Algo curioso está sucediendo últimamente a través de las redes, un fenómeno social tan prolífico como el desafío de la canela: algunas personas parecen estar entrando en razón. Específicamente me refiero a algunos veganos, y cuando digo entrar en razón, me refiero a que están dejando el veganismo. Están apareciendo más y más videoconfesionales de comentaristas veganos prominentes y no tan prominentes en el último año con el título, o alguna variación de, "Por qué ya no soy vegano". Parece ser una tendencia creciente a medida que cientos, posiblemente miles de veganos, citando problemas de salud irresolubles, vuelven a comer productos animales.

i'm not vegan anymore
"Ya no soy vegana."
En su mayor parte, las decisiones que están tomando de volver a los alimentos de origen animal no parecen ser fáciles. Los videos suelen ser largos, muy humildes y a menudo desgarradores, ya que estas personas confiesan que sus dietas milagrosas no parecen estar proporcionando la salud y la abundancia que se les había prometido. Pero no es sólo que estén cambiando sus dietas. Estos videos tienen un aire apologético, confesando al rebaño que ya no son creyentes, que ya no se creen el dogma, y que abandonan el recinto para volver a las sádicas masas que matan animales. Desgraciadamente, el primer paso hacia la verdad, más que un momento de felicidad y catarsis, es a menudo difícil, ya que la realidad lo golpea a uno como una tonelada de ladrillos y los viejos mecanismos de afrontamiento, como la evasión y la negación, ya no dan el consuelo que alguna vez dieron.

El campeón del mundo y atleta de parkour Tim Sheiff es el último en causar un impacto en nuestra conciencia colectiva de esta manera. Sheiff dejó su carrera atlética para dedicarse al activismo vegano de tiempo completo, comenzando una compañía de ropa llamada ETHCS, así como un popular canal vegano en YouTube. Pero a finales del año pasado, publicó un video en el que confesaba haber recurrido a los huevos y al salmón para tratar de resolver los problemas de salud que estaba experimentando. Esto vino después de una larga línea de intervenciones (incluyendo el cambio del veganismo crudo al veganismo cocido, beber orina durante dos años y un ayuno de agua de 35 días) para tratar de superar su enfermizo estado de salud.

Al principio, Sheiff abordó su regreso a la carne como una medida temporal. Pero ahora, meses después, ya no es vegano.


Aunque muchos de los comentarios que Sheiff recibió fueron de apoyo, gran parte de la respuesta fue rápida y vitriólica. Un sinfín de videos de respuesta han aparecido, en los que se le llama poco ético, un inconsistente que nunca fue realmente vegano en primer lugar. Sheiff es un traidor, que traicionó no sólo a sus fans y a la comunidad vegana, sino también a los propios animales ("¿por qué no te disculpas con los animales?", se le preguntó una y otra vez, y se le culpó por darle prioridad a su propia salud por encima del bienestar de los animales, porque eso es "toxicidad del estado saludable" que no tiene nada que ver con el veganismo. No es broma). Muchos ofrecieron un sinfín de consejos de salud, pasos que se podrían tomar para evitar dejar el veganismo; otros insistieron en que él no estaba haciendo el veganismo "correcto" (cualquiera que señala su inevitable falla de salud en una dieta vegana es invariablemente acusado de "hacerlo mal"). Culparon a su ayuno, culparon a la comida cocinada, la comida cruda, demasiada grasa, no suficiente grasa, no suplementar correctamente -cualquier cosa para evitar enfrentarse a la verdad de que su hermano caído representa otro mensaje deslumbrante de que los humanos no están hechos para ser veganos.

El argumento es que, puesto que el veganismo es una dieta perfecta, cualquiera que experimente consecuencias para la salud no está practicando la dieta perfecta correctamente. Es inquietantemente evocador de los dictócratas de la dieta detrás de las guías de alimentación obligatorias del gobierno, que le dicen a los millones de adherentes que el motivo por el que están gordos y enfermos es porque no están siguiendo las guías apropiadamente, no porque haya algo intrínsecamente malo con las guías (¡imposible!).

Pero el camino de regreso a una dieta sensata es difícil. Cuando uno ha construido toda su identidad sobre una ideología, acumulado una audiencia y, en muchos casos, un ingreso que lo sustenta, en torno a un dogma dietético, un simple cambio en la dieta, que debería ser poco dramático y personal, se convierte en un cambio total en la identidad. Tim ya no es "Tim el vegano"; es sólo "Tim", y con eso probablemente perderá amigos, admiradores e ingresos. De hecho, fue abandonado sin ceremonia como director de la compañía de ropa que comenzó después de admitir que ya no era vegano. Después de todo, no se puede tener una compañía llamada ETHCS [evocando la palabra "ética".- NdT] con un director que es un asesino de animales sin vergüenza y sin ética.

