La tos ferina se había propagado en el hospital igual que un incendio abrasador.
Todo empezó con un internista y se extendió rápidamente, convirtiéndose en una tos severa entre el personal sanitario. A pesar de no ser letal para los adultos sanos, esta enfermedad puede ser mortal para los ancianos, los niños frágiles, y los de muy baja edad, por lo que el sistema de salud reaccionó inmediatamente. No había tiempo que perder - en pocas semanas más de 1.000 personas del equipo fueron enviadas a sus hogares y puestas en cuarentena. 142 personas dieron positivo, miles de personas recibieron antibióticos, y la UCI cerró. La respuesta llegó rápida y efectiva, los profesionales de la salud pública estaban altamente entrenados e iban armados con las mejores herramientas de la medicina moderna.
Sólo que algo salió mal.
Nada de lo ocurrido reflejaba la realidad.
La historia de Gina Kolata en el New York Times sobre lo sucedido en 2006 en el Centro Médico Dartmouth-Hitchcock revela una interpretación asombrosa. No podría contarlo mejor que ella, les aconsejo que lo lean sin más. Pero si esa no es su intención, citaré algunas partes relevantes (el énfasis es mío):
En el laboratorio, no se confirmó ni un solo caso de tos ferina con la prueba definitiva mediante el cultivo de la bacteria Bordetella. En su lugar, el personal médico había sido afectado por enfermedades respiratorias comunes, como la del resfriado común.
[...] los especialistas opinan que el problema fue su fe exagerada en un test molecular rápido y altamente sensible que los confundió [...] En Dartmouth la decisión se centró en el uso de un test P.C.R., el cual registra la reacción en cadena de la polimerasa [...] su sensibilidad reporta falsos positivos, y cuando cientos o miles de personas son testadas, como en el caso de Dartmouth, los falsos positivos pueden hacernos creer que estamos ante una epidemia.
No tenemos datos nacionales sobre pseudoepidemias causadas por una excesiva dependencia de tales test moleculares, aclaró la Dra. Trish M. Perl [...], añadiendo que las pseudoepidemias ocurren todo el tiempo. Puede que el caso de Dartmouth haya sido uno de los más importantes, pero en manera alguna se trata de una excepción, precisó. Hubo un caso similar de tos ferina en el Hospital para Niños de Boston el otoño pasado que involucró a 36 adultos y 2 niños. Sin embargo, los test definitivos no detectaron ninguna tos ferina.
"Como creíamos que los casos estaban relacionados con la tos ferina, y dado la presencia de pacientes vulnerables en el hospital, actuamos en consecuencia", explicó.
"Si nos hubiéramos detenido allí, creo que todos hubiéramos opinado que se trataba de un brote de tos ferina, y que lo teníamos controlado", dijo el Dr. Kirkland.
"Es un problema; nos consta que lo es", dijo el Dr. Perl. "Supongo que lo que ocurrió en Dartmouth será cada vez más común."
La lógica circular en la medicina
Esta historia cobra vital importancia ante los acontecimientos actuales, ya que estamos recurriendo a las pruebas RT-PCR como test estándar para el COVID. Sin embargo el problema de las pseudoepidemias apenas está sometido a debate. Los test rápidos para comprobar la presencia de un virus es algo muy nuevo, lo que explica una de las razones por las que el mundo ha luchado para mejorar la capacidad de los test.
"El mensaje importantísimo es que todos los laboratorios son vulnerables ante lecturas de falsos positivos", especificó el Dr. Petti. "Ningún resultado de los test es absoluto y esto es aún más preocupante con resultados de test que se basan en el P.C.R."Esta no pretende ser una declaración controvertida, es un hecho para la mayoría de las mediciones científicas. Pero a pesar de ser una afirmación anodina y obvia, no sólo se ha convertido en una idea controvertida tratándose del Covid, sino que ha sido rotundamente rechazada por los gobiernos y el organismo médico. Peor aún, cualquiera que se atreva a plantear preguntas sobre la verdadera gravedad del Covid suele obtener respuestas tipo "Supongo que no te importan los cientos de miles de muertes que ha causado". Pero si los test son erróneos, entonces también lo son los recuentos de muertes, de ahí que este tipo de respuesta no tiene sentido.
