
Ojo de un paciente con dispersión del pigmento del iris.
Según se detalla, el paciente, hombre de 44 años con un historial familiar de glaucoma, tenía una presión intraocular más allá de lo normal (21 mmHg, cuando lo sano es entre 12 y 20 mmHg) y una agudeza visual de 0,8.
Tras mudarse a una nueva localidad, acudió a la consulta de un oftalmólogo, que detectó en sus dos ojos un defecto que provocaba una dispersión del pigmento del iris. Esa condición no solo tenía como resultado crear el efecto de un impresionante anillo en sus pupilas, sino que también amenazaba seriamente la vista del hombre.
"Este pigmento se acumula en la malla trabecular del ojo y puede prevenir el drenaje del humor acuoso, lo que conduce a un aumento de la presión intraocular y el posterior daño del nervio óptico, conocido como glaucoma pigmentario", indicaron los especialistas.
El paciente fue sometido a una trabeculoplastia — tratamiento láser contra el glaucoma — tras lo cual continuó utilizando gotas oftálmicas para reducir su presión itraocular.