Hace poco se ha publicado una fantástica noticia: un estudio realizado en la Clínica Universidad de Navarra ha encontrado que un fármaco llamado ivermectina tiene la capacidad de disminuir la carga viral y la duración de los síntomas en pacientes Covid-19. Ayuda a reducir la transmisión del virus. Pero ¿por qué está pasando desapercibido para la población?
ivermectina
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La profesora y licenciada en Ciencias Físicas Marga Mediavilla me llamó la atención sobre el tema. Ella lo ha trabajado. Los resultados de este estudio que cito coinciden con 30 similares realizados en varios países y todos ellos encuentran que la ivermectina es eficaz, tanto para la prevención de la Covid-19 como para el tratamiento temprano y hospitalario, con mejoras en varios indicadores del orden del 75% o mayores en el caso del tratamiento temprano.

Como suele ocurrir en casos de descubrir que un medicamento puede ser bueno para una indicación importante, son necesarios más estudios para llegar a conclusiones firmes sobre estos números.

La seguridad de este medicamento y el hecho de que ya esté aprobado para su uso en humanos permitiría empezar ya a usarlo como tratamiento temprano y hospitalario contra la Covid-19. Pero esto no ocurre en España.

Sin embargo, algunos países como India han incluido la ivermectina en sus protocolos de tratamiento inicial con excelentes resultados ya que dicho gigante asiático en estos momentos tiene tres veces menos casos y muertes por Covid-19 que España teniendo una población 20 veces mayor.

Como os cuento, aunque la ivermectina puede ser un aliado imprescindible para el tratamiento de la Covid-19, todavía no está autorizada en España para su uso en la enfermedad que provoca el actual coronavirus. El principio activo es un conocido medicamento antiparasitario utilizado en humanos desde hace décadas para la oncocercosis, la filariasis cutánea y varios tipos de parasitosis, con un excelente perfil de seguridad y un largo historial de uso.

Sus propiedades antivirales y antiinflamatorias han sido descubiertas recientemente y los estudios de los últimos meses, tanto los primeros que se realizaron in vitro en marzo pasado, como los 25 ensayos clínicos realizados hasta la fecha han demostrado que posee una capacidad única y muy potente para inhibir la replicación del SARS‐CoV‐2.

Existe un informe que ha publicado la FLCCC, organización creada en enero de 2020 por el Dr. Paul E. Marik, profesor de medicina y jefe del Departamento de Neumología en la Eastern Virginia Medical School, que reúne a un grupo de prestigiosos médicos e investigadores norteamericanos que han desarrollado algunos de los protocolos de tratamiento de la Covid‐19 más utilizados.

Dicho trabajo hace una revisión de los principales medicamentos utilizados contra la enfermedad, ahora que los estudios clínicos empiezan a mostrar claramente sus resultados. Concluye que tratamientos como la hidroxicloroquina, el remdesivir, el interferon y el suero de convalecientes, que en su día despertaron grandes esperanzas, han mostrado tener poca o ninguna eficacia.

Únicamente el uso de corticoesteroides en la fase de inflamación pulmonar tiene resultados claramente positivos. La FLCCC ha desarrollado un nuevo protocolo (I‐MASK+) basado en un medicamento que ha dado unos excelentes resultados tanto en el tratamiento como en la profilaxis de la Covid‐19, ¿adivináis? Sí, la ivermectina.

Y además, en todas las fases de la enfermedad: en la incubación, en la fase sintomática y en la de inflamación. Hay que indicar que la ciencia en torno a las bondades del principio activo que nos ocupa también tiene sus «detractores» que en este artículo manifiestan sus dudas. Del mismo modo es cierto que, como casi siempre ocurre con un fármaco prometedor, se producen exageraciones, comentarios poco rigurosos y «fake news» en torno suyo.

Por ejemplo, como se cuenta en esa información basándose en un análisis realizado en Australia, el medicamento es capaz de eliminar la carga viral en 48 horas pero hay que matizar que en un cultivo celular, no en personas. Lo que es prometedor aunque no definitivo. En cualquier caso, todo esto debería a animar a seguir con las investigaciones y abrir nuevas líneas para ver si merece la pena para el tratamiento de la Covid-19.

Destaca también un estudio realizado en la Universidad Zagazig de Egipto con dos dosis de ivermectina administradas a contactos cercanos de pacientes Covid. Sólo el 7,4% de las personas que recibieron el principio activo tuvo síntomas, frente al 58,4% del grupo que no lo recibió. Es decir, puede muy interesante como medida profiláctica por su efecto inhibidor de la replicación del SARS‐CoV‐2, que se prolonga varias semanas después de su toma.

Un último ejemplo. En Argentina se utilizó ivermectina y carragenina como profilaxis en un estudio en el que participaron 1.195 agentes de salud. En el grupo que usó el medicamento, ninguno se contagió de Covid-19, mientras en el grupo de control (el que recibió placebo), lo hizo el 58%.

Desde el FLCCC concluyen:
"El uso generalizado de esta intervención segura, barata y eficaz podría dar lugar a una drástica reducción de las tasas de transmisión, así como de la morbilidad y la mortalidad en las fases de enfermedad leve, moderada e incluso grave".
La ivermectina tiene el «defecto» de ser extraordinariamente barata, de no estar sometida al pago de patente y de poder fabricarse en muchos países del mundo, ya que es utilizada frecuentemente para el ganado. ¿Quizá por ello no es la «solución» a la pandemia de Covid?