El problema es simple, pero de lógica circular y viciosa. En el caso del 2006, el sentido común se reafirmó gracias al uso de un test que tardaba mucho más en mostrar los resultados, pero era fiable. Representaba la viva definición de lo que se llama la verdad científica: el árbitro final, el que define la realidad. Se pudieron comparar los resultados de los test PCR con la verdad científica después de transcurrido un tiempo prudencial, lo que dio lugar a la gran revelación: la tasa de error del PCR era del 100%.
Pero no existe ningún test para el covid-19. Además, se trata de un "nuevo" virus, cuyos efectos exactos se desconocen, por lo que se decidió que la elección obvia de referirse a los síntomas como la verdad científica implicaría demasiado riesgo.
Esta situación particular implicó una novedad y algo muy grave. El test PCR se ha convertido en la verdad fundamental. A pesar de su margen de error del 100% en el pasado, por definición se le adjudica ahora un margen de error del cero%.
¿Su test sale positivo? Tiene el virus, fin de la historia. ¿No siente molestias? Irrelevante, esta infección es asintomática. ¿No hay anticuerpos? No importa, seguramente que no tardarán en aparecer. ¿Usted nunca desarrolla anticuerpos pero empieza a dar positivo a pesar de todo? Qué misterioso, quizás usted tenga un nuevo sistema de inmunidad desconocido por la ciencia. ¿Sus test dan positivo, luego negativo, y otra vez positivo? Aterrador: el cuerpo no parece desarrollar la inmunidad igual que con los demás virus. ¿Qué pensar en el caso de test que resultan en una sucesión de negativo, positivo, negativo, positivo, negativo? Bueno, los consideraremos como positivos por mayor seguridad. Los síntomas se detuvieron hace meses pero los test positivos siguen acumulándose... No tiene nada que ver con los test, basta con que permanezca en confinamiento indefinidamente. Y así se suceden este tipo de respuestas.
Muchas de las explicaciones que se están dando de los análisis temporales del PCR para el covid requieren de nuevas teorías médicas inventadas sobre la marcha, algunas de las cuales son absurdas. Esto es exactamente lo que se esperaría que ocurriese en un entorno donde nadie está autorizado a objetar la validez de un test aparentemente espectacular y sin margen de error. Se ha ido acumulando una asombrosa cantidad de pruebas sobre la escasa fiabilidad de los test para el covid, igual que en el caso de Dartmouth-Hitchcock, entre otros. El monopolio de un test que niega cualquier otra verdad fundamental y que prohíbe el derecho a expresiones del estilo "eso es un falso positivo" convierte a los organismos de la salud pública en algo cada vez más errático. En 2006, lo único que les salvó de creer que habían controlado una epidemia inexistente fue la aplicación de un test fidedigno. Sin él, los expertos médicos bien habrían podido pasar por esquizofrénicos, creyendo que luchaban contra un enemigo invisible e invencible que dejaba señales por todas partes aunque no fueran reales. Y cuanto más tiempo pasaba, y cuanto más perturbadoras se volvían sus acciones, más difícil era aceptar la verdad: que habían cerrado el hospital y puesto en peligro a los pacientes en vano.
Es con este motivo en 2007que el equipo médico se puso a relatar lo acontecido, para advertirnos de los peligros del PCR. Pero sin éxito; sus advertencias no fueron escuchadas.
Para que quede claro, no estoy discutiendo que el nivel de gravedad de la pseudoepidemia covid-19 es equiparable a lo ocurrido en Dartmouth-Hitchcock. Si este fuera el caso, no tendrían que existir verdaderos casos de covid en ninguna parte, y eso requeriría de cierta explicación, como por ejemplo los picos de excesos de mortalidad en algunos países, las inusuales dificultades respiratorias y demás, un tema que pospongo para otro día. Por ahora, observemos que los países que no registraron ningún exceso de muertes son bastante numerosos, a pesar de la confirmación de 200.000 casos en Alemania, por ejemplo:
Y también Austria, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Luxemburgo, Malta y Noruega, por nombrar unos pocos. La cuestión de por qué algunos países registraron casos sin exceso de muerte mientras que otros reportaban los picos es un misterio muy debatido, no cabe duda, pero como cada ensayo tiene un espacio limitado, prefiero centrarme en los falsos positivos por hoy.
