El médico oftalmólogo del faraón egipcio Ptolomeo II vivió entre el 300 y el 200 a. C
Nespamedu
© Twitter / @MANArqueologico
El Museo Arqueológico Nacional de España ha publicado ya su boletín anual, que recoge extensos reportes sobre su actividad durante todo el año 2018. En esta última publicación, la institución ofrece todos los estudios correspondientes a un hallazgo especialmente valioso: el de la momia Nespamedu, el oftalmólogo del faraón egipcio Ptolomeo II.

Los trabajos de investigación, que abarcaron varios años, marcaron un hito singular durante la noche del domingo 6 de junio de 2016, cuando varios científicos y funcionarios del Museo Arqueológico trasladaron, en un enorme tráiler refrigerado y con dos vehículos de escolta, tres momias egipcias y una canaria al Hospital Universitario Quirónsalud en Madrid.

Allí, un amplio dispositivo médico aprovecharía las avanzadas tecnologías de diagnóstico por imagen para examinar los cuerpos embalsamados. Era parte del llamado 'Proyecto TAC Momias', que permitiría obtener una información de gran relevancia con un método de estudio no invasivo: la tomografía computarizada de alta resolución (TAC), realizada en los propios escáneres del centro médico.

La intervención se llevaría a cabo con nocturnidad y rapidez, por razones elementales de discreción: nadie quería que visitantes del Museo Arqueológico Nacional echaran en falta a las momias tras las vitrinas... ni que el resto de pacientes del hospital notaran la compañía de tan tétricos 'pacientes'.

Poco después, los resultados eran inequívocos: una de las momias egipcias examinadas era la de Nespamedu, el médico oftalmólogo del faraón, que se hallaba cubierta con cartonajes dorados propios de su estatus social. El trabajo de los arqueólogos y egiptólogos del museo, junto a los radiólogos del hospital, permitió además descubrir una gran cantidad de amuletos y adornos en el interior de la misma momia.


El cuerpo embalsamado de Nespamedu ingresó en la colección del Museo Arqueológico Nacional en 1925 por donación del empresario y académico español Ignacio Bauer, que a su vez la había adquirido directamente al museo de El Cairo.

Tras llegar al puerto de Barcelona en mayo de ese mismo año, la momia tuvo que permanecer más de cuatro meses retenida en la Aduana por problemas burocráticos, bajo la clasificación de "objeto importado".

En la primera catalogación que hace el Museo Arqueológico Nacional de España, puede leerse que se trata de "una momia humana de una dama cuyo cuerpo se conserva fajado y revestido de cartonaje dorado con figuras y símbolos".

Alta categoría social

Casi un siglo más tarde, gracias a las sofisticadas técnicas empleadas, sabemos ya con certeza que se trata de un sacerdote que vivió en época ptolemaica, entre el 300 y el 200 a. C., y que llegó a ser médico personal del propio monarca Ptolomeo II (y tal vez también de su descendiente), y que ejerció sus funciones en el 'sanatorium' de Imhotep-Asclepio, en Serapeum de Saqqara (Menfis) o en Alejandría.


La arqueóloga María del Carmen Pérez Die y el doctor Javier Carrascoso, basándose en la iconografía hallada, consideran que "está claro que [Nespamedu] deseaba dejar constancia de sus creencias y de los cargos que le elevaron a una alta categoría social (...) El hecho de que fuese un médico del faraón nos inclina a pensar que parte de su vida debió transcurrir en Alejandría, donde estaba instalada la corte de los Ptolomeos", tal como recoge el boletín del Museo Arqueológico.

"Cara a cara" con Nespamedu

El material gráfico obtenido permitió además otra curiosa forma de acercamiento al pasado, a la realidad concreta de la vida de Nespamedu: gracias a la labor de expertos forenses y técnicos especialistas en virtualización del patrimonio, fue posible reconstruir los rasgos faciales a partir de su momia.

Después de una reconstrucción virtual del rostro en tres dimensiones, el escultor español Juan Villa lo materializó utilizando una técnica de modelado forense.


Desde entonces, el rostro del antiguo sacerdote y oftalmólogo egipcio figura junto a su momia en el recorrido permanente de las salas del museo dedicadas a Egipto y Nubia, añadiendo un sugestivo toque de realismo a su exposición, y permitiendo una mirada más directa a la enigmática realidad del Antiguo Egipto.