El secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, eligió Brasil como el destino inicial de su primera gira por América del Sur. Entre los temas de su agenda se encuentra la participación de su país en la base aeroespacial de Alcántara, de gran valor estratégico. Conoce las intenciones ocultas del Pentágono detrás de esta supuesta cooperación.
Brasil,EE.UU.
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La base de Alcántara, donde opera la Agencia Espacial Brasileña, es la única infraestructura de lanzamiento de cohetes bajo el control de un país soberano de América del Sur. La otra es la de Kourou, en la Guayana Francesa, de vital importancia para la Agencia Espacial Europea.

Ambas se sitúan en la cercanía de la línea del Ecuador, lo que permite aumentar la efectividad de los lanzamientos y ahorrar combustible. Casualmente o no, la presencia de Mattis en Brasil se da a horas del anuncio del presidente Donald Trump sobre la creación de la Fuerza Espacial, una nueva rama de la Defensa de EEUU que comenzará a operar en 2020, presuntamente para protegerse de presuntas amenazas de Rusia y China.
"Escogemos a Brasil, no porque debido a un feliz accidente geográfico se encuentra sobre el ecuador sino porque queremos trabajar con los brasileños, nuestro vecino hemisférico con el que compartimos valores políticos, además de su impresionante orientación tecnológica", dijo de acuerdo a la agencia AP el titular del Pentágono en su comparecencia ante los medios tras su reunión con su par brasileño.
No es la primera vez que Washington hinca los dientes sobre este punto del estado de Maranhão, dos grados al sur del paralelo 0º, como recordó en diálogo con Sputnik José Reinaldo Carvalho, presidente del Centro Brasileño de Solidaridad con los Pueblos y Lucha por la Paz (Cebrapaz) y editor del portal Resistencia.cc.
"Durante el período del gobierno antinacional del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), la base de Alcántara quedó a disposición de EEUU, situación que fue revertida después en los períodos de gobierno progresistas en el país, primero bajo el liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y luego con Dilma Rousseff (2011-2016)", dijo.
A la luz de este precedente, no asombra que el Pentágono insista con estos planes de carácter "neocolonial y neoimperial". Ante las aspiraciones de EEUU de "dominar" América Latina y el mundo en lo comercial y militar, "los patriotas brasileños tienen que rechazar" el control estadounidense de la base de Alcántara "en nombre de los intereses nacionales".

En Alcántara se juega mucho más que una base aeroespacial, como deja de manifiesto en un artículo publicado en el sitio Brasil de Fato el diplomático Samuel Pinheiro Guimarães Neto, exministro de Asuntos Estratégicos de Brasil (2009-2010) y antiguo alto representante del Mercosur (2011-2012).
El objetivo principal norteamericano es tener una base militar en territorio brasileño en la cual ejerzan su soberanía, fuera del alcance de las leyes y de la vigilancia de las autoridades brasileñas, inclusive militares, y donde puedan desarrollar todo tipo de actividad militar", afirma Guimarães Neto, también secretario general de Relaciones Exteriores de 2003 a 2009.
El funcionario subraya que bajo el control del Pentágono existen alrededor de "700 bases militares terrestres", en muchas de las cuales hay "armas nucleares y sistemas de espionaje". Además, el despliegue de navíos y submarinos a lo largo y ancho del planeta aumenta la cantidad de ubicaciones al servicio de Washington.

Desde el punto de vista de los lanzamientos espaciales, EEUU tiene "bases de lanzamiento de cohetes en su territorio nacional", con equipamientos "sofisticados". Por eso, según el exfuncionario, no necesita de las instalaciones "a construirse en Alcântara para el lanzamiento de sus cohetes".
"La localización de Alcântara, en el Nordeste brasileño, enfrente de África Occidental, es ideal para los Estados Unidos desde el ángulo de sus operaciones político-militares en la América del Sur y en África, así como de su estrategia mundial de confrontación con Rusia y China", apunta Guimarães Neto.
Uno de los objetivos de un control estadounidense de Alcántara sería también "impedir que Brasil tenga una base competitiva de lanzamiento de cohetes" y operar al margen del escrutinio de las autoridades locales. Para el diplomático, la utilización de Alcántara por parte de EEUU "configura el caso más flagrante de cesión de soberanía de la historia del Brasil".

De concretarse, el Gobierno de Michel Temer sigue en su línea de "atender todas las reivindicaciones históricas" de EEUU a Brasil no solo en política exterior, sino también en la aplicación de medidas neoliberales al interior del país y la privatización de recursos estratégicos para el país, como la estatal energética Petrobrás.
"Si los Estados Unidos logran instalarse en Alcântara, de allí no saldrán, pues podrán 'controlar' al Brasil, 'alineando' de hecho y definitivamente su política externa y cerrando cualquier posibilidad de ejercicio de una política externa independiente", concluye Guimarães Neto.
Según el portal AmerSur, dentro de la política de desarrollo aeroespacial de Brasil, el gobierno de Lula (2003-2011) frenó los acuerdos de cooperación en Alcántara con EEUU y suscribió convenios en 2003 con Ucrania que incluían transferencia de tecnología. Sin embargo, Kiev los rescindió cuando se consolidó allí en 2014 "un gobierno pro-EEUU".

Otro asunto es la cercanía relativa de Maranhão con Venezuela. Una presencia militar bajo control del Pentágono podría ser, según José Reinaldo Carvalho, un elemento más para "no permitir que las fuerzas democráticas y populares puedan ejercer su poder en los diferentes países latinoamericanos". Caracas "osó contrariar los intereses estadounidenses" y ha sido amenazada incluso con "intervenciones" militares.

Pero, como apuntó Carvalho, la "codicia" de EEUU hacia Brasil no se agota con Alcántara. El presidente del Cebrapaz mencionó la cuestión de la Amazonia, escenario en 2017 de operaciones militares conjuntas entre Brasil, Perú, Colombia y EEUU. Se trató de las primeras de su tipo en la historia, en una región "rica en recursos, biodiversidad y agua", cuyo control es "parte de la ofensiva" de Washington.
"Pienso que las fuerzas armadas brasileñas, el ejército brasileño y los patriotas brasileños no tendrían que permitir que nuestro país esté tan vulnerado a esta ofensiva estadounidense", concluyó José Reinaldo Carvalho.