Casi 150 ballenas piloto han muerto tras quedar varadas en una bahía del sur de Nueva Zelanda. Cerca de la mitad de los cetáceos ya había perecido cuando los socorristas llegaron a la zona, mientras que la otra mitad fue sacrificada por la dificultad de acceder al lugar para poder devolverlas al mar, según explican fuentes oficiales neozelandesas.
Stranded Pilot Whales
© Department of Conservation via AP
"Tristemente, la posibilidad de reflotarlas con éxito eran extremadamente bajas. La lejanía del lugar, la falta de personal y el deterioro de la condición de las ballenas implicaba que lo más humano que se podía hacer por ellas era sacrificarlas", precisó Ren Leppens, gestor de operaciones del Departamento de Conservación de la isla Stewart. "No obstante, siempre es una decisión dolorosa", apuntó el funcionario kiwi. La playa donde se ha notificado el varamiento se encuentra en la isla Stewart, la tercera mayor isla del país oceánico, al sur de la isla sur.


La noche del pasado sábado un excursionista alertó a las autoridades sobre decenas de animales varados en la zona de Rakiura. Las ballenas piloto, también conocidas como calderones tropicales, estaban varadas en dos grupos separados por un par de kilómetros, según informa el Ministerio de Conservación neozelandés.

El calderón tropical es un ejemplar de frente abombada y cuerpo robusto, que puede alcanzar entre seis y siete metros de longitud. Los mamíferos marinos se quedan varados con frecuencia en las costas neozelandesas y australianas. El pasado marzo ocurrió un episodio similar, cuando otras 150 ballenas fueron encontradas en una playa del suroeste australiano, de las que solo seis sobrevivieron al ser devueltas al mar por voluntarios.

En Nueva Zelanda se atienden unos 85 rescates de cetáceos al año, la mayoría de ejemplares solitarios. Este fin de semana, por ejemplo, han sido cuatro los varamientos notificados. Las causas por las que las ballenas y delfines se quedan varados no están claras, aunque se atribuye a enfermedades, errores de navegación, cambios repentinos en las mareas, la persecución de depredadores o a condiciones meteorológicas extremas.