Traducido por el equipo de SOTT.net

Más de 700 años después de la pandemia de peste negra, los científicos están desarrollando una vacuna contra la peste bubónica, pero ¿por qué? ¿Deberíamos preocuparnos?
black death mask
© ShutterstockLa pandemia más mortífera del mundo, la peste negra, mató al menos a un tercio de la población europea de la época.
En 2020, la pandemia sin precedentes de Covid-19 causó estragos en todo el mundo. Países enteros se vieron sumidos en confinamientos y millones de personas sufrieron innumerables consecuencias.

Los científicos se apresuraron a encontrar una vacuna, anunciada para ayudar, y lo hizo, protegiendo a los que se la pusieron de un mayor riesgo de enfermar gravemente por el virus, y ayudando a detener su abrumadora propagación a escala mundial.


Comentario: La frase anterior nos indica lo despistado que está el autor de este artículo.


Ahora, casi media década después de que se creara una vacuna contra la Covid-19, los científicos que están detrás de la inyección de Oxford-AstraZeneca están ocupados desarrollando otra, esta vez contra una enfermedad cuya última pandemia devastó el mundo hace más de 700 años: la peste bubónica.


Comentario: Así que los mismos "científicos" que nos dieron el inútil y peligroso pinchazo para la Covid-19 están supuestamente desarrollando una vacuna para la peste bubónica. ¿Y qué, se supone que debemos estar tranquilos?


Se cree que la peste bubónica, uno de los tres tipos de peste, provocó la pandemia de peste negra del siglo XIV (la mayor pandemia mundial de la historia), con una tasa de mortalidad de entre el 72% y el 100% en su propagación por Europa hace cientos de años.
The Yersinia pestis bacterium
© ShutterstockLa bacteria Yersinia pestis, causante de la peste, bajo el microscopio.
La escala de la pandemia fue casi insondable, matando entre el 30 y el 50% de la población del continente: las estimaciones sugieren que esta cifra podría oscilar entre 75 y 200 millones de personas en total. Sus síntomas eran atroces: las víctimas sucumbían a la enfermedad pocos días después de desarrollar la fiebre reveladora, seguida de una erupción cutánea y de hinchazones características (conocidas como bubones) en las axilas y la ingle, que acababan ennegreciéndose y liberando pus.


Comentario: Lo anterior pretende ser un recordatorio de por qué una verdadera pandemia de peste es aterradora, y por qué deberíamos, según algunos en círculos elitistas militares, farmacéuticos y políticos (y sus cómplices pagados en la prensa), quieren el pinchazo que presentarán al mundo en caso de que una enfermedad de esta variedad llegue a producirse.


Desde 2021, los científicos han estado probando una vacuna contra la peste negra en 40 adultos sanos de entre 18 y 55 años. Los resultados han demostrado la seguridad de la vacuna y su capacidad para inducir una respuesta inmunitaria en las personas (lo que significa que puede protegerlas de la peste). Se espera que a principios de 2025 estos resultados se envíen a una revista para su revisión por pares.


Comentario: En ninguna parte de la página del ensayo vinculado dice que los resultados mostraron "la seguridad de la vacuna y la capacidad de inducir una respuesta inmune en las personas". No sólo eso, sino que 40 adultos sanos es una muestra minúscula. ¿Y quién va a hacer la revisión por pares de los resultados finalmente publicados?


Entonces, ¿por qué los científicos están desarrollando ahora una vacuna contra la peste bubónica?, ¿debería preocuparnos la posibilidad de una segunda pandemia de "peste negra"?

Resistencia a los antimicrobianos

Actualmente, en el Reino Unido no existe ninguna vacuna contra la peste bubónica. Científicos militares del Gobierno británico han pedido recientemente que se apruebe y fabrique una vacuna a granel, ya que la peste tiene "potencial de propagación pandémica".

A pesar de que la última pandemia de peste se produjo hace cientos de años, los tres tipos de peste (bubónica, neumónica y septicémica) siguen existiendo en algunas partes del mundo e infectan a entre 1.000 y 2.000 personas al año, sobre todo en zonas rurales de África, Asia y América. En EE.UU. se producen unos siete casos de peste al año, pero las muertes son mucho menos frecuentes: en EE.UU. se registraron 14 muertes por esta enfermedad entre 2000 y 2020.

