Traducido por el equipo de SOTT.net en español

La adolescente Greta Thunberg en su papel de activista ambiental es el tema de un documental que se estrenará próximamente. Ha sido realizado por un equipo que la ha seguido desde los primeros días de su huelga escolar. ¿Todavía creen que su ascenso a la fama fue accidental?
Greta
Thunberg, recientemente coronada Personaje del Año por la revista Time, añade un documental a su floreciente currículum. Este lunes anunciaron que la película titulada tentativamente 'Greta', la estrenaría la compañía Hulu en 2020 a más tardar. El director Nathan Grossman ha seguido a esta joven prodigio del clima hasta los confines de la tierra, desde su escuela, en la acera frente al Parlamento sueco, hasta el alta mar a bordo del velero de carreras Malizia II, de 4 millones de dólares. El único otro crédito IMDB (de sus siglas inglesas Base de Datos para Películas e Internet) de Grossman hasta la fecha es una película sueca titulada "Köttets lustar" ("Los deseos de la carne"), que a pesar de sonar pornográfico, pretende mostrarnos la historia de un hombre " "contemplando su vida como carnívoro".

Uno podría preguntarse si el meteórico ascenso de Thunberg, que se inició con sus protestas en solitario en una acera para luego convertirse en acoso de los gobernantes mundiales para revindicar su futuro robado, fue tan orgánico como nos lo quieren dibujar, puesto que un equipo ya la estaba filmando desde que se encontraba sentada en la acera, sin que nadie la acompañara. No estamos ante la historia de unos padres intentando convertirla en una celebridad desde que tenía apenas 12 años para aprovecharse de un programa de televisión que acabaría siendo rechazado por la emisora sueca SVT. ¡Pero qué importa! Todo eso sucedió, a pesar de los pesares.

Los padres de Thunberg, la cantante de ópera Malena Ernman y el actor Svante Thunberg, son famosos por derecho propio, y no cuesta nada entender cómo sus conexiones pueden haber acelerado el proceso de convertir a Thunberg en el símbolo omnipresente del cambio climático. Su ascenso ha sido meticulosamente coreografiado, su huelga escolar se hizo famosa el primerísimo día gracias a Ingmar Rentzhog de la red social del cambio climático 'We Don't Have Time' ("El tiempo se nos acaba"). Rentzhog, que ya es amigo de los padres de Thunberg, ya ha sido acusado de utilizar la imagen de la niña para recaudar millones de dólares destinados a su empresa, convirtiéndola de paso en un nombre que suena familiar.

Un año más tarde, su imagen, mayor que su estatura real, honra los cuatro pisos de un muro en San Francisco, las cafeterías de Tel Aviv (donde se supone que su mirada desaprobatoria avergüenza a los comensales que se sirven de utensilios de plástico), y Trafalgar Square de Londres, donde una escultura de hielo tallada a su imagen fue levantada en octubre para burlarse de lo que un trío de "creativos" esperan representar: una estatua permanente de la cruzada por el clima. Un coloso sobre el Canal de la Mancha no debe estar muy lejos.

Sin embargo, ya hay indicios de que no todo encaja en el mundo de Thunberg. A pesar de los cientos de miles de personas que participaron en una huelga escolar en Madrid para realzar su participación en la reciente conferencia sobre el clima, y la emergencia climática que la UE finalmente acuñó el mes pasado, las soluciones aportadas están muy por debajo de la magnitud del problema descrito.

La propia Thunberg se lamentaba no haber logrado nada importante respecto de las emisiones después de un año de huelga escolar, diciendo que la situación del planeta sigue igual de expuesta a cualquier fatalidad como lo estaba antes del inicio de su exitosa campaña que pretendía avergonzar a los líderes mundiales y convencerlos de que se preocuparan por este tema. De hecho, a medida que más países se ven obligados a declarar la "emergencia climática" y a "emprender algo [que nunca se especifica]" para la reducción de las emisiones a cero, para el día anterior, sin que se presenten soluciones concretas, menor es la probabilidad de que sean capaces de producir los recortes deseados.

En cambio recurren al pensamiento mágico -compensación del carbono, 'cap and trade', impuestos sobre el carbono y otros esquemas y estafas que esencialmente equivalen a sobornar al clima para que se mantenga tal cual- o, más específicamente, a sobornar a las autoridades climáticas para que miren hacia otro lado mientras sigue expandiéndose la contaminación. El pánico nunca produce decisiones sabias, sin embargo, las autoridades globales están tomando en serio el consejo de Greta Thunberg al actuar como si la casa estuviera en llamas. Si no prestan atención, eso es lo que sucederá.