Los falsos positivos y sus conceptos
El ratio de falsos positivos en los test del COVID es importante. Importa debido a la asombrosa cantidad de test llevados a cabo. En los EE.UU. se están haciendo alrededor de medio millón de test a diario en este mismo instante en que estoy redactando este artículo, y los expertos de la salud pública están anunciando a la gente que para "controlar al virus" 4,3 millones de test a diario serán necesarios. Esta es una cantidad enorme de test. A estas escalas, incluso un bajo porcentaje de falsos positivos causaría una pseudoepidemia masiva e interminable.
Cuando empecé a investigar este tema pensé que encontraría muchos estudios sobre el volumen de falsos positivos de los test del COVID. En realidad, son escasos.
Una de las fuentes es este informe de la autoridad sanitaria de Noruega en el que especifican que para detectar un verdadero positivo es necesario que 12.000 personas pasen el test, de las cuales 15 reportarán un falso positivo mientras que sólo una revelará el caso que están buscando.
¿Pero cómo es que llegan a esta conclusión, puesto que el test es fidedigno? No lo saben. Se trata de lógica circular:
"En tales situaciones, los profesionales de la salud no deberían confiar en un resultado positivo hasta haber realizado un nuevo test que lo confirme"En otras palabras, un verdadero positivo lo definen como dos test positivos. Esta definición no tiene nada de lógica.
Consideremos el escenario de Dartmouth-Hitchcock: el test resulta inútil. El margen de error es del 100%. En aquel caso "casi 1000" personas fueron testadas (llamémoslo un millar aproximadamente), y 142 dieron positivo, pero el verdadero margen de positivos quedó en cero. Si modelamos el test igual que una falsa moneda, según la definición de Noruega, el número total de infectados habría sumado (142/1000)² = ~2%. El brote nunca se habría detenido.
Recuerde la cifra del 2%. Volveremos a ella.
La proporción de falsos positivos brutos puede ser engañosa. Traducido en porcentajes, Noruega afirma que su test tiene una proporción de falsos positivos del 0,125%, y si nos apartamos de los problemas lógicos por un momento, la verdad es que suena muy escaso. Pero la señal que intentan detectar es tan pequeña que el margen de error termina siendo del 94%, muy cercano al margen de error del 100% del test para la "tos ferina".
Un estudio en la revista British Medical Journal intenta bailotear alrededor de esta metodología francamente ilógica:
La falta de una "regla de oro estándar" para los test de covid-19 dificulta la evaluación precisa de estos test.El documento también reporta la opinión del equipo médico sobre los test PCR: el verdadero problema son los falsos negativos y no los falsos positivos. Esto se debe a que los investigadores médicos definen un falso negativo como un negativo seguido de un positivo. ¿Qué ocurre cuando el negativo es correcto y el positivo es falso? Este uso desafortunado de la lógica puede convertir los falsos positivos en falsos negativos, y dado que los falsos negativos merecen una consideración mucho peor que la de un falso positivo, esto se utiliza como pretexto para rebajar el umbral de los test, incluso más de lo que ya se había rebajado, lo que podría dar lugar a un bucle de falsos positivos más recurrentes interpretados a su vez como más falsos negativos.
Inevitablemente esto introduce cierto sesgo de incorporación, donde el test que se está evaluando forma parte de la referencia estándar, y esto tendería a inflar la medición de la sensibilidad de estos test.
De hecho, el autor del artículo de BMJ ni siquiera discute el tema de los falsos positivos, es como si creyera que no existen realmente. Sólo se preocupa por los falsos negativos debido a las cifras oficiales de entre el 2% y el 29%. (Una variación tan grande en los reportes de falsos negativos nos obliga a cuestionar ante todo si el test que se está estudiando es el mismo).
