Traducido por el equipo de Sott.netUn reciente trabajo publicado en la revista International Journal of Osteoarchaeology y en el que participan investigadores de la Universidad de Sevilla, explora la compleja relación entre el ser humano y el mercurio a lo largo del tiempo.
© Moha El-Jaw - ShutterstockUn trozo de mineral de cinabrio del que se extrae el mercurio
En este artículo, titulado "The use and abuse of cinnabar in Late Neolithic and Copper Age Iberia" ("El uso y abuso de mineral de cinabrio en la Iberia del Neolítico y Edad del Cobre tardío), un equipo de 14 especialistas en biología, química, antropología física y arqueología han presentado los resultados del mayor estudio realizado hasta la fecha sobre la presencia de mercurio en huesos humanos, con una muestra de un total de 370 individuos procedentes de 50 tumbas localizadas en 23 yacimientos arqueológicos de España y Portugal datados en el Neolítico, la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Antigüedad, abarcando así 5.000 años de historia humana.
Los resultados revelan que los niveles más altos de exposición al mercurio se produjeron al principio de la Edad del Cobre, entre el 2900 y el 2600 a.C. En este período, la explotación y el uso del
cinabrio aumentaron considerablemente por razones sociales y culturales. El cinabrio (HgS) es un mineral de sulfuro de mercurio que, al pulverizarse, se convierte en un polvo de un llamativo y brillante color rojo. Históricamente, esta sustancia se ha utilizado para producir pigmentos en la pintura, siendo famoso ya en la Antigüedad ("rojo pompeyano") o en el arte moderno (conocido como "bermellón").
Se da la circunstancia de que la mayor mina de cinabrio del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra en Almadén, en el centro de España). La explotación del cinabrio de Almadén comenzó en el Neolítico, hace 7000 años. A principios de la Edad del Cobre, hace unos 5000 años, el cinabrio se convirtió en un producto de gran valor social, con un carácter a la vez sagrado, esotérico y suntuoso.
En las tumbas de esta época descubiertas en el sur de Portugal y Andalucía, el polvo de cinabrio (a menudo convertido en un pigmento) se utilizaba para pintar cámaras megalíticas, decorar figurillas o estelas, y para untarlo sobre los muertos. Por ello, muchas personas debieron inhalarlo o consumirlo accidentalmente, lo que provocó acumulaciones insospechadas de mercurio en sus cuerpos. Se han registrado niveles de hasta 400 partes por millón (ppm) en los huesos de algunos de estos individuos.
Teniendo en cuenta que la OMS considera actualmente que el nivel normal de mercurio en el cabello no debe ser superior a 1 ó 2 ppm, los datos obtenidos revelan un alto nivel de intoxicación que debió afectar gravemente a la salud de muchas de esas personas. De hecho, los niveles detectados en algunos sujetos son tan altos que los autores del estudio no descartan que el polvo de cinabrio fuera consumido deliberadamente, por inhalación de vapores, o incluso por ingestión, por el valor ritual, simbólico y esotérico que se le atribuía.
Los resultados de este estudio aportan evidencias científicas de gran valor para ampliar futuras investigaciones sobre la compleja relación del ser humano con el mercurio, una de las sustancias minerales más peculiares de nuestro planeta, y para conocer sus usos y sus consecuencias para la salud humana.
Más información:
Steven D. Emslie, Ana Maria Silva,
et al., The Use and Abuse of Cinnabar in Late Neolithic and Copper Age Iberia,
International Journal of Osteoarchaeology,
doi.org/10.1002/oa.3056
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