Como sucede a menudo con los veganos que vuelven a los alimentos de origen animal, Sheiff dijo que la diferencia en la salud fue palpable de inmediato. En el video en Youtube de una interesante conversación entre los ex-veganos Casey, del canal Vegetable Police y Bobby, de Bobby's Perspective, Casey habla sobre la calma, claridad y fuerza general que sintió a un día de cambiar a carnívoro del veganismo. En el mismo video, Bobby describió el comer huevas de salmón después de años de veganismo como una experiencia santa; un "despertar del tercer ojo", viendo luz blanca y sintiendo que su cerebro se estaba reconectando. Esto describe la experiencia de una persona gravemente desnutrida que finalmente obtiene la nutrición que necesita. No es que se trate de una curación instantánea, ¡sino que el cuerpo se está comunicando a través de una experiencia dichosa de que lo que el ya no vegano está haciendo ahora mismo es realmente, realmente bueno para ellos! ¡Hazlo de nuevo!

La disonancia cognitiva necesaria para mantener un estilo de vida vegano es verdaderamente astronómica. Los comentaristas veganos emiten el aire de tener una salud perfecta, pero todo el tiempo se están desmoronando. Buscan cualquier excusa de por qué su salud está fallando, cualquier cosa para evitar admitir que su ideología es falsa. Pero ya sea que se trate de una mentira descarada o que se estén mintiendo a sí mismos (así como a otros), están en el error. La dieta vegetariana es una mentira. No es sostenible, como lo demuestra este último éxodo masivo.

Curiosamente, el mismo odio y vitriolo no se ve en los videos titulados "Por qué ya no soy cetogénico". Ninguna indignación, pocas acusaciones de "no lo hiciste bien", o ex-comunicación de las comunidades. Esto se debe a que la dieta cetogénica es precisamente eso: una dieta. Sin embargo, los veganos a menudo dicen que el veganismo no es sólo una dieta. Tienen razón sobre esto. Es un marco ideológico retorcido, una religión que sostiene la falsa creencia de que es posible acabar con el sufrimiento; el de los animales, el del planeta y el del individuo. Como es típico de las ideologías liberales, los veganos están intentando intervenir como caballeros blancos para poner fin al sufrimiento de un grupo marginado sin que se les haya preguntado o sin que tengan una idea clara de cómo se puede lograr esto. Pero, parafraseando a Bobby del vídeo anterior, "Cierra los ojos ante el sufrimiento y crearás más sufrimiento... Siempre hay sufrimiento involucrado [en la vida]. Si no quieres vivir según las reglas de la naturaleza, entonces sufrirás. Es así de simple".

Pero parece que para algunos hay algo seductor en la ideología vegana. Que pueda haber una respuesta simple para salvar su salud, los animales y el planeta en una sola respuesta es atractivo por su simplicidad. Y mientras esto sucede en el nivel micro, la élite corporativa está presionando al veganismo desde arriba. No hay ningún medio de comunicación que no haya publicado un titular en las últimas semanas declarando la necesidad de que el mundo se vuelva vegano para salvar el planeta y nuestra salud. Es interesante que los medios de comunicación hayan dejado de lado la narración de los derechos de los animales al empujar al veganismo, separándose de la multitud fanática de los veganos, los PETAs y los Frentes de Liberación Animal. Las masas necesitan ser suavemente coaccionadas para que adopten una ideología retorcida, y la cara del activismo radical es desagradable para el ciudadano promedio.

El golpe de Estado vegano sigue adelante.

Mucho de lo que aparece en los titulares proviene de varios "estudios" publicados por grupos con agendas a cumplir y que declaran la necesidad vital de cambiar la propia dieta para salvar el planeta. No importa el hecho de que la ganadería pueda ser regenerativa y que, tal como está, sólo represente el 3,9% de los "gases de efecto invernadero". Incluso por su propia narración sobre el cambio climático, el consumo de carne debería ser de muy poca preocupación en el gran esquema de las cosas; sin embargo, es empujado como el paso más importante que cualquiera puede dar para reducir su impacto en la Tierra.

Los últimos titulares se centran en el más reciente "estudio" que acaba de arrastrarse de abajo de una roca: "Food in the Anthropocene: the EAT-Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems" (Alimentos en el Antropoceno: la Comisión EAT-Lancet sobre dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles). No deje que el título pretencioso lo engañe. Lo que hay dentro es propaganda vegana unilateral, que predica una agenda anti-ganadera y anti-carne y presenta una falsa narración sobre el "consenso científico" (Nota: Siempre que alguien le diga que hay consenso en la ciencia, tome su medidor de tonterías porque están mintiendo. La ciencia no es un concurso de popularidad). No es difícil generar "consenso" cuando más del 80% de los involucrados en el estudio son grandes promotores del veganismo.

