Una mujer tailandesa sobrevivió de algún modo a un aterrador encuentro con una enorme pitón después de que la serpiente de cuatro metros se enroscara en su cintura mientras fregaba los platos y la apretara con fuerza durante dos horas.

"Estaba a punto de coger agua y cuando me senté me mordió inmediatamente", explicó Arunroj al citado medio. "Cuando miré vi que la serpiente me envolvía".
"La agarré por la cabeza, pero no me soltaba", continuó. "Sólo me apretaba".
La serpiente continuó enroscándose alrededor de la cintura de Arunroj hasta que ella ya no pudo mantenerse en pie, obligándola a apoyarse contra la puerta de la cocina mientras gritaba pidiendo ayuda.
Un vecino oyó sus gritos 90 minutos después y alertó rápidamente a las autoridades.
Unas escalofriantes imágenes mostraron a los primeros intervinientes llegar y encontrar a Arunroj, exhausta y pálida, sentada en el suelo con la serpiente todavía enroscada a su alrededor.
Los policías y los agentes de control de animales se vieron obligados a golpear a la serpiente en la cabeza con una palanca para que soltara a Arunroj de sus garras.
La mujer fue atendida por varias mordeduras, pero por lo demás resultó ilesa, al menos físicamente.
La serpiente, por su parte, acabó escabulléndose antes de poder ser capturada, según la policía.
Las pitones, que no son venenosas, matan a sus presas estrujándolas poco a poco hasta la muerte.
Aunque los encuentros con serpientes no son infrecuentes en Tailandia, los ataques de pitones a seres humanos son raros.
Las pitones más pequeñas suelen alimentarse de mamíferos como ratas, pero las más grandes se alimentan de cerdos, ciervos y perros y gatos domésticos.
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