El viaje del héroe es un concepto acuñado por Joseph Campell, para describir el modelo básico del relato épico en todas las civilizaciones. También es conocido por monomito, y está perfectamente descrito en su obra "El héroe de las mil caras", de 1949.
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El autor sostiene que los héroes de todas las culturas del mundo comparten entre sí unas características comunes. Además, la transformación del héroe vendría dado por un ciclo característico, también llamado el viaje del héroe.

En este ciclo, el héroe debe atravesar por una serie de fases, pruebas y obstáculos que terminarán por forjar su personalidad y conducta. Lo más increíble de todo, es que todos, en gran o pequeña medida, somos héroes en algún o algunos aspectos de nuestra vida.

El viaje del héroe no solo hay que verlo desde el punto de vista cultural y mitológico; seguramente, al leer estas líneas, te sientas identificado con muchos de los procesos que aquí se describen.

El viaje del héroe: las 3 etapas

Joseph Campbell divide el viaje del héroe en 3 fases principales:
  • La partida: donde el héroe debe apartarse del mundo que conoce para dar inicio a la aventura
  • La iniciación: es la etapa vital en la que deberá hacer frente a las pruebas y obstáculos que la persona deberá superar para convertirse en un héroe
  • El retorno: la fase final en la que el ya convertido en héroe regresa de su viaje con todos los conocimientos y destrezas adquiridos
Como veremos, cada etapa cuenta con una suerte de subetapas. No obstante, en el viaje del héroe no es necesario pasar por cada de una ellas. Las etapas principales sí son obligatorias.
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El viaje del héroe: La partida

Dentro de esta etapa inicial en el viaje del héroe, Campbell describe 5 subetapas.

1. La llamada a la aventura

El héroe empieza la aventura en el mundo que, para él o ella, es familiar y conocido. Así pues, todo es familiar, estable, predecible, y se siente cómodo en ese mundo.

Sin embargo, en un momento determinado, al héroe se le presenta una situación determinada a la que debe enfrentarse. Puede ser un desafío, una aventura o un problema que debe resolver.

Por consiguiente, debe decidir si acude a la llamada del destino, si cambia radicalmente su forma de vida, si se atreve a adentrarse en lo desconocido y a alejarse de todo aquello que le resulta predecible y familiar. Es decir, a salir de la zona de confort.

2. La negativa a la llamada

Por comodidad o miedo al cambio. O bien, por el apego a la vida que conoce y a la rutina, el héroe expresa duda o temor a acudir a la llamada. Puede que rechace cambiar su vida para enfrentarse a la situación que debe resolver.

En este caso, el autor destaca la fuerza psicológica del héroe frente a aquellos atascados simbólicamente en su propio ego, que son incapaces de tomar la acción. En muchos casos, el héroe ha de salvar a estas personas de sí mismos.

3. La ayuda sobrenatural

Aquellos valientes que aceptan la llamada a la aventura, a menudo se encuentran con la ayuda de una figura protectora, que representa la fuerza protectora y benigna del destino. Además, es guía y maestro del héroe durante su periplo.

Este personaje puede reflejarse a través de un anciano o anciana, una persona más sabia y experimentada, una especie de mentor para el héroe que lo orienta y le otorga alguna especie de amuleto, real o simbólico con el que puede hacer frente a dificultades específicas.

4. El cruce del primer umbral

El héroe debe ahora atravesar la línea simbólica que separa ambos mundos. Esto es, el mundo conocido por aquél y un mundo diferente. Por lo tanto, ahora debe adentrarse en lo desconocido y dejar definitivamente atrás la seguridad que le ofrecía la rutina y lo familiar.

En este punto el compromiso con la aventura es serio y unívoco. Por consiguiente, se dejan atrás los límites del mundo conocido y se avanza hacia un nuevo mundo mágico, desconocido y peligroso, donde sus características aún están por definir.

5. El héroe en el vientre de la ballena

Es una etapa muy ligada a la anterior. El los mitos, aparece como continuación del cruce del umbral. En ella, se remarca la muerte simbólica del héroe, no porque muera, sino porque parece que ha sido tragado por lo desconocido. Por lo tanto, parece que hubiera desaparecido o muerto, al igual que Jonás cuando se lo tragó la ballena.

En definitiva, la aventura absorbe al héroe, de forma que está muy lejos de nuestro mundo, pero luchando dentro de otro mundo completamente diferente.

El viaje del héroe: La iniciación

Esta etapa es crucial, pues aquí se dan las pruebas y obstáculos que el héroe debe superar.