En un artículo imprescindible de EFA News de Frédéric Leroy y Martin Cohen, titulado "The EAT-Lancet Commission's controversial campaign" (La campaña controvertida de la Comisión EAT-Lancet), los autores detallan la retorcida red de quién está realmente detrás del informe de la Comisión. Del artículo:
¿Se recordará el año 2019 como el año de la intervención de EAT-Lancet, que aboga por un cambio planetario hacia una dieta basada en las plantas? ¿No es sorprendente cómo la carne, que simboliza la salud y la vitalidad desde hace milenios, hoy en día es representada a menudo como perjudicial para nuestros cuerpos, los animales y el planeta? ¿Por qué exactamente el discurso minoritario del vegetarianismo y el veganismo se encuentra actualmente en todos los medios de comunicación? Esta representación generalizada de la carne como intrínsecamente dañina es preocupante, hasta el punto de que algunos académicos, profesionales de la salud y comités de expertos están ahora expresando su preocupación de que hará crecer la desnutrición en los países ricos, y a veces incluso actuará como tapadera o detonante de los trastornos alimentarios. Como tendencia social creciente, los estilos de vida "vegetales" tienen, por supuesto, una razón de ser compleja y muestran heterogeneidad entre sus seguidores, en su mayoría bienintencionados. Sin embargo, los discursos principales parecen estar basados en guiones y algunos de los eslóganes provienen de actores muy respetados.
En lugar de entrar en detalles sobre el artículo, voy a contarle un poco sobre su contenido. La Comisión EAT-Lancet es un grupo de académicos y multimillonarios que creen que tienen el derecho de cambiarnos a todos nosotros, "comedores inútiles", a una dieta basada en plantas. La "ciencia" inventa "cálculos... basados en asociaciones epidemiológicas débiles y confusas que no permiten afirmaciones causales". El multimillonario Gunhild Stordalen, los Clinton, el príncipe saudí Khaled bin Alwaleed, los industriales Stephan Schmidheiny y Maurice Strong, el grupo Lindisfarne, el Instituto de Recursos Mundiales, el Instituto Ambiental de Estocolmo, el Instituto Beijer, el Foro Económico Mundial y el Banco Mundial, el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, el Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados, la WWF, el Centro Barilla para la Alimentación y la Nutrición; todos ellos están de alguna manera vinculados a la Comisión EAT-Lancet y sus intrigas para conseguir que la población planetaria adopte un trastorno alimentario. Estos son los multimillonarios y formadores de políticas que tratan de decirle a usted y a todos los demás en el planeta qué comer (mientras que hipócritamente hacen lo que quieren). "Influir en el etiquetado nutricional y las directrices dietéticas, los desafíos de la dieta de 30 días, el impuesto sobre la carne y... la eliminación de la carne de los menús de los restaurantes", todo esto forma parte del mandato de los promotores de la agenda contra la carne.

Y no es sólo que estén tratando de decírselo. Quieren obligarlo a cambiar tu dieta. De la página 34 del informe de la Comisión EAT-Lancet:
...Sin embargo, es poco probable que la escala del cambio en el sistema alimentario tenga éxito si se deja en manos del individuo o el capricho de la elección del consumidor. Este cambio requiere un replanteamiento a nivel poblacional y sistémico. Por el contrario, las intervenciones políticas duras incluyen leyes, medidas fiscales, subsidios y sanciones, la reconfiguración del comercio y otras medidas económicas y estructurales. Estas intervenciones alteran las condiciones en las que existe toda la población.
Bastante aterrador, ¿no? Una cosa es manipular a la gente para que elija arruinar su salud, pero forzarlos a hacerlo es un nuevo nivel de maldad.

La verdad, por muy inconveniente que sea, es que los seres humanos necesitan nutrientes y esos nutrientes deben provenir de los animales. Las plantas pueden formar parte de la dieta, pero la mayoría, si no la totalidad, de la nutrición debe provenir de fuentes animales. Así es como estamos hechos, por muy cruel que parezca. Mientras que las élites están tratando de forzar a la población al veganismo a través de cambios en las políticas y las medidas fiscales, usando los principales medios de comunicación para coaccionarlo a usted a través de la culpabilidad por su existencia que mata el planeta, la gente en la base de la pirámide está descubriendo de manera dura que la dieta vegana simplemente no funciona. Mientras que los militantes veganos le dirán que su salud deficiente es el precio que debe pagar por salvar a los animales y al planeta, al menos algunos de los plebeyos no se lo están creyendo, lo cual es la respuesta sensata y legítima a una propuesta tan radical. Y afortunadamente el mensaje se está difundiendo, a medida que más y más videos y artículos de "Por qué ya no soy vegano" aparecen en Internet. Si el mensaje de estos humildes YouTubers puede proliferar de manera suficientemente amplia, la resistencia en contra de la agenda corporativa vegana puede ser posible.