Muchas personas se han preguntado durante las últimas semanas si sólo la vacuna de AstraZeneca (AZ) puede provocar trombos y problemas sanguíneos. Si los preparados de Pfizer y Moderna para intentar prevenir la Covid no producen esas reacciones adversas. De momento no se sabe la causa pero los funcionarios de seguridad de las vacunas no tomaron la decisión de suspender las vacunaciones con la de AstraZeneca (hoy ya reanudada sin prácticamente explicaciones) a la ligera.
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Publica la revista Science que los síntomas observados en al menos trece personas tras la vacunación con AZ, todas entre 20 y 50 años y previamente sanas, en al menos cinco países, son más frecuentes de lo que cabría esperar por casualidad. Los pacientes, al menos siete de los cuales han muerto, sufren de coágulos sanguíneos generalizados, recuentos bajos de plaquetas y hemorragia interna, no los típicos accidentes cerebrovasculares o coágulos de sangre.
«Es una imagen muy especial» de los síntomas, dice Steinar Madsen, director médico de la Agencia Noruega de Medicamentos. «Nuestro principal hematólogo dijo que nunca había visto nada parecido».
Esto afecta también a las vacunas de Pfizer y Moderna, pese a que como la ola de miedo a la vacuna e indignación se ha centrado en la de AZ, pareciera que las dos anteriores son «más seguras».

Se ha observado un trastorno sanguíneo algo similar, llamado trombocitopenia inmune (PTI), en al menos 36 personas en los Estados Unidos que habían recibido las vacunas Pfizer y Moderna contra el Covid-19, según informó recientemente The New York Times.

La Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU., la agencia de medicamentos del país, dijo que estaba investigando estos casos, pero quitó hierro al asunto con el argumento de que ese síndrome no parece que fuera más común en personas vacunadas.

En un trabajo publicado el 19 de febrero de 2021 en la revista American Journal of Hematology, titulado Trombocitopenia después de la vacunación Pfizer y Moderna SARS-CoV-2, se resume:
«No podemos excluir la posibilidad de que las vacunas Pfizer y Moderna tengan el potencial de desencadenar PTI [trombocitopenia] de novo (incluidos los casos clínicamente no diagnosticados), aunque muy raramente. En este momento, es imposible distinguir la PTI inducida por la vacuna de la PTI coincidente que se presenta poco después de la vacunación».
Y agrega:
«Se necesita una vigilancia adicional para determinar la verdadera incidencia de trombocitopenia después de la vacunación. Si la incidencia de trombocitopenia después de la vacunación es mayor que la basada en los informes de casos disponibles, anticipamos que se notificarán muchos más casos en las próximas semanas, ya que una mayor proporción de la población está vacunada».
También se ha publicado que durante varios días, un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Oslo había estado tratando de establecer si existía un vínculo entre la vacuna AstraZeneca y la formación de coágulos de sangre en tres pacientes noruegos.

Al frente de este equipo, el profesor Pal Andre Holme, jefe del servicio de hematología del hospital, reveló, el jueves 18 de marzo, apenas tres horas antes de que la Agencia Europea de Medicamentos entregara sus conclusiones, que ahora estaba convencido de que la vacuna era la responsable.

De poco han servido estas investigaciones porque, como sabéis, la EMA lo que ha hecho es incluir los trombos en el prospecto de la vacuna para «salvarse» ella y también a AstraZeneca. Adoptó así una decisión política más que sanitaria.

Quizá tenga esto que ver con que la actual directora de la Agencia de Medicamentos, Emer Cooke, trabajó cinco años en la EFPIA, el principal lobby de las farmacéuticas en Europa y el mismo año pasó a la Comisión Europea (el Gobierno europeo) donde fue Administradora principal en la Unidad de Productos Farmacéuticos.

¿La hipótesis de por qué suceden los trombos? Lo que plantean los investigadores noruegos es que los vacunados que sufrieron esos graves daños desarrollaron una fuerte respuesta inmune, lo que llevó a la formación de anticuerpos, que pueden afectar las plaquetas y, por lo tanto, causar un coágulo de sangre o trombo.
«Creemos que esto es causado directamente por la vacuna», dijo Pal Andre Holme.
La polémica por la inseguridad de la vacuna de AZ ha provocado que ahora la mayor parte de los europeos desconfíen de la misma. Ayer me contaron que en el servicio de limpieza de un hospital de Madrid, de más de 30 personas que lo componen apenas se habían vacunado seis.

Pero no son sólo problemas de seguridad de la vacuna lo que nos ofrece AZ como «regalito». Ahora se sospecha sobre la eficacia real de su vacuna. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la agencia de investigación médica de Estados Unidos, comunicaron a principios de esta semana que la Junta de Monitoreo de Datos y Seguridad (DSMB) notificó a AstraZeneca que estaban preocupados por la información publicada por la compañía sobre los datos iniciales de su ensayo clínico de la vacuna Covid-19.

El DSMB expresó su preocupación de que AstraZeneca pudiera haber incluido información desactualizada de ese ensayo:
«que puede haber proporcionado una vista incompleta de los datos de eficacia».