Traducido por Verbum Caro para La Gaceta de la Iberosfera

El director del European Center for Law and Justice y doctor en Derecho, Grégor Puppinck denuncia la permeabilidad del Consejo de Europa a la financiación privada y cuestiona la independencia política de esta organización.
soros
Seis meses después de haber revelado el escándalo Soros en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), usted expone ahora que el Consejo de Europa, del que depende el TEDH, es financiado por la Open Society y Microsoft.

— Efectivamente. Leyendo los informes financieros anuales del Consejo de Europa, se lee que la Open Society de George Soros y Microsoft de Bill Gates son los mayores donantes privados de la organización. Estas dos organizaciones han donado al Consejo de Europa, respectivamente, cerca de 1.400.000 euros entre 2004 y 2013 y cerca de 690.000 euros entre 2006 y 2014. La Open Society sostiene, además, algunas iniciativas del Consejo de Europa, sobre todo el Instituto europeo de arte y cultura gitana. Desde 2015, ya no hay huella de estas financiaciones directas, pero, en compensación, el Consejo de Europa ha instituido un fondo especial para recibir dichas contribuciones voluntarias fuera de presupuesto.

Estos ingresos son muy cuestionables, porque es sorprendente que una organización política intergubernamental sea tan permeable a las financiaciones privadas. Un diputado del Consejo de Europa ha preguntado al comité de ministros sobre este tema y ha pedido a los 48 embajadores que lo forman que se hagan públicos todos los documentos relativos a estas financiaciones.

— La financiación de las instancias internacionales por algunas grandes ONG y fundaciones, ¿es algo generalizado?

— Es verdad que el problema no se plantea solo para el Consejo de Europa, sino también para el Tribunal Penal Internacional, que en 2017 recibió 115.000 dólares de la Open Society, la OMS e incluso la ONU. La Fundación Gates es el segundo financiador de la OMS en Estados Unidos, con donaciones de 530 millones de dólares en 2019. El 80% del presupuesto de la OMS depende de las — voluntarias, es decir, de los donativos de fundaciones y gobiernos. Este modo de financiación pone en duda claramente la independencia política de estas organizaciones.

Estas grandes organizaciones internacionales son el blanco para quien quiera ejercer una influencia política global, porque tienen un poder considerable, pero recursos financieros muy inferiores a sus ambiciones, lo que las convierte en objetivos vulnerables para los "millonarios filantrópicos" que quieren ejercer su influencia política a nivel mundial. Dicha influencia política puede ejercerse, usted lo habrá visto, sin recurrir a los mecanismos y controles democráticos. Para preservar o restablecer la independencia de estas grandes organizaciones internacionales es imperativo analizar y aclarar su modo de financiación.

¿Podemos hablar de un fenómeno de infiltración de ciertas grandes ONG en las organizaciones internacionales?

No solo observamos un fenómeno de infiltración, sino también de colusión que puede explicarse si consideramos el poder económico de estas ONG: recordemos que la Open Society posee 32 mil millones de dólares que ha utilizado, a partir de 1984, para invertir en el sector de los derechos humanos, los medios de comunicación y la política. El problema no está circunscrito solo a la Open Society, sino que atañe también a otras grandes fundaciones privadas, como las Fundaciones Gates, Ford u Oak. Lo ha demostrado de manera concreta y brillante Gaétan Cliquennois en su reciente libro sobre la privatización de los derechos humanos.

El ex secretario general del Consejo de Europa, Thorbjørn Jagland, hablaba de George Soros como de su "buen amigo", mientras que el comisario para los derechos humanos, Nils Muižnieks, fue director de programas de la Open Society hasta que entró en función de su cargo en el Consejo de Europa en 2012. En 2009 explicaba que el deseo de la Open Society era crear un hombre nuevo -el homo sorosensus [en referencia a Soros]-, el hombre de la sociedad abierta.

El control de esta red es ya evidente de manera pública y bondadosa. A numerosos dirigentes les gusta demostrar su proximidad a los señores Soros, padre e hijo. Es el caso de Jean-Claude Juncker, antiguo presidente de la Comisión Europea, o de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los derechos humanos desde 2018, fotografiada en la toma de posesión de su cargo con George Soros y su hijo.

¿Qué ha pasado con su informe acerca del control de las ONG de Soros sobre el TEDH?

— Este informe (que se puede leer aquí), que nunca ha sido contestado en el fondo, ha tenido un impacto enorme en Europa y en el mundo; varios gobiernos y numerosos responsables políticos se han quedado impactados, como Rusia y Bulgaria. Creo que la opinión pública ahora está informada y sensibilizada. Este informe demuestra que durante los diez últimos años, entre los cien jueces permanentes que ha tenido el Tribunal, 22 han salido de siete ONG activas en ese mismo Tribunal, y que 18 de ellos han juzgados en asuntos que implicaban a "su" ONG, violando así las reglas elementales de la deontología judicial. Entre estas siete ONG, la red Open Society se distingue por el número de jueces que están vinculados a ella (12) y por el hecho que financia las otras seis organizaciones citadas en el informe.

