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© AFP / Park Ji-Hwan
Las lluvias torrenciales que azotan la parte céntrica de la península de Corea provocaron en los últimos dos días el desbordamiento de los ríos principales y unos fuertes deslizamientos de tierra en varias provincias de Corea del Sur.

A causa de este fenómeno han muerto al menos 53 personas, otras 14 están consideradas desaparecidas.

Las calles de la capital surcoreana, Seúl, y varias ciudades contiguas están llenas de lodo. Las plantas bajas de la mayoría de los edificios se encuentran inundadas. El tráfico también se ha visto afectado y de hecho decenas de poblados han quedado incomunicados.

Los cortes de electricidad afectaron a casi 126.000 viviendas. En Chuncheon, a unos 100 kilómetros al este de Seúl, un alud sepultó un hostal junto con varios inquilinos. Cerca de 2.500 casas han sido arrasadas, además de aproximadamente 760 hectáreas de terrenos agrícolas.

Las lluvias acumuladas en Seúl desde del martes podrían superar, junto a los pronosticados para el viernes, los 700 milímetros por metro cuadrado, la mitad de la precipitación media anual en la capital surcoreana. Al mismo tiempo, los desprendimientos responden a causas antropogénicas, según advierten los expertos medioambientales nacionales.

Y es que en la provincia Gyeonggi, colindante con la capital, se llevaban a cabo los trabajos de explanación a gran escala en los alrededores del río Han y sus afluentes, que las autoridades encargaron a distintas compañías para refinar su aspecto y hacerlo más propicio para el recreo de la gente. Unos importantes volúmenes de suelo y barro fueron abiertos y privados de toda vegetación que dificultaría el deslizamiento durante la temporada de lluvias.

En cuanto desminuyó el aguacero, el Ejército salió a las calles capitalinas para ayudar a los vecinos y a los servicios de emergencia a limpiar los domicilios presos del lodo. Este elemento sigue impidiendo a miles de personas volver a sus casas.

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© AFP / Yang Hoe-SeongUna carretera seulense tras la inundación.