"Zonas en rojo", prohibiciones de viaje, cuarentenas, "listas rojas". Se ha anunciado una "segunda ola".

La campaña del miedo se ha acelerado. Millones de personas están haciendo cola para las pruebas de Covid-19.

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Se contemplan medidas estatales drásticas, entre las que se encuentran restringir las reuniones sociales, matrimonios, funerales, cierre de restaurantes y bares, la parálisis absoluta de la sociedad civil.

Vienen al rescate de nuestros ciudadanos ¿Cuál es la justificacion?

Este artículo se centra en el "Juego de números". Cómo los políticos utilizan las estadísticas y las "estimaciones" para justificar el cierre de la economía nacional y la derogación de derechos civiles fundamentales.

Desde el inicio de la crisis del coronavirus en enero de 2020, las decisiones de gran alcance adoptadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los gobiernos nacionales se han justificado citando "estimaciones" de la enfermedad de la COVID-19, así como "estadísticas" que "demuestran" la propagación mundial de una nueva enfermedad mortal, un coronavirus originario de Wuhan, China.

El análisis científico confirma que estas estimaciones de "casos confirmados" reportados por la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) están equivocadas. Las pruebas no detectan ni identifican el virus. De manera frecuente, las cifras se manipulan para justificar decisiones políticas. Además, no se han publicado estudios oficiales que confirmen que se pueda identificar el virus SARS-CoV-2.

Ambos conceptos, así como los resultados de las pruebas, no apuntan a la existencia de una pandemia mundial de la COVID-19. Tampoco justifican el distanciamiento social, el uso de la mascarilla y el cierre de la economía global.

La corrupción prevalece en los niveles más altos del gobierno, así como en los escalones superiores del sistema de las Naciones Unidas. Todo el aparato estatal, así como las organizaciones intergubernamentales, están bajo el control de poderosos intereses financieros.

Millones de personas están siendo sujetas a pruebas, lo que contribuye a aumentar el número de los llamados casos positivos de coronavirus "confirmados" en todo el mundo. En seguida, estos datos se contabilizan cuidadosamente. Los gobiernos necesitan esas cifras para justificar sus medidas totalitarias.

VIDEO: "Falsa" pandemia COVID-19: Manipulación de los datos y campaña de miedo

¿Cuál es la gran mentira? ¿Cuál es la "prueba irrefutable"?
El SARS-CoV-2 NO ES UN "VIRUS ASESINO". La campaña de miedo no tiene sustento científico. (Véase análisis a continuación)

La prueba estándar de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) utilizada para "detectar" el virus, en realidad "no puede identificar el virus".
Los gobiernos que afirman "estar protegiéndonos" están utilizando estadísticas manipuladas y sin sentido para justificar la imposición de un "Semáforo Rojo" a causa de la COVID-19.

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El virus

A principios de enero de 2020, se identificó un nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2, que causa la "enfermedad de coronavirus 2019, o COVID-19 ". Se le dio un nombre similar a un coronavirus existente, a saber, el SARS-CoV, es decir, el coronavirus beta que causa el síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés).

Según el renombrado inmunólogo, el Dr. Beda Stadler, de la Universidad de Berna,

"Este virus nuevo está muy relacionado con el SARS-1, así como con otros beta-coronavirus que cada año enfrentamos en forma de resfriados".

Stadler se pregunta: ¿Se trata de un nuevo virus o, es la mutación de un virus existente, "similar a los virus del resfriado corona beta"?

Según un estudio reciente de Tsan-Yuk Lam, Na Jia, et. al. (Instituto Conjunto de Virología, universidades de Shantou y Hong Kong):

"...El virus [SARS-2] [está] más estrechamente relacionado (un 89,1% de similitud de nucleótidos) con un grupo de coronavirus similares al SARS (género de betacoronavirus, subgénero Sarbecovirus) (Nature, abril de 2020).

Además, los estudios del Dr. Anthony Fauci et. al. en el New England Journal of Medicine, así como la OMS reconocen que la COVID-19 tiene características similares a la influenza estacional (virus A y B). (Para más detalles, véase Michel Chossudovsky, septiembre de 2020)

Lo que nos revelan estas declaraciones científicas es que el SARS-2 (que causa la COVID-19) no es un virus asesino.

Pero ni los gobiernos ni los medios de comunicación han tranquilizado a la opinión pública.

La campaña de miedo no solamente prevalece, sino que está cobrando un nuevo impulso.

