
El declive de este producto por excelencia ligado a la agricultura de la isla se ha debido además de a la falta de agua a otros factores, como por ejemplo a la falta de previsión, al no haberse efectuado una limpieza genética de la variedad que se venía cosechando en la isla (la grano de oro), lo que ha hecho que haya ido perdiendo con los años calidad y tenga menor demanda que otras variedades existentes en el mercado. Todo ello ha propiciado el hundimiento de esta cosecha, de forma que la poca cebolla que se ha plantado ha sido de forma isla, pero no intensiva como solía ser tradicional.
Sin embargo, este año sí ha podido salvarse la cosecha de ajillo, que llegará a unos 85.000 kilos, según fuentes del sector. El hecho de que esta variedad se plante en septiembre y no como la cebolla que se planta habitualmente en diciembre, ha hecho que se haya podido beneficiar de los pocos litros de lluvia que el cielo ha dejado en la isla desde entonces.
Otros productos que siguen mantenido a flote el sector agraria de la isla también se van a ver muy afectados por la falta de lluvia. Es el caso de la papa y la uva, cuyas producciones se estima que se verán reducidas a la mitad de las cosechas que se obtuvieron en 2018. En el caso de la producción de uva, el sector ya apunta a que este año se estima que no puedan rebasarse los 2 millones de kilos, frente a los casi cuatro que se obtuvieron el pasado año, siendo aquella una de las cosechas más generosas que se recuerdan en décadas.
Además, la sequía no solo está pasando factura al sector agrario en general, salvo en aquellas zonas de la isla a donde llega el agua de riego, sino que también está teniendo consecuencias en la ganadería. De este modo el campo está muy seco y apenas hay alimento para el ganado, lo cual hace que el sector tenga que recurrir a alimentar a los animales a base de piensos alfalfa y paja traída de la península, lo que dispara drásticamente los gastos para el sector.
Comentario: Se avecina un desastre global de alimentos en todo el planeta.