Traducido por el equipo de Sott.net en español

Recientemente, he notado un fuerte resurgimiento de una perezosa tendencia a culpar de todos los problemas del mundo a "los judíos". Por lo menos el 20% de mis artículos publicados durante el año pasado han resultado en que los lectores me condenen por no decir que los judíos son la mano causal que maneja el mundo. Ahora me gustaría mucho decir algo sobre esto. Creo que esto es especialmente importante, ya que un número creciente de plataformas influyentes de medios alternativos como Russia Insider se ha movido no sólo hacia una narrativa absolutamente antijudía, sino también peligrosamente pro-hitleriana que creo que debe ser cortada de raíz y puesta en alguna perspectiva racional.
trump Jews
Recientemente, he notado un fuerte resurgimiento de una perezosa tendencia a culpar de todos los problemas del mundo a "los judíos". Por lo menos el 20% de mis artículos publicados durante el año pasado han resultado en que los lectores me condenen por no decir que los judíos son la mano causal que maneja el mundo. Ahora me gustaría mucho decir algo sobre esto. Creo que esto es especialmente importante, ya que un número creciente de plataformas influyentes de medios alternativos como Russia Insider se ha movido no sólo hacia una narrativa absolutamente antijudía, sino también peligrosamente pro-hitleriana que creo que debe ser cortada de raíz y puesta en alguna perspectiva racional.

Sólo para decirlo claramente: no soy fan de la ADL [Liga Anti-Difamación, organización en favor del judaísmo e Israel.- NdT], de la dinastía bancaria Rothschild, de la joven dinastía Warburg, de los pedófilos afiliados al Mossad o de George Soros. No apruebo las intrigas masónicas de B'nai Brith, ni apruebo la lógica del "Gran Israel" de los sionistas amantes de Jabotinzky, que tienden a creer que todo el Medio Oriente, desde Palestina, Jordania, Siria, Irak, Líbano e Irán, les pertenece por derecho.

Sin embargo, creo que hay algo profundamente bello en la matriz cultural judía que proviene de pensadores humanistas platónicos como el Rabino Filo de Alejandría (20 a.C.-50 d.C.), Moisés Maimónides (1138-1204) y el gran erudito Moisés Mendelssohn (1729-1786), cuyas sorprendentes contribuciones al conocimiento humano dieron origen al increíble movimiento renacentista de Alemania en los siglos XVIII y XIX. El surgimiento de artistas judíos modernos que lideraron el renacimiento yiddish como I.L. Peretz y Shalom Aleichem alimentó sus almas con tal inspiración ecuménica a principios del siglo XX. El surgimiento del sionismo moderno, como veremos, fue diseñado explícitamente para destruir esta tradición espiritual positiva dentro del judaísmo, reduciéndola a un culto de "sangre y tierra".

Mientras que los sionistas radicales tienden a ser moldeados por su imagen elitista de sí mismos como el "pueblo elegido" de Dios (lo que los acerca peligrosamente al concepto ubermenschen de Nietzsche, que inspiró al joven Hitler), los humanistas judíos, desde Filón hasta Mendelssohn, lucharon por definir el concepto del Antiguo Testamento de "pueblo elegido" como elegido para ser el primero en moralidad, sabiduría y amor. Con este mandato de amar a todos nuestros semejantes, ya que estamos hechos a imagen del creador, Mendelsohn explica en su poderoso libro Jerusalén (1782):
"no puedes dudar en considerar el amor como una preeminencia al menos tan sublime como el poder, en acreditar al ser supremo no sólo como todopoderoso sino también como todo-bueno, y en reconocer al Dios de la fuerza también como el Dios del amor". 1
Dentro de estos textos judíos, uno encuentra la cura no sólo para los fracasos del sionismo, sino para todos los males ideológicos de nuestra actual era hobbesiana.

La paradoja sionista de Trump

Una vez establecido este marco general, me gustaría tratar mi tema principal en forma de paradoja.

Trump es el primer presidente estadounidense en más de 50 años que ha planteado una seria amenaza al Estado Profundo, lo que ha dado lugar a un esfuerzo de tres años por parte de las más altas esferas de la oligarquía angloamericana para dirigir una campaña de destitución sin pruebas. Incluso la Cámara de los Lores británica ha declarado irrevocablemente que la reelección de Trump es un escenario intolerable para el imperio. AUNQUE... Trump apoya a los sionistas y los sionistas en general apoyan a Trump.

Algunos influyentes medios de comunicación alternativos han llegado a la conclusión de que Obama era un líder muy superior a Trump simplemente porque los jabotinskianos como Benjamin Netanyahu lo odiaban por hablar ocasionalmente en contra de las ofensivas israelíes contra Palestina y por no apoyar el reclamo de Israel sobre Jerusalén. Por supuesto, la política pro israelí de Trump ha ido en contra de Obama en muchos puntos, pero ¿eso lo convierte en un cómplice sionista que merece ser destituido, como afirman muchos de sus detractores?

