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Jaén es una región con escasa actividad sísmica. Sin embargo, los terremotos batieron récords en 2010, cuando la tierra tembló cien veces. Fueron seísmos tan leves que apenas se dejaron notar y pasaron totalmente desapercibidos para los ciudadanos. De hecho, el más fuerte se produjo en Vilches y tuvo una intensidad de 3,2 en la escala de Ritcher.

Los expertos aseguran que la peligrosidad sísmica de la provincia es muy baja. No obstante, el paisaje plagado de olivares no está exento de sufrir temblores. La media está en unos cuarenta al año. Sin embargo los sismógrafos llegaron a detectar más del doble en 2010, el año en el que se produjeron los grandes seísmos de Haití y Chile, que dejaron miles de víctimas mortales y damnificados. De hecho, en 2009, se midieron 28 y, en 2001, tan solo 21.

Aquí, en la provincia, los terremotos fueron prácticamente inapreciables, aunque no en todos los casos. El más fuerte se produjo el 4 de abril en Vilches. Tuvo una intensidad de 3,2 en la escala de Ritcher y se midió a una profundidad de 11 kilómetros. Al día siguiente, se registró una réplica de 2,6, según se recoge en la página web del grupo de investigación "Riesgo sísmico y tectónica activa", que dirige José Antonio Peláez, profesor de Física de la Universidad de Jaén.

En lo que va de año, los números vuelven a la "normalidad". Se han registrado 18 seísmos. Los dos últimos ocurrieron el pasado domingo en apenas dos minutos y medio. Se detectaron en Carchelejo, con una intensidad de 1,2 y 1,3, respectivamente. Dos días antes, es decir, el viernes, se produjo el terremoto más "fuerte" en lo que va de año, con una medición de 1,9 en la escala de Ritcher. Hay que tener en cuenta que para que las personas sientan un seísmo debe alcanzar una magnitud de 3.

Por lo tanto, los movimientos sísmicos que se han producido en la provincia son prácticamente imperceptibles para los jiennenses. Sí han notado algunos terremotos que se registran en zonas de más actividad, como los dos de Lorca del pasado día 11, que se dejaron sentir en Jaén. De hecho, el 112 atendió casi sesenta llamadas de ciudadanos desde diferentes municipios de la provincia jiennense. Sobre todo de la Sierra de Segura, que está situada a apenas 100 kilómetros en línea recta del epicentro.

Cada movimiento de tierra que se produce en Jaén queda grabado en los sismógrafos. Estos aparatos son capaces de detectarlo y envían la medición con rapidez a la central del Instituto Geográfico Nacional. Hay uno en Quesada y otro en el término municipal de Baños de la Encina, aunque no se revela su localización precisa para protegerlos de actos vandálicos o de interferencias que puedan alterar los análisis que realizan. Incluso, son capaces de detectar temblores que se producen en otras partes del globo.

El seísmo más destructivo de los que se tiene constancia en la provincia se produjo en Andújar en el año 1170. Según las pruebas que quedan, se cree que pudo alcanzar una magnitud de 6. En la era moderna, el más grave se produjo en el año 1951 en Linares y Alcaudete. Causó destrozos y aterró a los jiennenses.

Libro sobre las fallas activas de la Bética

Los profesores José Antonio Peláez, de la Universidad de Jaén, y Carlos Sanz de Galdeano, de la Universidad de Granada, han publicado el libro Fallas activas en la Cordillera Bética, una obra en la que tratan de aproximarse al fenómeno de los terremotos a partir de la información tectónica y sísmica. Según estos expertos, las fallas en esta zona tienen decenas e, incluso, en algún caso, un centenar de kilómetros. No obstante, generalmente, se encuentran segmentadas y cruzadas por otras fallas, lo que genera un límite de su potencial sísmico: "Aunque la cordillera presenta una marcada sismicidad, esta se modera en cuanto a las magnitudes", aseguran los autores en una nota.