El popular astrónomo creía que los casos que se habían investigado merecían que la reencarnación fuera científicamente explorada.
Carl Sagan
Carl Sagan
En 1960 el doctor Ian Stevenson, director del Departamento de Psicología de Virginia, documentó más de 2 mil 500 casos de personas que decían haber reencarnado. Aunque su trabajo no logró ser completamente reconocido por la ciencia establecida --ya que es anatema dentro de la academia considerar seriamente estos temas--, sí consiguió generar el interés de algunas personas reconocidas con una mentalidad más abierta. Tal es el caso de Carl Sagan, quien en su libro The Demon Hunted World escribe:
"Hay tres afirmaciones de la parapsicología que, en mi opinión, merecen ser estudiadas seriamente", siendo una de ellas el caso de "niños pequeños que en ocasiones reportan detalles de sus vidas previas, que al ser revisados prueban ser precisos y los cuales no podrían haberse conocido por otro medio que la reencarnación".
Sagan aclara que no cree en la reencarnación, pero explica que es necesario estudiar estos fenómenos, luego de conocer el trabajo de Ian Stevenson, como bien apunta Jim Tucker, el heredero de Stevenson en la Universidad de Virginia y continuador de su investigación.

Tanto Tucker como Stevenson consideraron otras alternativas a la reencarnación, que necesariamente supone la existencia de un alma inmaterial, algo que destruye el paradigma científico dominante basado en el materialismo. En un artículo publicado por la Universidad de Virginia, Tucker señala que los más de 2 mil 500 casos sugieren que:
Existe evidencia de que memorias, emociones, e incluso traumas físicos pueden, bajo ciertas circunstancias, pasar de una vida a otra. Los procesos involucrados en dicha transferencia de conciencia son desconocidos, y esperan futura dilucidación. Puede existir algo que sobreviva la muerte del cerebro y la muerte del cuerpo que de alguna forma está conectado al nuevo niño. A lo largo del tiempo me he convencido de que existe más en el mundo que el solo universo físico. Existe la mente, que es su propia entidad.
En Occidente se han planteado diferentes explicaciones a estos casos, además de la memoria selectiva. Una ellas está vinculada a la resonancia mórfica de Rupert Sheldrake, una teoría que señala que la información existe en la naturaleza como un campo, independientemente de las células animales, que en realidad sintonizan estos campos de memoria inherente en el espacio. Tal vez una persona podría resonar con cierta información e identificarse con la información. Otra interpretación similar tiene que ver con la idea de Carl Jung del inconsciente colectivo.

La teoría de la reencarnación, tan arraigada en Oriente, no es para nada ajena al pensamiento occidental. Debemos recordar que muchos filósofos griegos, incluyendo a Platón, Sócrates y Pitágoras, creían en la metempsicosis, o la transmigración de las almas. Platón cuenta esto con el mito de Er, explicando que la gran mayoría de las personas beben de Lete, el río del Olvido, y reencarnan olvidando completamente la historia de su alma, pero algunos casos excepcionales (como el de Er) beben del río Mnemósine y recuerdan sus vidas pasadas, estando más cerca de su propia alma.