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La nube de ceniza del volcán chileno Puyehue que se desplaza por el hemisferio sur arrastrada por el viento forzó el lunes una nueva ola de cancelaciones de vuelos en Argentina, Uruguay, Brasil y Australia, sin haberse recuperado aún la normalidad en la madrugada de este martes.

El presidente de Perú, Ollanta Humala, arribó cerca de la medianoche a bordo de un barco procedente de Montevideo, en el marco de su gira sudamericana, al ser cancelado el vuelo que lo iba traer a la capital argentina.

Argentina había anunciado la reanudación paulatina de las operaciones después de las 21H00 (00H00 GMT) en los dos aeropuertos de Buenos Aires, tras haber permanecido suspendidas durante casi todo el día, pero cerca de la medianoche cambiaron otra vez las condiciones meteorológicas.

Unos portavoces de las empresas Aerolíneas Argentinas y Austral comunicaban a los pasajeros en el Aeroparque (cabotaje y países limítrofes) y Ezeiza (internacionales) que "los vuelos volvieron a ser suspendidos al menos hasta la mañana (del martes)", según las informaciones de los canales televisivos de noticias.

Todos los vuelos del lunes de las terminales de Río de Janeiro y Sao Paulo con destino a Buenos Aires, Santiago y Montevideo y los del aeropuerto de Carrasco de Montevideo debieron ser suspendidos por el efecto de la erupción del Puyehue.

La nube de cenizas llegó hasta Australia. Miles de pasajeros tuvieron que enfrentarse este martes en ese país, por tercera jornada consecutiva, a atrasos en los vuelos.

Quantas y su filial Jetstar reanudaron sus vuelos hacia Melbourne, pero los viajes a Tasmania, una isla al sur del país, y hacia Nueva Zelanda, están paralizados por el día.

Los vuelos de Qantas, Jetstar y de la compañía Tiger hacia Adelaida (sur) también fueron interrumpidos, hasta que se evalúe nuevamente la situación durante la jornada.

En cambio, la aerolínea Virgin reanudó sus vuelos normales hacia Melbourne, Tasmania y Nueva Zelanda. Sus aviones vuelan alrededor o bajo la nube de ceniza. Virgin también realiza sus rotaciones en Adelaida, al igual que los vuelos internacionales de Singapore Airlines y de Malaysia Airlines.

El tráfico interior y hacia Australia de la aerolínea Air New Zealand no ha sido perturbado.

En Buenos Aires, desde la noche del domingo se cancelaron los arribos y salidas en los aeropuertos de Ezeiza (periferia sur) y Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires.

Al menos 16 vuelos fueron cancelados en el aeropuerto de Guarulhos, en Sao Paulo: 12 a Buenos Aires y cuatro a Montevideo, informó a la AFP un portavoz de la estatal Infraereo, responsable de la administración de los aeropuertos brasileños.

En la terminal Galeao de Río fueron suspendidos seis vuelos hacia la capital argentina y uno hacia la uruguaya entre las 06H00 (09H00 GMT) y las 12H00 del lunes.

En la capital argentina, la situación parecía normalizarse en la tarde del lunes cuando la reanudación de los vuelos fue avisada por la Asociación Nacional de Aviación Civil (ANAC).

"Los aeropuertos Internacionales de Ezeiza y metropolitano Jorge Newbery se encuentran abiertos y en condiciones de reiniciar operaciones paulatinamente a partir de las 21 horas del día de la fecha aproximadamente", señaló la entidad que regula la aviación civil en un comunicado.

Sin embargo, la actividad se paralizó otra vez al cambiar la orientación del viento cerca de la medianoche.

El problema obligó el lunes al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a recorrer en automóvil un trayecto de 700 kilómetros a Buenos Aires desde la ciudad de Córdoba, donde llegó su vuelo procedente de Colombia, para reunirse con la presidenta Cristina Kirchner.

En Uruguay, más de 85 vuelos fueron suspendidos en el aeropuerto hasta la medianoche por parte de aerolíneas regionales e internacionales, informó la gerencia de operaciones del aeropuerto.

El aeropuerto internacional de Ezeiza de Buenos Aires no lució el lunes su habitual ritmo frenético, ya que sólo permanecían algunos pasajeros resignados y a la espera de un cambio en la situación climática. Algunos pocos pasajeros permanecían en la estación aérea por falta de dinero para pagarse un hotel o porque directamente no se enteraron de la cancelación de los vuelos.