1. El camino de las pruebas

En un mundo completamente nuevo y desconocido, el héroe hará frente a una serie de pruebas que deberá superar. Según Campbell, estas pruebas son un "proceso de disolución, de trascendencia o de transmutación de las imágenes infantiles de nuestro pasado personal". En otras palabras, representan toda una experiencia cargada de nuevos aprendizajes, crecimiento y madurez. Toda una etapa de crecimiento personal.

2. El encuentro con la diosa

La diosa representa el modelo de belleza y deseo, la meta de todos los héroes. Sin embargo, en nuestro caso, representa la gran prueba final que el héroe ha de ganar para obtener el don del amor (amor fati).
"Amor fati" proviene del latín y significa "amor del destino". O sea, aprender a aceptar todo lo que sucede en la vida, lo bueno y lo malo, incluido los sufrimientos y las pérdidas.
  • Desde el punto de vista masculino, al final de la aventura tendríamos un matrimonio místico del alma triunfante del héroe con la Reina Diosa del Mundo
  • Y desde el punto de vista femenino, es ella quien por medio de sus cualidades, su belleza o deseo se convierte en la consorte de un ser inmortal
3. La mujer como tentación

En esta etapa el héroe debe hacer frente a la tentación. En la mayoría de los mitos esta viene representada por una figura femenina, pero no siempre tiene que ser así. Por tanto, el eje central de esta etapa es la lucha contra la tentación en cualquiera de sus formas.

Además, es importante no sucumbir a la tentación carnal, física o material, pues amenaza al héroe al desviarlo de su camino. De hecho, esta será una de las mayores pruebas a las que tenga que enfrentarse el héroe. Como resultado, accederá a una conciencia amplificada y a un refuerzo de su voluntad y carácter. El héroe ya no volverá a ser el mismo.

4. La reconciliación con el padre

El héroe, tras ir superando las pruebas e ir transformándose psicológica y espirualmente, es capaz de dejar atrás los traumas infantiles. Ahora el padre es una figura que le servirá de ejemplo en muchos sentidos. Sentirá una unión más cercana a él.

En el caso femenino, la reconciliación sería con la madre. En la etapa infantil, niños y niñas ven al progenitor del mismo sexo como un rival, un intruso y enemigo. Sin embargo, a medida que el héroe madura se da cuenta de que el padre y la madre son iguales en su esencia elemental.

5. Apoteosis

La apoteosis es el momento en el que el héroe alcanza la cima de su transformación espiritual y humana. En él, se libera de todo temor. Además, las cosas mundanas ya no le afectan. Simbólicamente, ha muerto y renacido. Ahora es una persona nueva, libre y más fuerte. Nada lo puede parar.

6. La gracia última

En esta última etapa, el héroe obtiene el don que había perseguido desde el principio, aquél para el que se ha estado preparando durante toda la aventura.

En esta fase deberá enfrentarse con el guardián del don o el elixir. Aquel solo le otorgará la recompensa a aquellos que se hayan probado sobradamente. Incluso, pueden llegar a ser extraordinariamente cautelosos o severos, por lo que el héroe puede recurrir a otros métodos para obtener el elixir.

Este último don puede ser espiritual o material, como el Santo Grial. Por tanto, muchas veces no hay que verlo como un simple objeto físico que el héroe debe obtener.

El viaje del héroe: El regreso

En esta postrera etapa, el héroe regresará transformado física, mental y espiritualmente y con los conocimientos y dones necesarios para restaurar el orden.

1. La negativa al regreso

Según Campbell, cuando la misión del héroe se ha llevado a cabo, por penetración en la fuente o por medio de la gracia de alguna personificación masculina o femenina, humana o animal, el aventurero debe regresar con su trofeo transmutador de la vida.

El ciclo completo, requiere que el héroe empiece ahora la labor de traer los misterios de la sabiduría al reino de la humanidad, donde la dádiva habrá de significar la renovación de la comunidad, de la nación, del mundo.

Sin embargo, ahora el héroe puede mostrarse reticente de volver a su mundo. Esta fase funcionaría al revés que la negativa a la llamada.

2. La huida mágica

Como se expuso en la subetapa de la última gracia, el héroe puede obtener el don o el elixir con la bendición de los dioses o del guardián. Sin embargo, cuando este lo obtiene pese a la oposición del guardián, con tretas o incluso mediante el robo, esta fase daría lugar a una persecución agitada.