En esta coyuntura de la crisis de la COVID-19, los gobiernos están contemplando el lanzamiento de medidas extremas en respuesta a la llamada "segunda ola". A su vez, varios medios de comunicación están difundiendo la percepción de que esta "segunda ola" podría ser comparable a la gripe española de 1918:
En este punto de la pandemia de coronavirus, con más de 32 millones de infectados y más de 980.000 muertos en todo el mundo, describir este momento como "sin precedentes" puede sonar como "uñas en una pizarra". Esta pandemia, sin embargo, en realidad no tiene precedentes: la última vez que lidiamos con una pandemia tan misteriosa, incontenible y de gran alcance fue en 1918, cuando la influenza devastó poblaciones de todo el mundo. (CNN , 25 de septiembre de 2020)
Retrospectiva al 11 de marzo de 2020: El inicio de la pandemia según la OMS

El 11 de marzo, la OMS declaró oficialmente una pandemia mundial en un momento en que había 18,000 casos confirmados y 4,291 muertes, de una población mundial total fuera de China del orden de 6,400 millones de personas. ¿Qué nos dicen estas "estadísticas"? La mayoría de estos "casos positivos" confirmados se estimaron mediante la prueba RT-PCR que no puede detectar ni identificar el virus. (Véase nuestro análisis a continuación)

Inmediatamente después del anuncio de la OMS del 11 de marzo, se aceleró la campaña de miedo. Se transmitieron instrucciones de confinamiento a los 193 estados miembros de las Naciones Unidas. Se implementó el cierre total de las economías nacionales como un medio para "resolver" una crisis de salud pública.

Los políticos no son sino instrumentos de poderosos intereses financieros. ¿Se justificó esta decisión de gran alcance como un medio para combatir el virus? ¿Los "números" (de casos confirmados) justifican la existencia de una pandemia mundial?

Sin precedentes en la historia, aplicado casi simultáneamente en un gran número de países, se generó la desestabilización total de varios sectores de la economía mundial. Las pequeñas y medianas empresas se llevaron a la quiebra. Aumentan el desempleo y la pobreza.

En algunos países incluso hay hambrunas. Los impactos sociales de estas medidas son devastadores.

Los devastadores impactos en la salud (mortalidad, morbilidad) de estas medidas, incluida la desestabilización del sistema de atención médica (en numerosos países), superan por mucho los atribuidos a la COVID-19.

La prisa por hacerse la prueba

En un gran número de países, de forma simultánea, se convoca a las personas a hacerse la prueba, lo que a su vez contribuye a aumentar exponencialmente el número de los denominados "casos positivos" confirmados de la COVID-19. Hay todas las facilidades (para realizarse la prueba) a lo largo y ancho del país.

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Captura de pantalla, Daily Express
Prevalece el pánico. Las autoridades nacionales facilitan todo para realizarse prueba, hágalo usted mismo con kits de prueba, etc.

La gente hace filas para hacerse la prueba. Las estimaciones a menudo se manipulan.

En Inglaterra, "la gente va a formarse a las filas de autoservicio cuando los centros de pruebas alcanzan toda su capacidad"

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Captura de pantalla, CBS News
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Captura de pantalla, Reuters. Prueba en aeropuertos alemanes
Con cifras cada vez mayores, a principios de junio, las autoridades sanitarias de varios países han señalado una inminente "segunda ola".

¿Cuál es la intención de esta "segunda ola"?

¿Posponer la "normalización"? ¿Evitar la reapertura de las economías nacionales? ¿Provocar más desempleo?

Actualmente, las economías nacionales se han reabierto de manera parcial. Esta "segunda ola" constituye la "segunda fase" de un "programa de quiebras", dirigido contra la economía de servicios, transporte aéreo, industria turística, comercio minorista, etc.

Prevalece el distanciamiento social. Se cierran escuelas, colegios y universidades, se prohíben las reuniones sociales y las reuniones familiares.

Se vuelve a utilizar la mascarilla a pesar de sus impactos negativos para la salud. Se nos dice que todo es por una "buena causa": combatir la transmisión del virus.

Estas decisiones de largo alcance que derogan derechos civiles fundamentales, se basan en las "estimaciones" de casos positivos de la COVID-19, sin mencionar la manipulación de los resultados de las pruebas.

Prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR)

La prueba estándar utilizada para detectar / identificar el SARS-2 en todo el mundo es la prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR), que se utiliza para estimar y contabilizar el número de casos positivos confirmados de la COVID-19. (Esta no es la única prueba que se utiliza. Las observaciones siguientes se refieren únicamente a la PCR estándar).

Según el premio Nobel, Dr. Kary Mullis, quien inventó la prueba de PCR:
"La PCR detecta un segmento muy pequeño del ácido nucleico que forma parte del propio virus. El fragmento específico detectado está determinado por una elección hasta cierto punto arbitraria de los cebadores de ADN utilizados, que se convierten en los extremos del fragmento amplificado".
La prueba de PCR nunca tuvo por intención identificar el virus.

