Traducido por el equipo de SOTT.net en español

Las cuatro grandes mentiras que sustentan esta historia muestran que probablemente fue un evento escenificado.
capitol riot
Los medios de comunicación ya están creando una narrativa en torno a los acontecimientos en Washington DC. Una que no se parece a la realidad, no resiste ningún tipo de escrutinio y tendrá consecuencias masivas y de gran alcance para todos nosotros.

Lo están llamando "uno de los días más oscuros de la historia de nuestra nación", un día que "vivirá en la infamia". Probablemente será memorizado como una fecha abreviada; 6/1/21, como el 11-S y el 7/7. Será el día en que "la democracia estadounidense fue atacada y prevaleció", el día en que la nación casi cayó ante los "fascistas".

Se convertirá en otra gran ilusión sobre la que se construyen las tambaleantes estructuras del poder imperial de EE.UU.

La historia que se nos cuenta es la siguiente:
Ayer, mientras el Congreso se preparaba para aprobar el voto que respaldaba la victoria electoral de Joe Biden, miles de rufianes violentos derechistas irrumpieron en el edificio del Capitolio.

Actuando de acuerdo con los deseos de Trump, y con su apoyo, estos terroristas domésticos traspasaron las barreras policiales en un intento de derrocar el senado y preservar la presidencia de Trump.

Afortunadamente, la policía pudo mantener la situación bajo control y expulsar a los violentos alborotadores para que el proceso democrático pudiera continuar.
Ni una sola parte de esta historia es cierta:
  • No hubo ningún "asalto".
  • No hubo "incitación".
  • No hubo "violencia".
  • Y el disturbio acabó efectivamente con la presidencia de Trump.
Abordemos estas cosas de una en una.

* * *

1. No hubo ningún "asalto". Más bien, los videos muestran como la policía abre barreras para dejar entrar a los "alborotadores".

En el vestíbulo, los "rufianes violentos" respetaron las cintas de velcro y se mantuvieron en fila ordenadamente, se tomaron unas cuantas fotos con la policía, posaron para la prensa y (cuando terminaron los eventos centrales) se les permitió salir tranquilamente.

Compare y contraponga el tratamiento de la policía a esas personas dentro del capitolio, con el trato posterior a los manifestantes que rompieron el toque de queda en las calles.

2. No hubo "incitación". Todos los mensajes de Trump en las redes sociales sobre el tema instruían a la gente a "volver a casa" "con paz y amor".

¿Eso es incitar a la violencia?

Twitter y Facebook dieron el paso completamente inédito de eliminar por completo esas publicaciones, y le impidieron seguir publicando. Afirmaron estar previniendo más violencia, pero parece más bien que ocultaron las denuncias de violencia presentadas por Trump.

3. No hubo violencia. De hecho, si Trump "incitó" algo o no es discutible, porque no hubo violencia. Ignoren los informes de armas químicas, bombas caseras o artefactos explosivos improvisados, ninguno de los cuales salió a la luz. Aún no se ha demostrado que ninguno de los "alborotadores" haya herido a alguien.


Comentario: En cuanto a las bombas, si las hubo, su presencia indica la presencia de agentes de operaciones encubiertas.


La única persona que supuestamente murió o fue herida fue una manifestante a la que supuestamente le disparó la policía. Compare y contraponga la actitud de los medios de comunicación a esta "violencia", frente a las "ardientes pero mayormente pacíficas" protestas durante todo el verano pasado.

4. El motín acabó con la presidencia de Trump. Aunque la sesión del Congreso fue ampliamente descrita por la prensa como el "voto de confirmación" para la victoria electoral de Joe Biden, en realidad era algo más que eso.

El vicepresidente Mike Pence presidía una sesión conjunta que pretendía permitir discursos completos de quienes se oponían a las elecciones y sostenían que había habido fraude.

La violencia puso fin a esta sesión prematuramente, socavó totalmente las impugnaciones legales y procesales de Trump y arruinó cualquier posibilidad que tuviera de anular el voto del colegio electoral. Tan pronto como el "ataque" terminó, muchos de los republicanos de ambas cámaras que planeaban oponerse a la elección de Biden se retractaron.

