Traducido por el equipo de Sott.net

Una manifestación contra las restricciones por covid en Bruselas atrajo el domingo a miles de participantes, muchos de los cuales pidieron al gobierno belga que derogue los diversos requisitos del certificado covid del país.
Brussels protest
© Nicolas Maeteerlinck/Belga/AFP/Getty ImagesProtesta en Buselas
La organización "Samen voor Vrijheid" ("Juntos por la Libertad"), promotora de la concentración, había hecho un llamamiento a "cualquier persona que perciba que algo no está bien" para que asistiera a la protesta.

Según un informe del Brussels Times, la policía cifró el número de asistentes a la manifestación en unos 5.000, aunque los organizadores citaron una cifra mayor, 25.000.

El eurodiputado rumano Cristian Terheș, que se dirigió a los congregados en el acto, dijo a Breitbart London que los manifestantes se habían reunido para oponerse a la legislación vigente en toda Europa. Dijo a Breitbart London:
"Hablé con una multitud grande y pacífica en Bruselas celosamente comprometida con la autonomía corporal y la libertad personal y que claramente quiere el fin de las medidas de bloqueo draconianas e irracionales impuestas por gobiernos corruptos y hambrientos de poder en toda Europa".
Terheș también criticó un llamamiento anterior de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para que se discutiera la posibilidad de la vacunación obligatoria en todo el bloque, una sugerencia denunciada en su momento como la "chinificación de Europa".

Terheș dijo a esta publicación:
"El llamamiento de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a debatir la vacunación obligatoria demuestra que la UE está dirigida por extremistas y peligrosos enemigos de la libertad y los derechos humanos. Los burócratas de la UE, ávidos de poder, se han puesto en contra de la libertad personal en materia médica, así como de la independencia democrática de los estados soberanos nacionales. La buena noticia es que los europeos están despertando y se oponen a los eurócratas en ambos aspectos".
Mientras que las protestas anteriores en Bélgica habían dado lugar a escenas violentas, los organizadores de la manifestación del domingo trabajaron estrechamente con la policía para garantizar una reunión pacífica.

Muchos de los manifestantes se manifestaron en contra de las restricciones vigentes en Bélgica, que exigen a todos los que quieran entrar en bares, restaurantes y eventos culturales que muestren un certificado covid que demuestre la vacunación, la recuperación o que la persona ha dado negativo en las pruebas del coronavirus chino.

También se habían establecido otras restricciones que ordenaban el cierre de cines, teatros, salas de conciertos y otros centros culturales a partir del 26 de diciembre. Sin embargo, estas restricciones se revocaron después de que se produjera un importante revuelo, ya que muchos miembros del sector ignoraron por completo la orden, mientras que otros salieron a la calle, arremetiendo contra las medidas por considerarlas irracionales.

El giro de estas últimas medidas hizo que se criticara al gobierno por su falta de liderazgo, y un analista político lo describió como una "cacofonía política".

A pesar del historial de protestas en el país, el Primer Ministro belga, Alexander De Croo, se burló de los manifestantes el domingo.

Aunque el primer ministro reconoció que la gente tenía derecho a protestar, si así lo deseaba, afirmó que "si todo el mundo se comportara como [los manifestantes] querían, habríamos estado encerrados durante meses y no habríamos tenido vida", según Brussels Times.