Solo hay gasolina suficiente en Irlanda del Norte, dentro del Mercado Común.
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© ReutersUna gasolinera sin combustible en Londres, este jueves.
Sigue la escasez de gasolina por Reino Unido. Según los datos de este jueves, solo un 26% de estaciones de servicio estaban completamente surtidas y un 27% estaban sin una sola gota, una cifra similar a la del miércoles. Y, ante una ola de advertencias de que la crisis puede desembocar en unas Navidades desabastecidas, el ministro de Justicia y viceprimer ministro, Dominic Raab, dijo esta mañana que se estaban planteando obligar a los internos en las prisiones británicas a conducir camiones, "para reducir su riesgo de reincidencia", alegó.

"Hemos conseguido que presos y delincuentes realicen trabajos voluntarios y no remunerados. ¿Por qué no, si hay escasez, animarlos a realizar un trabajo remunerado donde hay un beneficio para la economía, un beneficio para la sociedad?", se preguntó, en declaraciones a la revista The Spectator. "Si le das a la gente algo que perder, si les das algo de esperanza, es mucho menos probable que vuelvan a delinquir".

La situación, desde luego, no parece estar mejorando al ritmo al que desearía el Gobierno. Aunque el ministro de Transportes, Grant Shapps, anunció que el miércoles se había distribuido más gasolina de la vendida por primera vez en casi una semana, casi todo el país sigue con escasez. El norte de Inglaterra y Escocia están en alerta ámbar, mientras que Gales, Londres y el sur de Inglaterra están en alerta roja. Solo se salva Irlanda del Norte, que recibe envíos estables desde Irlanda gracias a su pertenencia al Mercado Común europeo.

El resultado de la tensión se ve en la libra, que está rondando mínimos de diciembre de 2020. Y se ve en todos los sectores que están advirtiendo de desabastecimiento: los últimos, las farmacias del país. Las asociaciones del ramo, la Company Chemists' Association y la National Pharmacists Association, advierten de que las entregas de algunos medicamentos se han visto interrumpidas, y denuncian que el Gobierno no les ha informado de sus planes de emergencia para mantener el suministro.

La gran batalla ahora es ver quién o qué tiene la culpa. Para Keir Starmer, el líder del Partido Laborista, que celebró esta semana su congreso anual, la responsabilidad es del "desastroso Brexit" del primer ministro, Boris Johnson, ya que ningún otro país europeo está sufriendo esta misma situación, pese a que todos tienen una escasez de camioneros en mayor o menor medida. Por su parte, los 'Tories' apuntan a que la culpa es del Covid, que ha sacudido las cadenas de suministro.

Pero la mayor preocupación está en las crecientes advertencias de que no habrá suficiente pavo, ni juguetes, ni productos tecnológicos en las tiendas este próximo mes de diciembre. Una situación que, de convertirse en realidad, sería una auténtica pesadilla para el Gobierno. Johnson ha prometido ante los medios que "salvará las Navidades", cueste lo que cueste. Pero los grandes distribuidores insisten en que las grandes entregas a los minoristas deberían estar produciéndose estas semanas. Si la situación no mejora pronto, este año puede acabar con una carrera al 'sprint' en el último momento para llenar las cestas de la compra y las cajas de regalos de los niños.