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© Reuters / Jon NazcaEl terremoto en Lorca.
Antonia Sánchez Gallego es una de las nueve víctimas mortales del terremoto que asoló el miércoles la ciudad de Lorca, en el sureste de España.

Pero antes de morir aplastada por los cascotes de un edificio que se estaba derrumbando, su instinto maternal hizo que salvara la vida de sus dos hijos, que protegió con su cuerpo mientras las piedras la sepultaban, informa hoy el diario "El País".

La mujer caminaba por la calle Infante don Juan Manuel acompañada con su hijo y su hija, de uno y tres años, en el momento en que a su paso se desplomó un inmueble de seis plantas.

Varias personas que habían salido corriendo de sus casas por el temblor escucharon entre los escombros del edificio gritos de socorro y se lanzaron al rescate.

"Se oían los gritos de niños, así que no lo pensé y me lancé a buscarlos", contó al rotativo José Manuel Lorca. Él y otros cuatro vecinos de esa misma manzana improvisaron un pequeño dispositivo de salvamento al que luego se sumaron cuatro policías locales. Hicieron una cadena humana y empezaron a levantar escombros.

La cabeza de la mujer, la única parte visible de su cuerpo a simple vista, asomaba entre los cascotes, según el periódico. "Había muerto en el acto, seguro, porque cuando logramos sacarla tenía el vientre destrozado, lleno de sangre", contó José Manuel a "El País".

"Como no había nada que hacer, pensamos en auxiliar a otras víctimas, pero enseguida nos dimos cuenta de que los niños estaban justo debajo. No paraban de chillar", agregó. Uno de los pequeños "estaba consciente, llorando, con una fuerte brecha en la cabeza y cortes en los pies, pero se encontraba bien", mientras que el otro apenas tenía un golpe en la cabeza. El personal de dos ambulancias los asistió.

"Gritamos de alegría al encontrarlos. No todos los días se salva a dos criaturas de una muerte segura", concluyó José Manuel.