Científicos analizaron temblores ocurridos durante más de 40 años y comprobaron que estos no solo generan réplicas en las zonas cercanas.
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© Kyodo / ReutersGrietas después de un terremoto en Takatsuki, al norte de Osaka. 18 de junio de 2018.
Los grandes terremotos, de 6,5 o más grados de intensidad, son seguidos de numerosas réplicas en las cercanías del lugar en donde se producen. Sin embargo, un grupo de científicos comprobó que esa no es su única consecuencia, sino que también generan, dentro de los tres días posteriores, otros temblores de al menos 5 grados en el lado opuesto del planeta.

Especialistas de la Universidad Estatal de Oregon (OSU, por su sigla en inglés) analizaron información sísmica recopilada entre 1973 y 2016 y concluyeron que los grandes temblores de tierra son inductores de otros movimientos en las antípodas, publicó Scientific Reports. El descubrimiento podría ayudar a mejorar la previsión de los sismos.

"Los terremotos son parte de un ciclo de acumulación y liberación de tensiones tectónicas. Como zonas de fallas cercanas al final de este ciclo sísmico, se pueden alcanzar puntos de inflexión y producirse detonantes", explicó Robert O'Malley, de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la OSU.

En ese sentido, agregó que si los "eventos de gran magnitud" son desencadenantes de otros sismos, entonces, debería poder registrarse un "aumento sistemáticos del número de terremotos" que siguen al original, lo que fue comprobado en la comparación de datos. Además, concluyeron que cuanto mayor es la intensidad del temblor inicial, más probabilidades tiene de generar un evento en el punto opuesto del globo.

Misterios por resolver

Sin embargo, lo que los especialistas aún no lograron saber es cuál es la mecánica de estos fenómenos, por lo que su comprensión, según O'Malley aún es "especulativa". Sin embargo, agregó, "independientemente de la mecánica específica involucrada, la evidencia muestra que se produce una activación, seguida de un período de reposo y recarga".