En 1966 un bombardero accidentado dejó caer cuatro bombas nucleares en la playa de Palomares (Almería). Muchos de los soldados que participaron en la limpieza de la zona desarrollaron enfermedades y ahora serán indemnizados.
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© Bettmann / Gettyimages.ruEfectivos de EE.UU. se preparan para rastrear la costa de Palomares (Huelva, España). 29 de enero de 1966.
El Tribunal de Apelaciones de EE.UU. ha dictaminado que los soldados veteranos que enfermaron por limpiar la playa española de Palomares (Huelva) tras la caída accidental de cuatro bombas nucleares estadounidenses en 1966, tienen derecho a demandar indemnizaciones por discapacidad. Según los magistrados, la radiación ionizante a la que estuvieron expuestos entonces puede considerarse causante de sus problemas de salud.

Se trata del resultado de una demanda colectiva liderada por el sargento retirado Víctor Skaar, un veterano de la Fuerza Aérea que participó en la limpieza de la costa almeriense y ahora sufre una grave leucemia. El dictamen del tribunal norteamericano constituye ahora un reconocimiento de algo que las autoridades de España y EE.UU. negaron enfáticamente en su momento: que las aguas de la playa de Palomares habían quedado contaminadas de radiactividad tras el accidente.
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© wikipedia.org / Dominio públicoDos bombas de Palomares en el Museo Atómico Nacional de Albuquerque, Estados Unidos.
En consonancia con esa tesis oficial, todas las demandas que los afectados han presentado a lo largo de las últimas décadas fueron desestimadas.

Un asunto pendiente en la historia de España

El 17 de enero de 1966, en plena Guerra Fría, dos aeronaves de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, un avión cisterna y un bombardero estratégico B-52 colisionaron en vuelo en una mala maniobra de repostaje. Esto provocó el desprendimiento de las cuatro bombas termonucleares que transportaba el bombardero, así como el fallecimiento de siete de los once tripulantes que viajaban en los dos aviones.

Cada una de las bombas caídas al mar tenía un potencial destructivo 70 veces mayor que las que pulverizaron Hiroshima y Nagasaki.

Las imágenes del baño que se dio poco después en la playa de Palomares el entonces ministro español de Información Manuel Fraga, junto al embajador estadounidense y otras autoridades locales, para convencer a la población de que no existía peligro por radiación en la zona, forman parte de la memoria colectiva de España.

Desde entonces, en el país ibérico, el asunto sigue enterrado en el silencio institucional, aunque hace poco más de un año, el Consejo de Seguridad Nuclear publicó una lista de los lugares de la geografía española que presentan contaminación radioactiva, encabezada precisamente por Palomares.
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© wikipedia.org / Dominio Público
Medio kilo de plutonio

De acuerdo con el físico nuclear Francisco Castejón, uno de los dirigentes de la ONG Ecologistas en Acción, "el territorio de Palomares sigue siendo el lugar más contaminado por plutonio de Europa". También precisa que "los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) han mostrado que existe en la zona medio kilo de plutonio distribuido en una extensión de la tierra contaminada de unas 60 hectáreas, en cuatro zonas".

Castejón asegura, además, que "la contaminación llega en algunos lugares hasta profundidades de seis metros y, en total, habría que remover unos 50.000 metros cuadrados de tierra para limpiar el territorio".