Traducido por el equipo de editores de SOTT.net en español
"Prácticamente hemos creado una tienda virtual abierta para el robo a nivel nacional, para la fuga de capitales en términos de cientos de miles de millones de dólares y para la explotación de los recursos naturales y de las industrias a una escala que dudo que se haya dado en la historia de la humanidad." E. Wayne Merry, analista político jefe de la Embajada de Estados Unidos en Moscú (1990-1994)
Este segundo artículo es un extracto del Capítulo 3 de mi libro Grand Deception: the Truth about Bill Browder, Magnitsky Act and Anti-Russian Sanctions ("El gran engaño: La verdad sobre Bill Browder, la Ley Magnitsky y las sanciones contra Rusia"). La primera parte de esta serie de artículos está aquí.
parliament moscow tanks 1993
La democracia rusa tuvo un comienzo difícil.
Las reformas económicas y la privatización fueron altamente destructivas para Rusia. Y se alcanzaron fuera del marco jurídico legítimo. Para esquivar a las agencias gubernamentales y eludir el parlamento, el gobierno de Yeltsin trabajó a través de una red de agencias privadas y organizaciones no gubernamentales creadas por Anatoly Chubais, sus asociados y sus asesores occidentales. Una de las más importantes de estas organizaciones fue el Centro de Privatización de Rusia (CPR), creado por el HIID [Instituto de Harvard para el Desarrollo Internacional, por sus siglas en inglés -NdT] y Anatoly Chubais bajo decreto presidencial. Los directores del CPR fueron Andrei Schleifer y el propio Chubais. Como ejemplo de corrupción y conflictos de intereses privados y públicos en el gabinete de Yeltsin, Chubais dirigió simultáneamente el CPR privado y la GKI (Agencia Federal para la Administración de la Propiedad Estatal) del gobierno. Esto no parecía molestar a los patrocinadores occidentales del CPR; además de una subvención de 45 millones de dólares de la USAID, el CPR obtuvo un crédito de 59 millones de dólares del Banco Mundial, 43 millones de dólares del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y otros fondos de la Unión Europea, Japón y varios gobiernos europeos individuales.1 El CPR también ayudó a establecer la Comisión Federal de Valores, también con dinero de la USAID.

Otro organismo importante fue el Instituto de Economía Basada en el Derecho, financiado por el Banco Mundial y por una donación de 20 millones de dólares de la USAID. Su misión era ayudar a desarrollar el marco legal y reglamentario de Rusia. Aunque fracasó estrepitosamente en esa misión, se hizo famoso por escribir los decretos presidenciales de Boris Yeltsin. En total, la USAID financió las reformas rusas con 325 millones de dólares del dinero de los contribuyentes estadounidenses. El simple objetivo de todo esto, como lo dijo Richard Morningstar, otro ex-alumno de Harvard involucrado en el proyecto, era "ganar en las privatizaciones..." 2

grand deception krainer
Este marco de conflictos de intereses y corrupción permitió que el gobierno de Yeltsin llevara a cabo el negocio de las reformas económicas y la privatización sin oposición de las legítimas instituciones gubernamentales. Walter Coles, de la USAID, lo expresó en términos sencillos: "Si necesitábamos un decreto, Chubais no tenía que atravesar la burocracia".3

Otra ventaja de esta red era que todos los sectores podían eludir la rendición de cuentas. Los funcionarios rusos podían defender sus acciones alegando que estaban siguiendo las demandas del FMI o del Banco Mundial, mientras que los estadounidenses y otros extranjeros podían culpar a los rusos por la corrupción, cuando eran descubiertos en algún acto ilícito.

El flagrante desprecio completo de Yeltsin por la ley finalmente provocó una violenta confrontación con el Congreso de los Diputados del Pueblo, la rama legislativa del gobierno ruso. En diciembre de 1992, los diputados destituyeron a Yegor Gaidar como primer ministro y ordenaron al banco central que siguiera concediendo créditos a las empresas del país para evitar su cierre total. Aunque el privilegio de Yeltsin de gobernar por decreto expiró a finales de 1992, el 20 de marzo de 1993 se otorgó a sí mismo poderes ejecutivos extraordinarios y anunció un régimen especial de gobierno que permanecería en vigor hasta la resolución de la crisis política. Tres días después, el Tribunal Constitucional ruso declaró ilegales las medidas de Yeltsin y el 26 de marzo se inició un juicio de destitución contra el Presidente en una sesión extraordinaria del IX Congreso de los Diputados del Pueblo.

Yeltsin logró sobrevivir al voto de impugnación, por lo que continuó gobernando por decreto y la crisis política se reavivó después de las vacaciones de verano. El 18 de septiembre, restableció a Yegor Gaidar como Viceprimer Ministro, pero el Parlamento rechazó enérgicamente este nombramiento. El 21 de septiembre, Yeltsin respondió disolviendo el Parlamento y realizando, en efecto, un golpe de Estado. Sin embargo, los legisladores no estaban dispuestos a ceder y la crisis política continuó intensificándose. Después de que el Tribunal Constitucional dictaminara que las acciones del presidente violaban la Constitución, el parlamento celebró una sesión de emergencia durante la cual declaró nulo el decreto de Yeltsin. Los diputados lo despojaron de la presidencia y juraron al vicepresidente Aleksandr Rutskoy como nuevo presidente. El primer acto de Rutskoy fue despedir a Yeltsin y a sus ministros clave de sus puestos en el gabinete. En una sesión celebrada el 24 de septiembre, los diputados anunciaron que en marzo de 1994 se celebrarían nuevas elecciones para la presidencia y el parlamento de Rusia.