Los casos de la enfermedad en partes del mundo como Madagascar son más comunes, con una epidemia en 2017 en el país que llevó a 2.119 casos sospechosos y 171 muertes en sólo un período de cuatro meses.
antibiotics
© ShutterstockEl uso excesivo de antibióticos es uno de los principales factores que impulsan la mortal resistencia a los antimicrobianos.
Aunque los antibióticos son el único tratamiento eficaz para la enfermedad (si se administran a tiempo), una de las razones por las que los científicos están ansiosos por desarrollar una vacuna contra la peste se debe a la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos, que puede hacer que los antibióticos sean ineficaces para tratar la peste en el futuro.

En pocas palabras, la resistencia a los antimicrobianos (RAM) se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos dejan de responder a los medicamentos (incluidos antibióticos, antivirales, antifúngicos y antiparasitarios) utilizados para tratar enfermedades infecciosas, como el VIH, la tuberculosis y la malaria.

Una de las principales razones de la RAM es el uso excesivo de estos medicamentos en humanos, animales y plantas, y sus efectos son contundentes: se estima que la RAM bacteriana fue directamente responsable de 1,27 millones de muertes en todo el mundo en 2019.

Cuando se produce RAM, las infecciones se vuelven difíciles (o en algunos casos, imposibles) de tratar, lo que aumenta la probabilidad de que las enfermedades se propaguen e incluso la muerte. Una vacuna contra la peste podría ayudar a contrarrestar este desastroso escenario si la RAM condujera a desarrollar cepas de "superbacterias" de la enfermedad, que no podrían tratarse mediante antibióticos tradicionales.

Según el director del Oxford Vaccine Group, el profesor Sir Andrew Pollard (que también dirige el ensayo de la vacuna contra la peste negra), el riesgo de que se desarrolle una cepa de superbacteria debido a la resistencia a los antimicrobianos es "muy bajo", aunque esta probabilidad puede aumentar a medida que el cambio climático permita que las enfermedades animales, como la peste, se propaguen más fácilmente a los humanos. Para los científicos del Laboratorio de Ciencia y Tecnología de la Defensa de Porton Down, sin embargo, ya existe un riesgo "demostrable" de que se desarrollen cepas superbacterianas de la peste.


En cualquier caso, la RAM es ya una grave preocupación en todo el mundo, y reconocer cómo puede afectar al futuro tratamiento de la peste es vital para evitar un brote no controlado o una segunda pandemia de peste.

La peste negra como arma biológica

Otra razón para tener a mano una reserva de vacunas contra la peste es en caso de que la bacteria que causa la enfermedad (Yersinia pestis) se utilice en un ataque de guerra biológica.

"El uso maligno en bioterrorismo o guerra biológica podría hacer que la bacteria [de la peste] se propagara con relativa eficacia", explica el Dr. Simon Clarke, profesor asociado de microbiología celular de la Universidad de Reading.
vaccine bottle
© ShutterstockGarantizar la disponibilidad de una vacuna contra la peste también puede ser útil en caso de ataque biológico.
Puede parecer un escenario lejano, pero es posible: la bacteria que causa la peste puede ser mal utilizada y aislada y cultivada en grandes cantidades en laboratorios. Una vez dispersada en un ataque de aerosol, los afectados desarrollarían la peste neumónica entre uno y seis días tras la infección, pero debido al retraso entre la infección y la enfermedad y los síntomas visibles, la gente podría seguir viajando por grandes áreas y potencialmente infectar a más individuos.

"En un momento en el que se nos advierte de un mayor riesgo de todo, desde la guerra cibernética hasta una tercera era nuclear, el uso de patógenos para desestabilizar las sociedades y sembrar el pánico podría resultar atractivo para algunos malos actores", prosigue Clarke.

Disponer de una vacuna contra la peste permitiría una respuesta rápida en caso de ataque de guerra biológica, ya que miles de personas podrían protegerse con relativa rapidez.


Comentario: El problema es que son principalmente EE.UU. y Reino Unido quienes tienen los mayores y más omnipresentes laboratorios de armas biológicas del mundo, y un largo historial de uso de sus investigaciones en su propia población (y en otras). Véase:

Ciencia americana loca: militares rusos siguen denunciando los laboratorios biológicos militares de EE.UU. en Ucrania y en todo el mundo


¿Deberíamos preocuparnos?

En última instancia, los científicos siempre están desarrollando nuevas formas de proteger la salud pública, y las vacunas constituyen una de las muchas estrategias existentes para garantizar la gestión del impacto de las enfermedades en todo el mundo.

El desarrollo de una estrategia para hacer frente a un brote de peste antes de una posible pandemia es un buen ejemplo del dicho "más vale prevenir que curar". Aunque las probabilidades de que se produzca una segunda pandemia de peste negra son escasas, los científicos están intentando adelantarse a los acontecimientos para hacer frente a la peste, lo que, más que nada, debería ser un pensamiento tranquilizador.