La falta de riego de los cultivos podría provocar una producción insuficiente de alimentos y un alza en sus precios, principalmente granos básicos y carne, lo que comprometería el bienestar de miles de familias.
Sequia Mexico
© Jesus Bustamante / ReutersUn barco se ve en la presa de Sanalona en Culiacán, Sinaloa, México. 1 de julio de 2021.
A pesar de que se pronostican lluvias durante los próximos días en varios estados del país, la grave sequía y escasez de agua que ha azotado México durante los últimos meses podría continuar afectando al país en las próximas semanas, elevando la preocupación de las autoridades por los daños que supondría en los cultivos y en el suministro del vital líquido en grandes urbes, incluida la Ciudad de México.

Las temperaturas registradas esta semana en algunas de las zonas agrícolas más importantes del país superaron los 40 grados Celsius, principalmente en los estados del noroeste. Esta situación ha generado preocupación entre los productores y autoridades, que aseguran se corre el riesgo de tener una producción insuficiente a causa de la falta de riego en los cultivos.

La intensa sequía por la que atraviesa México, la peor en las últimas décadas, ha provocado que las reservas de agua para riego en el país sean bastante bajas. De las 138 presas de uso agrícola, 95 se encuentran por debajo de la mitad de su capacidad, 45 de ellas con niveles inferiores al 20 %.

Ante este panorama, las autoridades han comenzado a 'plantar' nubes de yoduro de plata en los estados de Chihuahua, Sinaloa y Sonora, con lo que esperan puedan inducir la lluvia.

Las consecuencias de la sequía

La falta de acceso al agua en los sectores ganaderos y agrícolas mexicanos podría provocar un aumento en el precio de los alimentos, particularmente en los granos básicos, afectando a miles de trabajadores del campo, transportistas y comerciantes. También una gran cantidad de familias mexicanas tendría mayores dificultades para acceder a estos productos y vería comprometida su seguridad alimentaria.

Sin embargo, los efectos de la falta de agua no solo se sienten en las regiones agroganaderas, sino que algunas de las ciudades del país también se han visto perjudicadas por su escasez. Con cerca del 70 % de las presas por debajo del 50 % de su capacidad, las grandes urbes del país también han resentido la carencia del líquido. Este es el caso del área metropolitana de Guadalajara, en donde algunas zonas no han recibido agua potable por meses, mientras que en Monterrey las autoridades preparan cortes en el suministro a partir de agosto.

Del mismo modo, la Ciudad de México, con más de 20 millones de habitantes, ha visto disminuido el suministro de agua a consecuencia de los bajos niveles registrados en las presas del sistema de la cuenca del Cutzamala, que alimentan a parte de la capital y otras regiones del centro del país. A partir de agosto, el caudal que recibirá la ciudad pasará de 15,8 metros cúbicos por segundo a 15,3, medida que se aplicará hasta finales de año.

¿Qué alternativas se tienen?

Considerando que gran parte de México recibe entre el 50 y el 80 % de sus precipitaciones anuales entre julio y septiembre, las autoridades esperan que el inicio de la temporada de huracanes traiga consigo lluvias alrededor del país, lo que disminuirá las altas temperaturas y aliviará la falta de riego en algunas zonas, además de elevar los niveles de las presas.

No obstante, también se requiere adoptar nuevas políticas en materia hídrica. En este sentido, en el marco del foro 'El derecho humano al agua: avances y retos', legisladores, dependencias de Gobierno y organismos internacionales instaron al Congreso a trabajar en una nueva Ley de Aguas Nacionales que garantice la protección, regulación y distribución responsable del recurso, y que lo reconozca como un derecho humano.

Asimismo, la subdirectora general de Administración del Agua, Elena Burns Stuck, señaló que es necesario modificar el sistema usado para otorgar las concesiones de explotación de los mantos acuíferos, el cual ha privatizado y creado un mercado del agua que beneficia principalmente a las grandes empresas, como las mineras y productoras de refrescos, a costa de la población.