Según un reciente estudio, el estado sumerio en el valle de los ríos Tigris y Éufrates se desintegró repentinamente debido a fenómenos climáticos.
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© CC0 / PixabayUn bajo relieve de los sumerios.
La desintegración tuvo lugar hace 4.200 años, coincidiendo con las grandes transformaciones de Egipto y el valle del Indo, las otras dos grandes civilizaciones de la época. Un estudio de estalagmitas en Irán sugiere que una grave sequía y tormentas de polvo pueden haber sido responsables de lo que pasó en las tres regiones.

La Mesopotamia sumeria fue una de las tres civilizaciones más antiguas de la Tierra. Apareció hace unos 6.000 años en la forma de una gran comunidad de ciudades-estado que comerciaban y luchaban entre sí. Ahora, el mismo territorio lo ocupan Irak y parte de Siria.

A mediados del tercer milenio a. C., el legendario zar Sargón de Acadia conquistó todas las ciudades sumerias y las unió bajo el Imperio acadio, creando un cuerpo de leyes, reglas comerciales universales y otras características esenciales de una civilización.

A pesar de ser considerada una de las potencias más sólidas de su tiempo, se desintegró menos de 200 años después de su formación, y su capital, Agadé, desapareció sin dejar rastro.

Las razones de esta desintegración han sido objeto de debate entre los historiadores. Algunos investigadores creían que la aristocracia de Mesopotamia no estaba satisfecha con la centralización del poder y luchó activamente contra Sargón y sus descendientes. Otros atribuyen su caída a la invasión de los nómadas guti, cuyas incursiones devastaban el país y socavaban la autoridad del zar.

Sin embargo, cuando un equipo de investigadores dirigido por Stacy Carolin, de la Universidad de Oxford, estudió una estalagmita de la Cueva Gol-e-Zard en las montañas Alborz de Irán, formada hace entre 5.200 y 3.700 años, vieron que la época había estado marcada por cambios climáticos.

Resultó que la primera superpotencia de Mesopotamia fue arruinada por el clima: hace unos 4.260 años, el crecimiento de las estalactitas se ralentizó drásticamente, lo que indica un repentino y agudo descenso de las precipitaciones. Esta sequía duró más de 300 años, lo que coincide con el comienzo de la era del renacimiento de Mesopotamia y la aparición de Babilonia.

Los científicos registraron paralelamente un aumento similar de la proporción de magnesio y calcio en los 'anillos anuales' en la estalactita. Esto indica el comienzo de tormentas de polvo poderosas que trajeron grandes masas de arena a la cueva. Esos cataclismos deberían haber acelerado la destrucción de la civilización acadia privándola del desarrollo de la agricultura.