La violenta reprimenda de Yeltsin

Las acciones de los legisladores tenían probabilidades de llevar a un cese o incluso a una revisión del proceso de privatización. Los nuevos amos de Rusia tenían demasiado en juego como para permitir que la democracia rusa obstruyera su agenda.4 Boris Yeltsin respondió con la fuerza bruta, aislando el edificio del parlamento, cortando su electricidad, las líneas telefónicas y el agua caliente. Esto provocó una rebelión manifiesta entre muchos moscovitas y decenas de miles de ellos salieron a las calles en apoyo del parlamento. Las manifestaciones pacíficas duraron días y el número de manifestantes aumentó a pesar de la censura mediática de las protestas. El 28 de septiembre, el Ministerio del Interior finalmente se movilizó para reprimir las manifestaciones por la fuerza. Esto condujo a violentos enfrentamientos entre el pueblo y la policía. Sin embargo, ni los parlamentarios ni los manifestantes retrocedieron. El 3 de octubre, los manifestantes se manifestaron en la cadena de televisión Ostankino, con el fin de terminar la censura mediática y transmitir la verdad al resto del público ruso. Eso podría haber catalizado una revuelta nacional contra el régimen de Yeltsin y el gobierno actuó despiadadamente para dispersar a los manifestantes. Abrieron fuego con munición real contra la multitud que incluía a ancianos, mujeres y niños, dejando un saldo de 46 muertos y 124 heridos según el recuento oficial.

Al día siguiente, Yeltsin ordenó que una división militar de cinco mil hombres asaltara el parlamento, flanqueada por tanques, vehículos blindados de transporte de tropas y helicópteros. Cuando los tanques del ejército abrieron fuego contra el edificio del parlamento, decenas de diputados y miembros del personal resultaron muertos y heridos. Cuando terminó el asedio, la seguridad del Presidente tenía órdenes de matar al presidente Aleksandr Rutskoy y al portavoz, Ruslan Khasbulatov. El guardaespaldas personal de Yeltsin, Alexander Korzhakov, testificó que entró en el edificio del Parlamento con una pistola cargada y desbloqueada en su bolsillo derecho en busca de Rutskoy y Khasbulatov, pero que no pudo utilizarla porque había demasiados testigos5.

El número oficial de víctimas mortales de la violenta represión ejercida por Yeltsin en el levantamiento contra su gobierno fue de 187 muertos y 437 heridos6. Las cifras no oficiales oscilan entre 2.000 y 5.000 víctimas. En los días y semanas posteriores al sangriento asalto al parlamento, Yeltsin emitió una serie de decretos para apuntalar su poder, con lo que purgó a su oposición política, al Tribunal Constitucional y a los medios de comunicación que apoyaban al parlamento. Aprovechó la crisis también para liberar al banco central del control de los legisladores y hacerlo independiente. El 12 de diciembre de 1993, Yeltsin forzó la aprobación de una nueva constitución que le otorgaba amplios poderes para gobernar por decreto y establecía una presidencia firme en el corazón del sistema político ruso. A lo largo de toda esta crisis, Yeltsin gozó del pleno apoyo y comprensión de las potencias occidentales a pesar de su toma de poder inconstitucional, la represión asesina de los manifestantes y parlamentarios y la represión violenta de la oposición política y mediática.

El ex presidente de los Estados Unidos Richard Nixon, quien fue un observador cercano de los acontecimientos en Rusia, testificó que funcionarios rusos le habían informado de que el gobierno de Estados Unidos apoyaba la violenta represión de Yeltsin contra el parlamento a condición de que su gobierno acelerara las reformas económicas7. De hecho, poco después de la represión, el Congreso de Estados Unidos votó a favor de donar 2.500 millones de dólares del dinero de los contribuyentes estadounidenses para apuntalar al gobierno de Yeltsin. A lo largo de este sangriento episodio, el público occidental tuvo la impresión de que Yeltsin estaba luchando contra una insurgencia armada de reaccionarios comunistas radicales, mientras que él era presentado como un demócrata comprometido, modernizador de Rusia y amigo de Occidente. Esa versión de los eventos fue creada a través de un esfuerzo concertado de propaganda, coordinado en gran parte por el infame gigante de las relaciones públicas Burson-Marstellar, cortesía de USAID y de los involuntarios contribuyentes estadounidenses8.

En la parte 3 de esta serie veremos las políticas del Fondo Monetario Internacional que prácticamente resultaron en el estrangulamiento de la economía rusa. Como veremos, estas políticas no fueron un accidente: fueron premeditadas y deliberadas, perseguidas para facilitar el saqueo al por mayor y la destrucción de Rusia.

Notas
  1. (Wedel 1998)
  2. Richard Morningstar fue Vicepresidente Senior de Desarrollo de Políticas e Inversiones en la Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero. En abril de 1995 fue nombrado Asesor Especial del Presidente y Secretario de Estado para la Asistencia a los Nuevos Estados Independientes de la antigua URSS.
  3. (Wedel 1998)
  4. En un testimonio de 2002 durante una querella en Cambridge, Massachusetts, Lawrence Summers caracterizó la transición rusa con estas palabras: "El proyecto tenía un valor enorme..." (McClintick 2006)
  5. (Bodykov 2013)
  6. '1993 Russian constitutional crisis'. (Wikipedia)
  7. (Simes 2007)
  8. (Wedel 1998)
Sobre el autor

Alex Krainer es un gestor de fondos de cobertura y autor. Su libro, vetado por Amazon en septiembre de 2017, ya está disponible en formato pdf, kindle y epub en el siguiente enlace "Grand Deception: Truth About Bill Browder, the Magnitsky Act and Anti-Russian Sanctions" ("El gran engaño: La verdad sobre Bill Browder, la Ley Magnitsky y las sanciones contra Rusia"). La versión en tapa blanda ya está disponible aquí. Alex también escribió un libro sobre el comercio de materias primas.