Traducido por el equipo de sott.net

Cada vez que nos ponemos al día con un amigo, compartimos las historias de nuestras vidas, desde las más mundanas hasta las más profundas. El intercambio de historias, y sobre todo de secretos, ayuda a crear amistades. Ahora, una nueva investigación aporta algunas ideas interesantes sobre cómo poner en marcha ese proceso, y mantenerlo, sobre cómo manejar mejor las conversaciones, para convertir a los conocidos o incluso a los desconocidos en nuevos amigos, y a los nuevos amigos en confidentes para toda la vida.
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Habla con desconocidos...

En 2014, un par de psicólogos publicaron un estudio ya clásico sobre los viajeros de Chicago, en el que descubrieron que, aunque nuestro instinto es ignorar a los extraños, somos más felices cuando charlamos con ellos. Y, lo que es más importante, esto era cierto tanto para los introvertidos como para los extravertidos. Los investigadores también descubrieron que la reticencia de los viajeros a entablar una conversación con un desconocido se debía a la creencia errónea de que los extraños no querrían hablar con ellos. En 2021, un equipo del que formaba parte Nicholas Epley, uno de los autores del artículo inicial, publicó resultados muy similares de un estudio sobre viajeros de tren en el área de Londres. Está claro que este fenómeno también se aplica a los británicos. Así que, adelante, la próxima vez que estés con un desconocido, intenta entablar una conversación: probablemente irá mejor de lo que crees.

... pero ten en cuenta su espacio personal

Nuestro espacio personal preferido (la distancia que nos gusta mantener entre nosotros y quienquiera que sea nuestro interlocutor) varía según el sexo, la cultura, el contexto y la familiaridad, y la pandemia de Covid-19 también está influyendo. Un estudio realizado en 2017 con casi 9.000 personas de 42 países diferentes descubrió algunas grandes diferencias geográficas, especialmente entre lo que los investigadores denominaron "culturas de contacto" (América del Sur, Oriente Medio y el sur de Europa) y las "culturas de no contacto" (Europa del Norte, América del Norte, Asia), en las que la gente prefiere estar más separada. Así que conviene tener en cuenta el origen cultural de la persona con la que se habla, si no se quiere hacerla sentir incómoda. La investigación también reveló que las mujeres de la mayoría de los países prefieren más espacio que los hombres. Y en 2021, un pequeño estudio realizado en EE.UU. descubrió que las distancias personales preferidas que estos participantes habían declarado antes de la pandemia aumentaron durante la misma, tanto en la realidad como en el plano virtual. Nos hemos acostumbrado a dar más espacio a otras personas. Esta investigación sugiere que, con los contagios de Covid-19, seguimos queriéndolo.

Profundiza

Queremos relaciones profundas y significativas con los demás, y sabemos que compartir historias íntimas puede crearlas. Pero, ¿cuánto tiempo después de conocer a alguien debemos pasar de la charla ligera? Según un estudio de 2021 en el que también participó Epley y que dirigió Michael Kardas, la respuesta es: enseguida. Los participantes en esta investigación sobreestimaron lo incómodo que sería mantener una conversación profunda con un desconocido, y también subestimaron el interés que tendrían los desconocidos en sus revelaciones. Y aunque los participantes esperaban preferir una conversación superficial a una profunda con un desconocido, no fue así. Las conversaciones profundas les hicieron sentirse más conectados.

Sé elogioso

¿Te preocupa que decir "me encanta tu vestido" o incluso "tienes un gran sentido del humor" pueda sonar poco sincero o demasiado personal, y cree incomodidad en lugar de compañerismo? Pues bien, dejar de preocuparte por esto es el mensaje de otro nuevo estudio en el que participa Epley, también publicado en 2021. Investigaciones anteriores han demostrado que hacer cumplidos acerca tanto a desconocidos como a amigos. Además, no cuesta nada, ni económicamente ni en términos de esfuerzo. Y, sin embargo, este trabajo, dirigido por Xuan Zhao con participantes de EE.UU., descubrió sistemáticamente que las parejas de amigos infravaloraban el efecto positivo de los cumplidos hechos al otro, subestimaban los sentimientos de calidez resultantes en el receptor y sobrestimaban lo incómodo que se sentiría ese receptor. Este punto de vista erróneo parecía tener efectos en el mundo real: los participantes también declararon que, en general, hacían menos cumplidos de los que creían que debían hacer, o incluso de los que les gustaría hacer.

¿Qué pasa si no se cree del todo en el cumplido que se hace? "La gente puede ser reacia a halagar a otros con cumplidos poco sinceros porque sobreestima la probabilidad de que su falta de sinceridad sea detectada", escriben los investigadores. En otras palabras, hazlo de todos modos: lo más probable es que tomen tu comentario al pie de la letra.

No te agobies después de una conversación

Uno de los descubrimientos más positivos y que más me hacen sentir bien fue este: gustamos a otras personas más de lo que creemos. Esta fue la conclusión de un estudio realizado con desconocidos que fueron emparejados para mantener breves conversaciones. Después, valoraron cuánto les gustaban sus compañeros y cuánto creían que les gustaban a ellos. Y subestimaron sistemáticamente su agrado: habían causado una primera impresión mejor de lo que pensaban. Es más, cuanto más tímida es la persona, mayor es la "brecha de agrado". Así que no dejes que la preocupación por la impresión que puedas causar a un nuevo conocido te impida continuar con la conversación inicial; probablemente tengan más ganas de volver a hablar de lo que crees.

En 2021, un artículo publicado en el Journal of Experimental Psychology: General reveló la existencia de otra brecha relacionada con la conversación: la "brecha del pensamiento". Después de una conversación, tendemos a pensar en la persona con la que hemos hablado, reflexionando sobre sus historias o quizás sus consejos, señalan Gus Cooney, de la Universidad de Filadelfia, y sus colegas. Pero aunque lo hagamos nosotros mismos, el equipo descubrió en una serie de estudios que sus participantes creían erróneamente que pensaban más después en la persona con la que habían tenido una conversación que la otra persona en ella. "En conjunto, estos estudios demuestran que las personas permanecen en la mente de sus interlocutores más de lo que creen", escribe el equipo. Una de las razones por las que este mensaje es importante es la siguiente: en uno de los estudios, saber cuánto pensaba realmente la otra persona en ellos afectó a su disposición a reconciliarse tras una discusión.

En general, para ser una especie tan social, somos sorprendentemente malos a la hora de juzgar cómo las conversaciones, y el contenido específico de las mismas, afectan a nuestras relaciones y a nuestro propio bienestar. Pero el mensaje abrumador de estos estudios, al menos, es positivo: todo es mejor de lo que crees, así que deja de preocuparte y comparte.