Sin embargo, este informe se topa con el silencio molesto de la institución. El TEDH informó al periódico Le Monde su decisión de no responder. Tres diputados del Consejo de Europa abordaron la cuestión en el comité de ministros a fin de afrontar "el problema sistemático del conflicto de intereses entre las ONG y los jueces del Tribunal" y plantear qué medios hay que poner en marcha para "restablecer la integridad del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos". No ha causado sorpresa que los 48 embajadores han sido incapaces de ponerse de acuerdo sobre una respuesta, porque han superado ampliamente el tiempo de los tres meses previsto para poner en marcha este procedimiento. Tienen la obligación de responder por escrito, tal vez sea esto lo que manifiesta su incapacidad para responder.

¿Qué pasa con las instancias de Bruselas que también han quedado impactadas por este tema?

— Numerosos diputados de diversos partidos políticos han querido afrontar este tema, pero la crisis sanitaria ha trastornado las agendas. A pesar de todo, varios diputados del Parlamento europeo han dirigidos preguntas parlamentarias a la Comisión europea y al Consejo europeo.

La Comisión europea ha respondido a través de una de sus vicepresidentes, Věra Jourová: "La Comisión no tiene duda ninguna en cuanto a la integridad y la independencia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos". ¡Circulen, no hay nada que ver! Salvo tal vez algunas fotos que nos ayudan a comprender el contexto en el que se dan estas respuestas. En una de ellas podemos ver a la comisaría Jourová en compañía del filántropo húngaro declarando que "los valores de la Open Society están en el corazón de la acción de la UE". En otra foto, el comisario europeo Johannes Hahn — autor de otra respuesta — posa también con George Soros y declara que "siempre es bueno reunirse con George Soros para hablar de nuestros esfuerzos conjuntos para acelerar las reformas y las sociedades abiertas en los Balcanes y Europa del Este".

De hecho, estas fotos son espectaculares, pero no tienen nada de extraordinario, porque entre 2014 y 2018 George Soros y sus lobbyistas tuvieron no menos de 64 reuniones con comisarios y altos responsables de la Comisión europea. Es más, parece que de su red también se benefician los jefes de Estado europeos.


Todos estos elementos fácticos deben abrirnos los ojos sobre la considerable importancia que tienen estas redes de influencia y de poder que están por encima de las instituciones políticas nacionales. El Informe del ECLJ sobre las ONG y el TEDH ha tirado de la manta y ha expuesto y demostrado la realidad de esta colusión en el marco concreto del TEDH, pero no es suficiente. Mientras que alguna jurisdicción nacional ha reaccionado con firmeza, sancionando a los magistrados en causa y corrigiendo el sistema, las instancias europeas han capeado el temporal y esperan que el pueblo piense en otra cosa. Es aterrador.

¿Cómo explica usted esta ausencia de cuestionamiento?

— Los vínculos entre las instancias internacionales y las grandes ONG y fundaciones son demasiado profundas y estrechas; es el mismo sistema de poder, hay simbiosis entre ellos, tanto a nivel financiero como ideológico e incluso humano. Pero esta relación de complementariedad está distorsionada y desequilibrada por la intervención de millonarios filantrópicos que persiguen sus objetivos personales a nivel político, económico y financiero. El sistema está pervertido por esta "privatización de los derechos humanos".

¿Ha sido usted objeto de represalia tras sus revelaciones sobre el control de Soros en el TEDH?

— No de manera inmediata, salvo un artículo en Le Monde. En compensación, ahora somos regularmente objeto de los ataques mediáticos. El último, y más importante, fue orquestado por la organización Open Democracy, miembro de la galaxia Soros, con el apoyo de los lobbies del aborto. Esta organización ha publicado hace unas semanas una pseudo-encuesta contra el ECLJ que fue difundida simultáneamente por medio centenar de periódicos en todo el mundo, entre ellos Time Magazine y EuroNews. Open Democracy movilizó "Tracking the Backlash", su propia red informal de periodistas militantes creada para "acosar a la reacción [conservadora]". Para ellos se trata de enturbiar la reputación de sus adversarios políticos. Tras todos estos artículos, el ECLJ sería una gran amenaza y sus juristas unos "cruzados" y un "ejército secreto" que "se ha infiltrado en nuestras instituciones democráticas", como "lobos disfrazados de corderos". Las intenciones de esta organización son claramente desmesuradas, como fue su llamamiento, el mes de marzo pasado, a "abolir la familia", pero demuestran el poder que tienen estas redes.

Este tipo de ataque confirma, si acaso fuera necesario, la necesidad de exponer de manera objetiva a las redes de poder que constituyen el nuevo sistema de gobierno, a la vez mundial y posdemocrático.