Pero pese a quien le pese, reconocer el "reto" (por absurdo que sea) que plantea el calibrar un test contra sí mismo, lleva a la única alternativa disponible: ignorar el test, algo impensable desde luego. Ahora que el RT-PCR hizo su entrada a escala masiva hay que utilizarlo, tenga sentido o no.
Una forma de determinar el porcentaje de falsos positivos es comprobar aquellas muestras que no estén infectadas. El presidente de Tanzania lo hizo de manera memorable enviando muestras de cabras y frutas a un laboratorio; el resultado salió positivo. Luego despidió a su jefe médico. A pesar de haber sido ridiculizado, los científicos ya habían hecho este tipo de pruebas con anterioridad. Antes del covid, el nuevo coronavirus más grave y más reciente fue el MERS-CoV que se propagó hace unos 5-7 años. Los investigadores enviaron una gran variedad de muestras ciegas a los laboratorios, algunas de ellas con el coronavirus ordinarios en lugar de MERS-CoV. El 8,1% de los laboratorios generaron falsos positivos por no conseguir distinguir el MERS-CoV de otros virus inofensivos (del tipo responsable del resfriado común). NB: Esto no es lo mismo que una tasa de 8,1% de falsos positivos. Suponiendo que los casos hubieran escalado, la verdadera tasa de falsos positivos dependería de las interpretaciones de los test. Si todos los laboratorios tuvieran la misma capacidad y unas muestras homogéneas a disposición, entonces tendríamos la tasa de falsos positivos. En un proceso real, la precisión heterogénea de los laboratorios revelaría "puntos calientes" parciales que no existen realmente.
Que el 8% de los laboratorios generen falsos positivos es una cifra muy elevada. Para darnos una perspectiva, una tasa de falsos positivos para el COVID en los EE.UU. crearía una pseudoepidemia interminable de unas 600 muertes al día, para siempre, y (asumiendo el objetivo de "supresión" de 4,3 millones de test al día) unos 344.000 nuevos casos falsos diarios, incluso en caso de la completa desaparición del virus.
La verdadera tasa de falsos positivos en el covid tiene que ser menor que eso, ya que en algunos países donde la epidemia está superada el promedio de test positivos se reduce al 1%-2%, por lo que se establece el límite superior para cualquier media de falsos positivos. Pero una tasa de error del 8% habría sido inútil para los test masivos: el hecho de que esto sucediera hace sólo cinco años debe plantear la pregunta: ¿Cuántos falsos positivos están produciendo las normas que rigen los test para el covid? Sin embargo, nadie conoce la respuesta, y algunos "expertos" médicos pretenden que los test tienen cero porcentaje de falsos positivos. Vaya delirio, tendría que preocupar a todo el mundo.
Los responsables de la salud pública no entienden de datos
Un ejemplo sobre la confusión desenfrenada reinante en los gobiernos sobre los datos del COVID llegó ayer en forma de una repentina decisión estipulando que los que volvían al Reino Unido de sus vacaciones en España tenían la obligación de someterse a dos semanas de arresto domiciliario, supuestamente causado por una repentina "segunda ola" de casos en España.
Tal cual, se trataría de una segunda ola prevista alrededor del 3 de julio.
Pero, ¿cuántos test tiene España a sus espaldas? ¿Es posible que se hayan limitado a aumentar el número de test sobre la población? A todas luces, una pregunta básica que no podemos omitir.
De hecho, aumentaron el número de test alrededor del 3 de julio, fecha coincidente con el principio de la multiplicación de los casos. Ahora bien, sólo se trata de una correlación. No implica automáticamente que el aumento de casos positivos se deba al aumento de los test. Si los test se desencadenaran a raíz de constataciones científicas, como cuando alguien presenta ciertos síntomas, entonces los volúmenes de test sólo estarían ocupándose de seguirle la pista al virus en lugar de lo contrario, que es lo que pretendemos.