Más aún, parece que la "incitación" de Trump a los alborotadores implica que él podría ser removido de su cargo por la aplicación de la 25ª enmienda, lo cual no sólo llevaría este mandato a su fin, sino que además tornaría ilegal que se postulara de nuevo en el futuro.

Facebook y Twitter le han prohibido totalmente publicar. La prensa y los expertos de la televisión lo acusan abiertamente de traición y sedición.

Entonces, ¿quién se ha beneficiado realmente del "caos en el Capitolio"? Porque seguramente no fue Donald Trump. Uno siempre debe ser cauteloso ante cualquier evento que "accidentalmente" logre lo contrario de su intención declarada o aparente.

* * *

En el título, me refiero a esto como el Incendio del Reichstag de Estados Unidos, y no es sólo un lenguaje emotivo, los paralelismos son bastante claros: un ataque escenificado a un edificio político, deliberadamente atribuido erróneamente a los enemigos políticos y utilizado para consolidar el poder de un líder recientemente establecido.

Incluso la cobertura mediática es similar, el gobierno nazi y sus herramientas en la prensa hablaron de ello en los mismos términos exactos en que el establishment estadounidense describe este absurdo "intento de golpe". Con el objetivo de aterrorizar a la gente para que piense que están al borde de una guerra civil en toda regla.

Lea esta cita, y pregúntese si no podría ser recogida casi con exactitud de la portada del Washington Post o del New York Times en la actualidad:
La quema del Reichstag pretendía ser la señal de un sangriento levantamiento y una guerra civil. Se planeaba un saqueo generalizado en Berlín para el martes a las cuatro de la mañana. Se ha determinado que a partir de hoy en toda Alemania comenzarían los actos de terrorismo contra individuos prominentes, contra la propiedad privada, contra la vida y la seguridad de la población pacífica, y se desataría una guerra civil general...
A las 24 horas de la quema del Reichstag, el presidente alemán había aprobado el Decreto del Incendio del Reichstag, que declaraba un estado de emergencia que anulaba totalmente todos los derechos civiles que la República de Weimar había garantizado a sus ciudadanos:
Los artículos 114, 115, 117, 118, 123, 124 y 153 de la Constitución del Reich Alemán están suspendidos hasta nuevo aviso. Por lo tanto, es permisible restringir los derechos de la libertad personal [habeas corpus], la libertad de expresión (de opinión), incluida la libertad de prensa, la libertad de organización y reunión, la privacidad de las comunicaciones postales, telegráficas y telefónicas.
Aunque estas libertades ya han sido gravemente socavadas en los Estados Unidos debido a la Ley Patriota y sus sucesoras, esos pocos derechos que le quedan a los ciudadanos estadounidenses se verán definitivamente amenazados una vez que Trump sea finalmente derogado y Biden (o Harris) lo sustituya.

Aunque todavía no se habla de una legislación, es cierto que hay rumores de purgas y otras medidas para "proteger la constitución".

Algunas voces prominentes están pidiendo que todos los legisladores que apoyan a Trump sean expulsados de su cargo. El Washington Post afirmó que "los republicanos sediciosos deben rendir cuentas".

La campaña de los medios antisociales también ha comenzado de nuevo y con fuerza, pues ya se culpa a Parler y a GAB por permitir "lenguaje violento" en sus plataformas.

A medida que Twitter y Facebook limitan la discusión, las plataformas alternativas serán cerradas. Imponer un monopolio corporativo que coopere con el Estado... es la definición misma del fascismo.

Todo esto en nombre de proteger a la nación de "rufianes neo-nazis" o "supremacistas blancos" u otras amenazas fantasmas. En nombre de "proteger la constitución", la están haciendo pedazos. En nombre de "prevenir un golpe", están llevando a cabo uno justo frente a nuestros ojos.

Hace recordar la famosa cita de Huey Long cuando se le preguntó si el fascismo llegaría a Estados Unidos:
"Por supuesto, tendremos fascismo en este país y lo llamaremos antifascismo".