Es decir, el guardián o dios persigue al héroe para matarlo y recuperar el elixir, oponiendo en su camino milagrosos obstáculos y realizando el héroe todo tipo de fugas mágicas.

3. El rescate del mundo exterior

Como alternativa a la huida mágica, puede ser que el héroe necesite ser asistido por el mundo exterior para su regreso. Es decir, puede que ahora sea el héroe el que necesite la ayuda de los demás y ser rescatado.

En esta fase final, el héroe puede quedar fascinado por ese mundo, por la nueva situación creada, así como por los seres perfectos que en él se encuentran. En esta situación, tal vez sean otros los que deban recordarle la importancia que tiene el éxito en su misión para su mundo de origen.

4. El cruce del umbral de regreso

Una vez completada la aventura, el héroe debe regresar con el elixir o su nuevo don, pero entonces, ¿cómo explicar con palabras aquello que se ha vivido de forma profunda y espiritual? ¿Cómo hacerse entender por la sociedad?

El héroe se siente solo e incomprendido. En esta ocasión, la dificultad radica en el impacto que tiene volver a cruzar el umbral entre esos dos mundos, pero ahora en sentido contrario.

Por tanto, al héroe le horrorizan las banalidades de la vida, el poco calado espiritual y la simpleza de sus gentes. Siente que su transformación ha hecho que no termine de encajar. Sin embargo, en esto último estaría la clave.

Y es que, no había un umbral físico que separaba su mundo y el mundo mágico, el umbral, el límite estaba en su propia persona. Somos, pues las personas, las que nos imponemos nuestros propios límites, somos nosotros nuestro peor enemigo. Aquél por el que nos dejamos vencer. Derrotar nuestro ego, sin duda, equivale a vencer el Dragón.
El enemigo nunca estuvo fuera, sino dentro de nosotros mismos
5. La posesión de los dos mundos

El héroe es consciente de que los dos mundos son, en esencia, uno solo. Por tanto, lucha para lograr un equilibrio entre lo mundano y lo trascendente, hallando las conexiones fundamentales entre ambos.

6. La libertad para vivir

Si el héroe obtuvo el éxito en su aventura hasta el punto de regresar con su don o con el elixir al punto de partida, el viaje del héroe se cierra aquí. Como consecuencia, el héroe se ha visto radicalmente transformado, en comunión con las leyes naturales y en conexión con los dos mundos. Ahora, es libre para rehacer su vida, vivir y prosperar en paz y libertad. Es el final feliz de los cuentos de hadas.

Conclusiones

A lo largo de milenios en todas las culturas y civilizaciones del mundo, se han sucedido los mitos. La importancia del mito heroico es fundamental para el desarrollo humano, personal y espiritual de los individuos.

Este mito, no solo transmite que la voluntad puede sobreponerse al destino, sino que constituye un ejemplo cara a la transformación o individuación del ser humano. Además, refleja, desde una perspectiva simbólica, cómo hacer frente a las crisis vitales y estados de necesidad.

El poder del mito heoíco, tan presente en la actualidad como lo estaba antes, no es solo un hecho meramente expositivo, es un proceso transformador para el ser humano, casi podríamos decir que es como una psicoterapia. No obstante, es una terapia que alcanzaría al espíritu.

Finalmente, señalar que a lo largo de nuestra vida, todos hemos podido pasar por crisis vitales y acontecimientos que nos ha puesto a prueba, y de los que hemos salido vencedores. No es necesario ser Perseo, Perceval o el Rey Arturo; todos podemos ser héroes en nuestra propia vida.

Para ello, debemos aceptar la llamada, superar los obstáculos y pruebas que esta nos pone, y hacernos con el don más valioso de todo: la capacidad de vencernos a nosotros mismos y de transformarnos personal y espiritualmente. También, hacer de nuestra voluntad un bastión inexpugnable y de nuestro propio comportamiento un ejemplo para los demás.

Y, cuando lo hayas conseguido, puedes darte a los demás, ayudar a otros y compartir tu experiencia con ellos. Se trata de hacer de este mundo un lugar mejor, a través de mejorarnos en primer lugar a nosotros mismos. En palabras de Wittgenstein: Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo.

Referencias:
  • Campbell, J. (1959). El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito. Fondo de Cultura Económica.
  • Campbell, J. (2017). El poder del mito. Capítán Swing Libros.
  • Campbell, J. (Ed.). (1997). Mitos, sueños y religión. Barcelona: Kairós.