Traducido por el equipo de Sott.net

Un estudio realizado durante 16 años en la región india del Himalaya confirma lo que los científicos siempre han creído: que los grandes mamíferos que pastan desempeñan un papel fundamental en la estabilización del carbono del suelo y en la mitigación de los efectos del cambio climático.
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© Shauryankar Lingwal (CC BY-SA 4.0)Los grandes animales de pastoreo pueden desempeñar un rol en la estabilización del carbono del suelo y en la mitigación de los efectos del cambio climático.
El carbono orgánico del suelo creado por la materia en descomposición sustenta toda la vida en la Tierra y constituye el mayor depósito de carbono después de los océanos. El cambio climático y el desarrollo sostenible pueden verse afectados por el más mínimo cambio en la cantidad y calidad del carbono del suelo, según un documento de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.

Investigadores del Instituto Indio de Ciencias de Bangalore cercaron herbívoros de pastoreo, como yaks y cabras montesas, en zonas seleccionadas de Spiti, en el estado de Himachal Pradesh, y constataron que se produjo un aumento de la estabilidad del carbono del suelo en la zona pastoreada, mientras que hubo mayores fluctuaciones en las zonas excluidas.
"Mantener niveles estables de carbono en el suelo es clave para compensar los efectos del cambio climático, y la reserva del suelo es un depósito fiable que retiene el carbono", afirma Sumanta Bagchi, autor del estudio y profesor asociado del Centro de Ciencias Ambientales del Instituto Indio de Ciencias.
Según el estudio, publicado en octubre en Proceedings of the National Academy of Sciences, el suelo contiene más carbono que todas las plantas y la atmósfera juntas y es importante asegurar su persistencia.

"La materia orgánica muerta de plantas y animales permanece en el suelo durante mucho tiempo hasta que los microbios la descomponen y liberan carbono a la atmósfera en forma de dióxido de carbono", explica Bagchi.

Los ecosistemas de pastoreo desempeñan un papel fundamental en la "retroalimentación tierra-atmósfera", ya que cubren alrededor del 40% de la superficie terrestre libre de hielo del mundo (casi 50 millones de kilómetros cuadrados) en praderas, sabanas y estepas arbustivas, y contienen aproximadamente un tercio de todo el carbono del suelo, según el estudio.

Bagchi y su equipo de estudiantes recogieron muestras de suelo de las parcelas cercadas y compararon los niveles de carbono y nitrógeno en el suelo año tras año. Descubrieron que el carbono del suelo fluctuaba entre 30% y 40% en las parcelas cerradas, mientras que estos elementos se mantenían estables en las parcelas abiertas al pastoreo.

Un factor clave subyacente a estas fluctuaciones es el nitrógeno orgánico del suelo generado por la descomposición de las plantas y los desechos animales que ayudan al crecimiento de las plantas recientes. Dependiendo de las condiciones del suelo, el nitrógeno puede estabilizar o desestabilizar la reserva de carbono. Sin embargo, el pastoreo de los herbívoros modifica estas interacciones haciendo que la balanza se incline a favor de las primeras, según el estudio.

El carbono orgánico del suelo mejora su aireación (la cantidad de oxígeno en el suelo), así como el drenaje y la retención del agua, lo que reduce el riesgo de erosión y de filtración de nutrientes, a la vez que mejora la fertilidad del suelo y su capacidad de retención de nutrientes.

El estudio señala que la recuperación del carbono perdido en el suelo puede ser frustrantemente lenta e incierta. "Junto a la creciente atención prestada al aumento de la reserva de carbono del suelo, una solución igualmente importante para la mitigación del clima reside en nuestra capacidad de proteger el carbono preexistente en el suelo", afirma el estudio.
"Las conclusiones del estudio no son sorprendentes: estudios anteriores han demostrado la importancia de proteger a los animales de pastoreo, ya sean domésticos o salvajes, para mantener estable el carbono del suelo y mitigar el cambio climático", afirma Krishna Gopal Saxena, consultor independiente sobre conservación de ecosistemas y antiguo decano de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi.
Según Saxena, que no participó en el estudio, aunque el pastoreo es beneficioso, es necesario evitar el sobrepastoreo, ya que tanto una práctica excesiva como intensiva pueden ser igualmente perjudiciales para los ecosistemas. "Los elefantes y los bisontes tienen pautas de apacentamiento o búsqueda de alimento diferentes a las de los mamíferos más pequeños, como las cabras y las ovejas, por ejemplo", explica Saxena.

"En Spiti, es habitual ver ovejas azules pastando junto al ganado, y esto funciona bien para la ecología debido a la 'preferencia de las especies', ya que las ovejas azules prefieren pastar en arbustos leñosos y duros, mientras que el ganado suele preferir materiales más blandos", dijo Saxena, que es experto en ecología de gran altitud.

"También hay que tener en cuenta que los suelos ricos en carbono orgánico y nutrientes no siempre se consideran sanos, sobre todo si causan daños a los cultivos o favorecen las plagas", dijo Saxena. "La salud del suelo como dimensión de la salud del ecosistema puede verse en términos de resistencia y resiliencia del suelo en respuesta a diversas tensiones y perturbaciones".

Sin embargo, Saxena señaló la necesidad de cuantificar las emisiones de carbono procedentes del estiércol de los animales de pastoreo, especialmente el metano, un gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera mucho más tiempo que el dióxido de carbono. "Las emisiones de metano del ganado no se han cuantificado adecuadamente y los estudios y estimaciones existentes se basan en experimentos de laboratorio".

Mientras que los estudios anteriores se centraron en la medición de los niveles de carbono y nitrógeno a intervalos largos, partiendo de la base de que la acumulación o la pérdida de carbono son procesos lentos, en el presente estudio se han considerado fluctuaciones interanuales a más corto plazo que pueden tener consecuencias para el cambio climático, vinculadas como están al pastoreo de grandes mamíferos, dijo Dilip GT Naidu, estudiante de doctorado que trabaja con Bagchi y uno de los autores del estudio.

En la investigación que se está llevando a cabo en Spiti, Bagchi y su equipo estudian cómo los herbívoros domésticos, como las cabras y las ovejas, tienen un impacto diferente en el ecosistema que sus parientes salvajes.

"Los herbívoros domésticos y silvestres son muy parecidos en muchos aspectos, pero difieren en cómo influyen en las plantas y el suelo", dice Shamik Roy, miembro del equipo y también autor del estudio. "Entender por qué no se parecen puede conducirnos hacia una administración más eficiente del carbono del suelo".