Un texto cuneiforme recuperado dice que la antigua Karkamis fue invadida debido a una "traición" y salió renovada de esa conquista, pero su ascenso no duró mucho.
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© Universidad de Bolonia / disci.unibo.itFragmentos de los cilindros de Karkamis
Científicos de la Universidad de Bolonia (Italia) han descifrado un texto relacionado con el rey Sargón II de Asiria, quien gobernó entre los años 722 y 705 antes de la era común. La inscripción, mal conservada, se remonta al año 713 a.C. y relata la conquista de la ciudad de Karkamis, descubriendo los planes de convertirla en la nueva capital del reino asirio.

Las inscripciones cuneiformes fueron halladas en tres cilindros de barro fragmentados durante la expedición arqueológica turco-italiana del 2015 a las ruinas de la mencionada ciudad, que se encuentran a orillas del río Éufrates, en la frontera turco-siria. Ninguna línea del texto estaba completamente intacta y en el mejor de los casos se podían leer dos tercios de cada una, destaca un comunicado difundido la semana pasada por la casa editorial de la Universidad de Chicago.

No obstante, los investigadores han podido descifrar 38 líneas del texto en acadio y dicen que relata la "traición" del rey hitita Pirisi, con sede en Karkamis. Acto seguido Sargón II invadió esa ciudad estado, expulsó a dicho gobernante y englobó su ejército en las fuerzas armadas de su imperio.
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© Universidad de Bolonia / disci.unibo.itUn relieve asirio hallado en Karkamis
Los investigadores supieron que Sargón II reconstruyó el sistema de conductos de agua en la ciudad y organizó jardines, algo que descubría su intención de elevar a Karkamis a capital del imperio. Sin embargo, la muerte del gobernante durante una expedición a Tabal (un reino al este de la actual Turquía) impidió que dichos planes se cumpliesen.

Los herederos de Sargón II no tenían mucho interés en Karkamis y la ciudad sufrió un declive económico. A finales del siglo VII a.C. fue destruida por las tropas babilónicas.

El comunicado anuncia la publicación este abril de un artículo al respecto del investigador boloñés Gianni Marchesi en el Journal of Near Eastern Studies.