Desafortunadamente, la OMS declaró que los países se aplicaran en "hacer test, y más test" por lo que este test no está siendo impulsado de acuerdo a la presentación de los síntomas. Lo sabemos porque son muchos los test que dan negativos (asumiendo que alguien que presenta síntomas del covid confirma que está afectado por el covid, por supuesto, lo cual originaría otro debate). Veamos el gráfico proporcional:
Visto de esta manera, la segunda ola ha desaparecido. Hay una pequeña tendencia al alza después de la última semana, pero tal como lo hemos visto, una variación entre el 1,5% al 2,5% de test que dan positivo no es necesariamente significativo con el RT-PCR. Una tasa de falsos positivos rondando el 2% es lo que contabilizaríamos en una situación del tipo Dartmouth-Hitchcock con su técnica de "duplicación". Incluso si asumimos que los test modernos son mucho mejores, los números son tan bajos que aún así siguen ocupando la zona de peligro.
España realiza controles de temperatura en todas las llegadas a los aeropuertos. Lo más probable es que la afluencia de la gente haya ido aumentando considerablemente en vista de las vacaciones. Alguna fracción de esas personas dieron positivo en el control de temperatura motivado por un sinfín de razones, y esas personas se ven sometidas a la prueba del RT-PCR. Luego, algunas personas darán positivo aunque no sea real, porque así funcionan las pruebas. No se necesita nada más para crear una "segunda ola".
Repito, no estoy afirmando que el 100% de estos nuevos casos positivos sean falsos. Probablemente haya que contar con algunas personas asintomáticas. Mi punto es que en realidad no hay forma de saberlo a ciencia cierta ya que al intentar detectar una señal muy débil, los falsos positivos pueden superar rápidamente a los verdaderos positivos, incluso cuando la tasa de falsos positivos no registra una alta incidencia. Al final de la epidemia, el riesgo de falsos positivos es especialmente elevado porque como se observa en el gráfico de muertes, hace mucho que el covid ha desaparecido en España, lo que explica una señal tan débil:
A partir del 9 de junio, prácticamente desaparecieron las muertes por COVID positivo en España, aunque el 1%-1,5% de los test dieron un positivo general. Es muy probable que esto represente el ruidillo de fondo de estos test.
Conclusión
Los tiempos del covid han aplastado mi fe en el gobierno y en la experiencia académica del sistema sanitario, supongo que para siempre. Son tantos los problemas que han surgido, como los modeladores que dirigen la política del gobierno a pesar de no saber programar adecuadamente las computadoras o predecir las epidemias. Pero uno de los problemas más deprimentes es la suposición aparentemente universal de que los falsos positivos no son importantes, y que los confinamientos son gratuitos.
Dadas las definiciones actuales, el covid-19 nunca acabará. Por su culpa, la gente irá muriendo, sin tregua, incluso si el virus desaparece por completo. Peor aún si cabe, el sistema se encuentra bloqueado en una serie de bucles retroalimentativos - si por una razón u otra los números de test son incrementados, entonces también les seguirán los números de casos, lo que a su vez disparará la cantidad de test y los números de positivos, desencadenándose así los confinamientos locales con sus rituales absurdos e inútiles, hasta que la gente se deprima y deje de intentar hacer cosas que causen que los números que están siendo probados caigan de nuevo.
El sistema de la salud está dirigida por personas que no sufren las consecuencias de las reacciones exageradas de las políticas. La pérdida de empleos inducida por el confinamiento no los afectará, ya que trabajan para el gobierno. Una frase que lo permea todo, la de "una norma para ellos y otra para nosotros" apenas es imaginable. Por lo tanto, no sorprende cuando leemos que la Salud Pública de Inglaterra define la muerte por covid en estos términos: toda persona que haya dado positivo para luego haya muerto, por cualquier razón, en cualquier momento. Dicho de otra manera, cuando pretenden que el Reino Unido pudiera ser "uno de los países más afectados del mundo", se refieren a una estadística fantasiosa. Así lo definieron los funcionarios de la sanidad pública de Inglaterra por su temor a ser tildados de asquerosos libertarios que minimizan el problema sólo para ayudar a los trabajadores capitalistas. La idea de que crearían otros problemas mayores simplemente no se les ocurrió, o peor aún, se les ocurrió pero no les importó.
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