Bueno, si Israel era realmente LA agencia causal en los asuntos mundiales, se podría decir que sí. Sin embargo, desde la creación del sionismo en el siglo XIX dentro de las entrañas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña por el Conde de Shaftesbury y el Fondo de Exploración Palestina de 1865, hasta el Acuerdo anglo-francés Sykes-Pikot de 1916, la Declaración de Lord Balfour de 1917 y el Tratado de Versalles dirigido por la Mesa Redonda que puso a Palestina bajo el control británico en 1919, el sionismo siempre ha sido una agencia reactiva del Imperio Británico y nunca causal como un proceso de arriba hacia abajo.


Comentario: No exactamente. Sí ha sido "causal", pero no exclusivamente.


Incluso la poderosa B'nai Brith fue creada por las organizaciones masónicas británicas en Estados Unidos de América, albergando un Gran Maestro, grados de iniciación y simbolismo masónico desde su fundación en 1875 hasta el presente.

No es sólo el sionismo

La manipulación británica de ideologías radicales en todo el Medio Oriente no termina con el sionismo, sino que conecta directamente con el corazón del wahabismo y la Hermandad Musulmana, ambos frutos de las intrigas imperiales británicas a principios del siglo XX. ¿No me cree? Bueno, ¿le sorprendería saber que la Hermandad Musulmana, que ha jugado un papel tan importante en el auge del fundamentalismo islámico, fue creada por los masones británicos? Porque lo fue.

¿O le sorprendería descubrir que Arabia Saudita es una nación que ni siquiera está preparada para celebrar su 80º cumpleaños, pero cuyo nombre simplemente deriva de una familia de señores de la guerra que Gran Bretaña decidió colocar en la cima de un nuevo reino en 1930? Parte de esa historia fue incluso contada en la película de 1963 Laurence of Arabia... pero sólo una parte. El auge del terrorismo islámico que geopolíticos como Zbigniew Brzezinski, Sir Henry Kissinger y Sir Bernard Lewis desataron como arma contra la Unión Soviética estaba profundamente ligado a esta dinámica creada por los británicos... y estos sociópatas anglófilos lo sabían.

El hecho de que Israel odiara a los tecnócratas wellsianos de un Estado antinacional como Barack Obama no debería ser un misterio, ni tampoco debería serlo su apoyo a la presidencia pronacionalista de Trump. El cambio total en el propio modus operandi de Turquía hacia un programa pro-Rusia/China desde que Putin transformó las "reglas del juego del cambio de régimen" en Medio Oriente en 2015 tampoco debería ser un misterio. Tampoco deberían serlo las 17 naciones árabes que han firmado la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China, ni la tendencia de Arabia Saudita de dejar de actuar como un completo títere de los globalistas centrados en Londres.

A todas estas estructuras de poder, aparentemente opuestas, se les prometió ciertos poderes de gestión de las principales jurisdicciones del mundo después del colapso del orden neoliberal occidental con la condición de que sólo actuaran de acuerdo con ciertas órdenes, y que hicieran el trabajo sucio de sus amos. ¿Lavado de dinero de las drogas? ¿Operaciones encubiertas? ¿Financiación del terrorismo? ¿Manipulación del precio del petróleo? ¿Asesinato encubierto? Cada juego sucio necesario para socavar naciones-Estado soberanas estaba sobre la mesa en esos turbulentos años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y estas estructuras de poder controladas por los británicos eran desordenadas, ruidosas y efectivas.

Incluso en el "sector desarrollado", ciertas nefastas estructuras de poder del siglo XX fueron asignadas para tomar el control privado de vastos sectores de la economía, incluyendo la energía, la agricultura, la medicina, la banca, las comunicaciones y los productos farmacéuticos. Estas redes interactuaron estrechamente con las redes del crimen organizado, dando origen a operaciones sucias norteamericanas como la Familia Bronfman, Mayer Lansky e incluso a políticos tan extraños como Roy Cohn, quien llegó a apoyar a un joven Donald Trump que entró en la política en la década de 1980.2

A pesar de que muchos de estos sindicatos criminales occidentales también estaban fuertemente conectados al sionismo, sería erróneo concluir que los judíos están dirigiendo el mundo. Sólo significa que una capa del crimen organizado influyó en los niveles inferiores del crimen organizado, y que a cada capa se le prometió vastas recompensas siempre y cuando aceptara de buena gana el hecho de que cuando el sistema del que se alimentaba parasitariamente colapsara, se adaptaría a ese orden despoblado en consecuencia. El británico Maurice Strong expuso esta agenda en una infame entrevista de 1990 con West Magazine, preguntando "hipotéticamente":
"¿Qué pasaría si un pequeño grupo de líderes mundiales concluyera que el principal riesgo para la Tierra proviene de las acciones de los países ricos? Y si el mundo ha de sobrevivir, esos países ricos tendrían que firmar un acuerdo para reducir su impacto sobre el medio ambiente. ¿Lo harán? La conclusión del grupo es "no". Los países ricos no lo harán. No cambiarán. Entonces, para salvar el planeta, el grupo decide: ¿No es la única esperanza para el planeta que las civilizaciones industrializadas colapsen? ¿No es nuestra responsabilidad lograr eso?"
Sacrificado en el Altar de Gaia... ¿o hacer dinero con la iniciativa del Cinturón y la Ruta?

