Traducido por el equipo de SOTT.net en español

En 1181, los astrónomos chinos y japoneses observaron que una "estrella invitada" tan brillante como Saturno aparecía brevemente en su cielo nocturno. En los mil años transcurridos desde entonces, los astrónomos no han podido precisar el origen de ese acontecimiento. Nuevas observaciones han revelado que la "estrella invitada" era una supernova, y extraña además. Fue una supernova que no destruyó la estrella, sino que dejó atrás una estrella zombi que aún brilla.
1181 Supernova
© Universe Today
Las "estrellas invitadas" son lo que los astrónomos modernos llaman ahora novas o supernovas, y el brillo del evento en 1181 a.C. (descrito como tan brillante como Saturno) y su longevidad (visible a simple vista durante 185 días) significa que fue casi seguro una supernova. Durante décadas, se pensó que una nebulosa de viento púlsar en la misma región del cielo eran los restos de esa supernova, pero nuevas estimaciones han situado la edad de esa nebulosa en unos 7.000 años, demasiado antigua para explicar los registros de 1181.

Buscando en los archivos del Wide-field Infrared Survey Explorer de la NASA, un equipo dirigido por astrónomos de la Universidad de Hong Kong ha encontrado una posible historia de origen alternativa y mucho más extraña. Su trabajo se ha publicado recientemente en la revista arXiv.

Los astrónomos encontraron una de las estrellas Wolf-Rayet más calientes conocidas, a la que llaman estrella de Parker, en honor a uno de los líderes del estudio. Las estrellas Wolf-Rayet son estrellas masivas rodeadas de envolturas calientes de gas, y son algunas de las estrellas más brillantes del cielo.

Alrededor de la estrella de Parker hay una nebulosa, denominada Pa 30. La nebulosa tiene una velocidad de expansión de unos 1.100 km/s y, dado su tamaño actual, es probable que se haya formado a partir de un evento de supernova hace unos 1.000 años, lo que coincide con las observaciones de la "estrella invitada".

La velocidad de expansión de 1.100 km/s es mucho más lenta que la de un remanente de supernova típico, y suele estar relacionada con un raro tipo de supernova que no detona completamente su estrella. Este hecho también explicaría la existencia de la estrella de Parker: es un remanente zombi que debería haber muerto hace mil años, pero que sigue vivo.

Este tipo de supernovas son extremadamente raras, y esta observación podría significar que este es el único remanente zombi conocido en la Vía Láctea. Y no lo sabríamos si no fuera por aquellos astutos astrónomos de hace mil años.