Los conejos conocidos como "saltadores de Alfort" son famosos por caminar erguidos sobre sus patas delanteras, al mejor estilo de un equilibrista. Descubiertos en 1935, estos conejos han intrigado por décadas a los científicos, que recién en 2021 pueden explicar este comportamiento. El hallazgo podría ser útil, incluso, para los seres humanos.
Conejo rabbit
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Conejos caminando apoyados únicamente en sus patas delanteras, al mejor estilo de un acróbata. La imagen no pertenece a un circo sino a la misma naturaleza y recién en 2021, y tras 85 años, la ciencia puede explicarlo.

En efecto, no todos los conejos dan saltos y corren a altas velocidades utilizando sus cuatro patas. En 1935, el veterinario francés Etienne Letard describió por primera vez el comportamiento de estos conejos, conocidos desde entonces con el nombre francés de sauteur d'Alfort, es decir, saltadores de Alfort. A pesar de documentarlos, Letard no pudo explicar concluyemente las razones por las que los conejos hacían esto.

Una explicación apareció en 2021. Un grupo de investigadores liderado por Miguel Carneiro, de la Universidad de Porto, y Jennifer Viellard, de la Universidad de Uppsala, logró demostrar que la particular forma de andar de estos conejos está relacionada con un defecto genético detectado durante la investigación.

El estudio, publicado el 25 de marzo en la revista PLOS Genetics y citado por la publicación especializada Science News, atribuye el comportamiento de los conejos a una mutación del gen conocido como RORB. El estudio indica que la mutación que presentan los conejos hace que tengan una "reducción drástica" del gen RORB en su médula espinal.

Uno de los hallazgos del estudio fue que la presencia de este gen es necesaria para la locomoción saltatoria, la forma habitual de andar de los conejos basada en pequeños saltos.

Los investigadores confirmaron esto con dos experimentos: primero con ratones, que también comenzaron a caminar sobre sus patas delanteras al tener una mutación del gen; y luego con los propios conejos, cruzando conejos con la disfunción del gen con otros sin esta condición. Al analizar a sus crías, comprobaron que la mutación no se encontraba en los conejos que sí podían saltar.


Leif Andersson, uno de los genetistas suecos que participó del estudio, explicó a Science News que la mutación del gen RORB puede afectar a las interneuronas ubicadas en la médula espinal, que ayudan al cuerpo a coordinar las partes izquierda y derecha del cuerpo. Al carecer de proteínas RORB en sus interneuronas, es probable que los conejos no puedan coordinar lo que hacen sus patas traseras, perdiendo la capacidad de saltar.

Los resultados del estudio no solo son determinantes para lograr entender a estos particulares conejos sino que, según los científicos, podría aportar elementos para entender cómo se mueven todos los animales, incluidos los seres humanos, que requieren coordinar sus extremidades para correr.