Una reciente manifestación en una ciudad del norte de Alberta fue un mensaje claro en contra de la agenda globalista del impuesto al carbono, en contra de oleoductos y fronteras abiertas.
GP Convoy
© unknownUn convoy de más de 700 camiones muestra solidaridad con el movimiento en favor de los oleoductos.
La gente está harta. Ya han tenido suficiente y están levantando la voz.

Las protestas de los gilets jaunes ("chalecos amarillos") contra los impuestos excesivos y la falta de representación que han estallado en toda Francia durante el último mes se están extendiendo ahora a diferentes partes del mundo. Recientemente, ha habido manifestaciones similares en otros países europeos, como Bélgica, los Países Bajos, Alemania, el Reino Unido y Suecia.

Parcialmente inspirados por el levantamiento masivo de la gente en Francia, los residentes de Grande Prairie, Alberta, realizaron una gran manifestación pública en un parque del centro de la ciudad el domingo pasado. El evento fue promocionado como un "mitin a favor de los oleoductos", y fue coordinado en respuesta al inepto manejo y la interferencia del gobierno canadiense en cuatro oleoductos diferentes que estaban destinados a llevar el petróleo de Alberta al mercado mundial.

El fracaso del gobierno en supervisar la implementación exitosa de al menos uno solo de los oleoductos propuestos ha llevado a un récord de precios bajos para el petróleo canadiense, con resultados devastadores para la industria y la economía locales.

La Policía Real Montada Canadiense (RCMP, por sus siglas en inglés) estimó que "al menos 1.500 personas se presentaron" en el mitin, pero algunos organizadores del evento estimaron que el número de asistentes fue de entre 4.000 y 6.000, un récord histórico para esta pequeña ciudad. La reunión fue seguida por un convoy de unos 600-700 camiones que se pasearon por la ciudad, deteniendo el tráfico local por más de 90 minutos.

GO Truck convoy
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Además de mostrar su apoyo a la industria del petróleo y el gas de Alberta, los manifestantes dieron a conocer sus quejas contra muchas de las políticas progresistas globalistas del primer ministro Justin Trudeau, incluyendo su impuesto punitivo sobre el carbono en apoyo del mito del "calentamiento global provocado por el hombre"; su política de fronteras abiertas a favor de la inmigración, patrocinada por las Naciones Unidas; y una interminable letanía de disculpas públicas exageradas a cualquier grupo supuestamente marginado al que Canadá, como país, ha ofendido o maltratado en algún momento de la historia.
GP Demo
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La provincia de Alberta, con abundante riqueza generada por sus tres principales industrias (agricultura, silvicultura y la de petróleo y gas), es posiblemente el principal motor económico de todo el país, y es responsable de miles de millones de dólares de pagos de transferencias de compensación a otras provincias menos ricas anualmente.

No es de extrañar que el pueblo trabajador de esta provincia de Canadá, que antes era la más rica, saliera a las calles en protesta mientras veía cómo su otrora rica y poderosa industria del petróleo y del gas quedaba diezmada por la ilógica, equivocada y miope complacencia de un bufón que gusta del postureo ético, porta calcetines finos y complace a sus manipuladores globalistas. Sería difícil encontrar un grupo de canadienses más enfadados, disgustados y asqueados con su supuesto líder, que los residentes de esta pequeña comunidad del norte.

Desde la manifestación en Grande Prairie, otras manifestaciones similares han tenido lugar en otras partes de la provincia, incluyendo Calgary, Nisku y Edmonton, y se están planeando más.

Y los residentes de Alberta no son los únicos que expresan su oposición a las políticas torpes de Trudeau: Las protestas de los chalecos amarillos están ocurriendo ahora en ciudades de todo Canadá. Durante el fin de semana, los manifestantes en varias ciudades canadienses -incluyendo Winnipeg, Toronto, Halifax y Saskatoon- se organizaron a través de Facebook y otros sitios de medios sociales y luego salieron a las calles y se pusieron chalecos amarillos.

Una página de Facebook titulada "Yellow Vest Canada" ("Chalecos Amarillos de Canadá") ya cuenta con más de 73.000 miembros. También se han creado otras páginas locales, como "Yellow Vest Toronto".

La descripción de la página nacional dice:
"Este grupo va a protestar contra el IMPUESTO AL CARBONO y la traición de los políticos de nuestro país que tienen la audacia de vender la soberanía de nuestra nación a la ONU globalista y sus políticas tiránicas."
Huelga decir que la propagación de este movimiento patriótico entre las clases obreras y medias a los países angloparlantes ha puesto en estado de pánico a los medios de comunicación globalistas-liberales:
Guardian yellow vests
"Canadá da a luz a su propio movimiento de chalecos amarillos - con extrapopulismo de derechas añadido". ¡Con extra dosis de "populismo de derecha", ni más ni menos!
Por un lado, esta expresión de disentimiento masivo contra la clase dominante elitista -no sólo en Europa, sino también ahora en América del Norte- es una señal positiva para la gente común en todas partes, ya que están empezando a darse cuenta de cuánto poder tienen para efectuar el cambio cuando sus voces están unidas contra los gobiernos inútiles y corruptos que ponen sus propios intereses egoístas por encima de aquellos que les eligieron para que les representaran.

Por otro lado, como vimos en la reacción del Estado francés "democrático", es probable que otros gobiernos también vuelvan violentas las protestas en su contra para justificar una mayor violencia a través de la represión y el vilipendio de los manifestantes en los medios de comunicación. ¿Y cuántos abusos sufrirá la gente antes de que estalle la violencia provocada por el gobierno y se convierta en una revolución hecha y derecha? No estoy seguro de que así vayan a ser las cosas, pero así es como ha soplado el viento en circunstancias históricas similares...