"Permitir que el ejército ucraniano utilice misiles de largo alcance suministrados por Occidente para ataques dentro de Rusia es la línea roja de Moscú", ha recordado Serguéi Lavrov este martes.
Ha señalado asimismo que las fuerzas de Kiev carecen de los conocimientos necesarios para operar los misiles de largo alcance de forma independiente y necesitarían la asistencia de especialistas de la OTAN, así como datos de inteligencia, obtenidos a través de los sistemas satelitales de Occidente.
"Si se utilizan esas armas, eso significaría que no solo Ucrania, sino también los países de la OTAN estarían en guerra abierta con Rusia", ha afianzado el ministro de Asuntos Exteriores ruso.Lavrov ha avisado también que "la naturaleza de este conflicto, que los líderes occidentales intentaron ocultar... literalmente saldría a la luz".
El máximo diplomático ruso también ha expresado su preocupación por el ritmo con el que se está militarizando Europa. En este sentido, ha afirmado que Moscú utilizará cualquier medio para garantizar su seguridad.
"Nuestros adversarios no deben equivocarse. En caso de cualquier acción agresiva por parte de la OTAN o de sus Estados miembros contra nuestra nación, se tomarán medidas de represalia adecuadas, respetando plenamente el derecho de Rusia a la legítima defensa consagrado en la Carta de las Naciones Unidas", ha remarcado."Nadie podrá quedarse al margen ni al otro lado del Atlántico ni del canal de la Mancha", ha advertido el canciller ruso, amenazando indirectamente a Estados Unidos y el Reino Unido con un enfrentamiento directo y posibles ataques contra ellos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, insiste en utilizar misiles de largo alcance suministrados por Occidente para alcanzar objetivos en el interior de Rusia.
Rusia responsabiliza a la OTAN por la prolongación del conflicto con Ucrania — iniciado en febrero de 2022 — mediante el continuo suministro de armas letales al país europeo. Según Moscú, la Alianza Atlántica ya se ha convertido en una parte de la guerra al entregarle a Kiev datos de sus satélites espías para determinar la ubicación de los objetivos en el interior de Rusia y atacarlos, y alerta que ello tendrá peligrosas implicaciones para Occidente.
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