En un documento filtrado por un ex alto comisionado de las Naciones Unidas al diario británico The Sun se advierte de la existencia en el interior de la ONU de una vasta red de pedofilia en la que estarían implicados alrededor de 3.300 empleados que habrían sido responsables, en la última década, de 60.000 violaciones.
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Las cifras son de 2017, cuando el profesor Andrew MacLeod, ex jefe de la ONU, entregó los documentos con las denuncias a la entonces secretaria del DFID (Ministerio de Cooperación y Desarrollo británico), y hoy ministra del Interior del Gobierno de Borin Johnson, Priti Patel. Las quejas, según se refleja en la web Hear their cries recientemente puesta en marcha por el propio McLeod para denunciar esta situación, afectan principalmente a miles de trabajadores humanitarios de la ONU, quienes, según los informes, cometieron abusos sexuales incontrolados en todo el mundo, especialmente en las comunidades marginadas donde servían.

Según esta información, miles de pedófilos habrían buscado trabajos en el ámbito de la cooperación al desarrollo para acercarse fácilmente a mujeres y niños en situaciones vulnerables.

Según detalla Macleod, hubo un encubrimiento "endémico" de "crímenes monstruosos" durante dos décadas, y los que intentaron denunciarlos fueron despedidos.
"Hay decenas de miles de trabajadores humanitarios en todo el mundo con tendencias pedófilas; si usas una camiseta de UNICEF, nadie te preguntará qué estás haciendo. Tienes impunidad y puedes hacer lo que quieras. Estos delitos son endémicos en el sector de la ayuda [humanitaria] en todo el mundo. El sistema está dañado y debería haberse depurado hace años".
MacLeod, antes de dedicar todo su tiempo a Hear their cries, desarrolló una larga carrera como jefe de ayuda humanitaria para la ONU en todo el mundo, incluyendo trabajos de alto nivel en los Balcanes, Ruanda y Pakistán, donde fue jefe de operaciones del Centro de Coordinación de Emergencia de la ONU. Actualmente, a través de su asociación batalla por conseguir que se investigue en profundidad a los trabajadores que actúan en el sector humanitario.

La cifra de 60.000 personas victimizadas en todo el mundo que proporciona el profesor MacLeod se basa en la admisión en 2017 por parte del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de que las fuerzas de paz y los funcionarios civiles de esta organización abusaron de 311 víctimas en apenas unos meses.

La ONU también admitió que probablemente el número real de casos en los que estarían implicados miembros de su equipo sería el doble, ya que los incidentes ocurridos en las zonas de guerra no se registran correctamente. El profesor MacLeod también estima que solo se informa de 1 de cada 10 violaciones y asaltos cometidos por funcionarios de la ONU, ya que incluso en el Reino Unido, la tasa de denuncia es de solo el 14%.

De hecho, la actual ministra británica de Interior, la ya citada Priti Patel, acusó en su momento a altos funcionarios del DFID de ser parte del encubrimiento general de los delitos de abuso sexual. La hoy miembro del Ejecutivo de Borin Johnson explicó que altos funcionarios del DFID intentaron persuadirla para que no hiciera un discurso crítico sobre el abuso sexual cometido por trabajadores humanitarios, argumentando que el abuso "solo fue cometido por soldados de la ONU" y alegando que decir lo contrario sería "excederse y cruzar líneas rojas".

Para el profesor, esto solamente refleja una cruda y rotunda realidad: "Los contribuyentes del Reino Unido financian inadvertidamente delitos de violación infantil".
"Sé que se ha debatido mucho en los niveles más altos de las Naciones Unidas sobre este tema, que afirman que se debe hacer algo, pero lo cierto es que hasta ahora no se ha hecho nada efectivo. Y lo que es peor: si se mira el registro de denunciantes, éstos han desaparecidos.