"La detección de virus mediante PCR es útil siempre que se pueda comprender su precisión: ofrece la capacidad de detectar ARN en cantidades diminutas, pero es posible que no esté claro si ese ARN representa un virus infeccioso" (Véase también el informe de Lancet)

La prueba de PCR estándar aplicada en relación con la COVID-19 no detecta ni identifica el virus. Lo que detecta son fragmentos de varios virus. Según el renombrado inmunólogo suizo Dr. B. Stadler
Entonces, si hacemos una prueba PCR a una persona inmune, no se detecta un virus, sino un pequeño fragmento roto del genoma viral. La prueba da positivo mientras queden pequeñas partes rotas del virus. Incluso si los virus infecciosos han muerto desde hace mucho tiempo, una prueba de coronavirus puede dar resultado positivo, porque el método de PCR multiplica incluso una pequeña fracción del material genético viral lo suficiente [como para poder ser detectado].
De acuerdo con el Dr. Pascal Sacré, "estas pruebas detectan partículas virales, secuencias genéticas, no todo el virus"

Lo que esto significa es que la prueba de PCR no puede detectar ni identificar el SARS-CoV-2. Lo que detecta son fragmentos, lo que sugiere que un caso "positivo por PCR" estándar no puede equipararse al llamado COVID-19 positivo.

Así, la prueba de PCR detectará fragmentos de varios virus, incluidos los coronavirus y la influenza (virus de la influenza A y B).

Si bien el SARS-2 que causa la COVID-19 se considera similar al SARS-CoV-1, tiene síntomas similares a los de la influenza estacional (virus A y B). Además, algunos de sus síntomas más leves son similares a los de los coronavirus del resfriado común. Según los CDC: "A veces, las secreciones respiratorias se analizan para determinar qué germen específico está causando sus síntomas. Si se descubre que está infectado con un coronavirus común (229E, NL63, OC43 y HKU1), eso no significa que esté infectado con el nuevo coronavirus de 2019″.

Según los CDC, hay "siete coronavirus [humanos] que pueden infectar a las personas", de los cuales los primeros cuatro (alfa, beta) están asociados con el resfriado común. En el contexto anterior, lo que esto significa es que una prueba de PCR detectará fragmentos de coronavirus y de la influenza. No podrá identificar virus individuales, incluido el SARS-2.

"Fragmentos de virus positivos" no significa "SARS-2 positivo" (o COVID-19 positivo). La prueba de PCR puede detectar fragmentos de virus de la influenza (A, B), así como también de betacoronavirus de resfriado común (por ejemplo, OC43, HKU1).

En otras palabras, las estimaciones publicadas sobre "COVID-19 positivo" (resultantes de la prueba de PCR estándar) que apoyan la hipótesis de la llamada "segunda ola" son a menudo engañosas y no pueden usarse para medir la propagación del SARS-2.

En la actualidad, al momento de redactar este informe (según las estadísticas de la OMS) hay casi 33 millones de los llamados "casos confirmados" y 1 millón de muertes. ¿Son confiables estas supuestas estimaciones de "COVID-19 positivo" que se basan en gran parte en la prueba RT-PCR? El Centro de Investigación Sobre Globalización (Global Research) ha publicado numerosos informes sobre estos temas.

Además del problema de los "falsos positivos" (que ha sido ampliamente documentado), una persona con un fuerte resfriado o gripe, podría ser catalogada como portadora de SARS-2 (COVID-19), supuestamente un virus peligroso.

Lo que han hecho los gobiernos es darle a la prueba de PCR positiva una sola etiqueta, COVID-19, cuando de hecho la prueba de PCR positiva podría ser el resultado de otros virus, incluidos los relacionados con la influenza o el resfriado común por coronavirus, que (según los CDC) presentan síntomas similares a la COVID-19.

Una vez que se establece y acepta la etiqueta "COVID-19 positivo", está sujeta a numerosas formas de manipulación, esto sin mencionar la falsificación de los certificados de defunción.

Estos datos falsos se utilizan para sostener la campaña de miedo y justificar las decisiones políticas de gobiernos nacionales corruptos.

Se hace creer a la opinión pública que hay una "segunda ola" y que el gobierno está presto a salvar vidas a través del distanciamiento social, el uso de la mascarilla, el cierre de la actividad económica, la parálisis del sistema nacional de salud y el cierre de escuelas y universidades.

Cuando la Mentira se convierte en Verdad, no hay vuelta atrás.

Es una gran mentira.
Artículo original en inglés:

The Covid-19 Numbers Game: The "Second Wave" is Based on Fake Statistics, publicado el 28 de septiembre de 2020.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación Sobre Globalización (Global Research).
Michel Chossudovsky: Profesor emérito de Economía de la Universidad de Ottawa, es fundador y director del Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research). Sus escritos se han publicado en más de 20 idiomas, es un activista antiglobalización y antibélico. Ha actuado como profesor visitante en organizaciones académicas en Europa occidental, América Latina y el Sudeste asiático, además de asesor de gobiernos en países en desarrollo y consultor de organizaciones internacionales como el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ha sido galardonado con la Medalla de Oro de la República de Serbia por sus escritos sobre la guerra de agresión de la OTAN contra Yugoslavia (2014).