lo aprendido durante discusiones pasadas será beneficioso para no volver a cometer errores comunicativos y resolver, cada día mejor, los conflictos que nos plantea la vida.