
Los fósiles descubiertos tienen unos 1.000 millones de años de antigüedad.
El hallazgo se produjo en la formación geológica de Nanfen, situada al sur de la ciudad de Benxi en la provincia china de Liaoning. Se trata de diminutas marcas de apenas unos milímetros de largo detectadas en los sedimentos rocosos del lugar.
Las delicadas formas de sus tallos, estudiadas bajo microscopio, atestiguan que los restos descubiertos — que han sido bautizados 'Proterocladus antiquus' — representan organismos multicelulares provistos de ramificaciones e incluso de sistemas de raíces, características presentes en las algas modernas.
La evidencia más antigua
Los científicos creen que las primeras viridiplantae, las plantas verdes, aparecieron sobre la faz de la Tierra entre 2.500 y 635 millones de años atrás. Pero establecer un periodo de tiempo más preciso siempre ha sido una tarea particularmente difícil a raíz de la escasez de fósiles vegetales.
Hasta el momento, las algas verdes fosilizadas más antiguas de las que se tenía conocimiento — pertenecientes también a la especie Proterocladus — databan de hace 800 millones de años.

Los restos descubiertos representan organismos multicelulares provistos de ramificaciones e incluso de sistemas de raíces, similares a los de las algas modernas.
¿Un ancestro extinto?
"La biósfera en su totalidad es en gran medida dependiente de plantas y algas para el alimento y el oxígeno, sin embargo las plantas terrestres no evolucionaron hasta hace alrededor de 450 millones de años", añadió.El patrón de las ramificaciones y el tamaño de las 'Proterocladus antiquus' sugiere que esta podría ser un tipo antiguo de siphonocladales, un grupo de algas verdes marinas modernas, creen los autores del trabajo. Aunque tampoco descartan la posibilidad de estar ante un orden de algas extinto que desarrolló la misma morfología de manera independiente.
La evolución de las plantas
Sin embargo, incluso en caso de que se tratase de dos especies distintas, la similitud en su forma lleva a pensar que ambas se originaron en ambientes similares, propios del océano.
De esta manera, el hallazgo podría servir para comprender mejor tanto la evolución de las plantas como el ambiente del océano prehistórico.
El trabajo fue publicado este lunes en la revista Nature ecology & evolution.