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Una voraz plaga que ha asolado durante mucho tiempo los productores de maíz en América del Norte está devorando una variedad de maíz muy cultivada, que fue genéticamente modificada para erradicar esa misma peste, lo que hace temer la existencia de una superbacteria.Hasta el momento no hay evidencia de que un número significativo de estos insectos, llamados gusanos de la raíz del maíz del oeste, hayan desarrollado una resistencia a la toxina de protección del maíz.
Sin embargo, los expertos advierten de que los agricultores pueden verse obligados a reanudar el uso intensivo de plaguicidas si se generaliza la presencia de estos insectos resistentes.
También advierten de que los agricultores pueden estar usando cultivos genéticamente modificados de una manera que acelere el desarrollo de insectos resistentes.
"El gusano de la raíz del maíz del oeste es una de las plagas del maíz más importantes en Estados Unidos y podría convertirse en un insecto muy importante en Europa", dijo Michael Gray, un científico de la Universidad de Illinois (norte).
Los agricultores eran capaces de manejar las plagas rotando los cultivos que plantaban en sus campos. Pero estos gusanos comenzaron a poner sus huevos en la soja -el sustituto más común del maíz-, por lo cual los agricultores tenían que usar pesticidas para deshacerse de ellos. Estos adaptables insectos también se volvieron resistentes a ciertos pesticidas, dijo Gray el lunes.
La multinacional Monsanto lanzó las primeras semillas que fueron modificadas genéticamente para protegerse de estos gusanos de la raíz del maíz en 2003. Estas semillas fueron utilizadas en un 45% de la cosecha de Estados Unidos en 2009. La evidencia de los primeros gusanos de la raíz resistentes fueron halladas en cuatro campos de Iowa que sufrieron grandes daños de esta plaga en 2009.
Gray investiga actualmente si los gusanos que devoraron el maíz genéticamente modificado en Illinois este año también se volvieron resistentes. Las pruebas de laboratorio publicadas el mes pasado confirmaron que los insectos recogidos de los campos de Iowa pudieron pasar la resistencia a la toxina protectora del maíz a su descendencia. "Estos resultados sugieren que pueden ser necesarias mejoras en la gestión de la resistencia y un enfoque más integrado para el uso de cultivos biotecnológicos", escribió el investigador Aaron Gassmann, de la Universidad Estatal de Iowa.
Los campos donde se hallaron los gusanos de la raíz resistentes habían sido plantados con semillas genéticamente modificadas por lo menos por tres años consecutivos. Eso podría haber ayudado a los insectos a volverse resistentes, escribió Gassmann.
Otro factor podría ser el uso insuficiente de los "refugios", concluyó. Se supone que los agricultores deben plantar un 20% de sus campos con maíz sin modificación genética de modo que, si los insectos resistentes se desarrollan, terminen reproduciéndose con gusanos de la raíz no resistentes atraídos por las plantas sin protección, disminuyendo así la posibilidad de pasar la resistencia a la siguiente generación.
Monsanto trata de facilitar a los agricultores el cumplimiento de estos "refugios" obligados por el gobierno, con la venta de bolsas que contienen una mezcla de semillas con y sin protección.
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