Maurice Strong fue uno de los primeros arquitectos de un programa que hoy se conoce como "El Nuevo Tratado Verde", diseñado para cumplir el mandato establecido por H.G. Welles décadas antes en su obra de 1928 La Conspiración Abierta: Plan para una Revolución Mundial, en la que el líder de la Sociedad Fabiana pedía un gobierno mundial único, despoblación y control del pensamiento, diciendo:
"La Conspiración Abierta se basa en la falta de respeto a la nacionalidad, y no hay razón para que se toleren gobiernos nocivos u obstructivos porque se mantienen en este o aquel territorio humano".
Con la excepción de algunos contratiempos de vez en cuando, las cosas han ido muy de acuerdo con el plan... hasta 2013.

¿Qué pasó en 2013? Justo cuando Obama y sus amos se preparaban para celebrar un Nuevo Orden Mundial, al no ver ninguna oposición viable a esta doctrina del fin de la historia en ningún rincón del mundo, el chino Xi Jinping creó un gran problema para sus planes al anunciar la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (ICR). En 2015, la ICR se unió oficialmente a la Unión Económica Euroasiática (UEE) de Rusia y desde entonces más de 135 naciones han firmado este nuevo marco operativo, reconociendo que ningún otro esquema disponible ofrecía una garantía de supervivencia a sus participantes.

Así que, este es mi punto: Si no hubiera una asociación estratégica para la supervivencia entre Rusia, China y todas las demás naciones que se unen a ese nuevo paradigma, Trump no habría llegado al poder y el nacionalismo no habría salido a la superficie en ninguna de las naciones dominadas por la OTAN de la alianza occidental.

Como he afirmado muchas veces en mis escritos, estos grupos sionistas no son causales, sino reactivos y adaptables al marco más amplio de la ICR, que muy probablemente se convertirá en global como la única alternativa viable cuando el sistema bancario se derrumbe bajo la bomba de tiempo de 1.5 cuatrillones de derivados. Es por eso que el Imperio Británico ha puesto todos sus recursos para su destitución. No es porque tengan miedo de Trump per se, sino por su voluntad de adaptarse (como la Power Corporation/Chretien de Quebec, que recientemente desbancó a Freeland) a las nuevas reglas antientrópicas del juego, que están siendo establecidas por Rusia y China.

Si esta adaptación no es saboteada, entonces tales oligarcas, que se ven a sí mismos como los legítimos amos del mundo, saben que la mejor naturaleza histórica del Estados Unidos constitucional, que ellos creían que había sido asesinada junto con JFK, MLK y RFK, todavía puede ser despertada.

Aún más importante, la oligarquía sabe que las olvidadas tradiciones renacentistas del judaísmo, el islam y el cristianismo pueden volver a despertarse fácilmente bajo el clima cultural positivo que desataría una alianza multipolar de este tipo.

Nota al pie

1. Estableciéndose firmemente en las más grandes tradiciones filosóficas de Platón, Agustín y Cusa, Mendelsohn definió los dos estados de existencia (divino y material) de esta manera:
"Así como según Platón hay un amor terrenal y también uno celestial, también hay una política terrenal y otra celestial, por así decirlo... Así como el "amante" no conoce nada del amor sino la satisfacción de la lujuria común, el político discute la política puramente en términos de poder, liquidez, comercio, equilibrio de poder y población; y la religión es para él el medio del legislador para mantener al hombre rebelde bajo control, y el medio del sacerdote para chuparlo hasta secarlo y consumir su médula".
2. Gran parte de esta historia fue contada en la conferencia extraordinaria del historiador Anton Chaitkin patrocinada por la RIE en 1993:

Sobre el autor

Matthew Ehret es el Editor en Jefe del Canadian Patriot Review y es autor de 3 volúmenes de la serie de libros "Historia no contada de Canadá". Sus obras aparecen regularmente en The Duran, Strategic Culture, SOTT.net, Fort Russ, Zero Hedge, Global Times, L.A. Review of Books, LeSaker.fr, Vigile Quebec, South Front y Veterans Today. Es corresponsal y experto en la ICR para Tactical Talk. En 2019 Matthew cofundó la Fundación Marea Creciente, con sede en Montreal. Se le puede contactar en matt.ehret@tutamail.com