Traducido por el equipo de SOTT.net

Las fiestas navideñas trajeron una experiencia fuera de este mundo para una familia de Stratford.
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Los Butler, que viven en Birmingham Road, oyeron un extraño estruendo a las 22.30 del día de San Esteban.

A la mañana siguiente, cuando salieron a la calle, Paul Butler se quedó perplejo al ver que el coche de sus padres, que habían dejado a buen recaudo en un patio cerrado y alejado de la carretera, tenía el parabrisas rajado.

Los acontecimientos tomaron un cariz aún más extraño cuando Nathan, el hijo menor de Paul, encontró una roca de aspecto extraño en el suelo, cerca del coche.

De unos dos centímetros de largo, es de color negro azabache con partes brillantes y no se parece a ninguna otra roca que hayan visto.

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Una búsqueda en Internet revela que es exactamente igual que un meteorito.

La pareja también utilizó un juego de imanes para probar la roca y descubrió que estaba magnetizada, un clásico signo revelador.

Nathan, de 12 años: «Estaba mirando por el suelo cerca del lugar donde se estrelló el coche y vi una roca negra que sobresalía de las demás».

Paul dijo: «Cuando oímos el estruendo la noche anterior, no le dimos mucha importancia, pensamos que eran fuegos artificiales o algo así.

Por la mañana nos sorprendió ver el coche de mis padres, ya que no pasaban coches ni había nada en la carretera que pudiera haber provocado el accidente.

Tampoco es posible que ese daño estuviera en el coche el día anterior, porque mi padre lo habría visto.

Creemos que es un meteorito porque tiene un aspecto extraño y quemado, como si hubiera estado en un horno, y no sabemos qué otra cosa podría haber sido».

Graham, el padre de Paul, y June, su madre, han llevado el Toyota de vuelta a su casa de Broadway y se enfrentan a la tarea de dar explicaciones a su compañía de seguros.

Después de las vacaciones, Nathan tiene previsto llevar la roca espacial a la escuela Myton, de la que es alumno, y enseñársela a su profesor de ciencias para ver qué opina.

Paul añadió: «Un meteorito es la única explicación lógica de la causa.

Obviamente ocurrió en nuestro camino de entrada, porque el cristal estaba dentro del coche: estaba por todo el salpicadero y en el asiento del conductor, de modo que debió de astillar el parabrisas.

Debió de astillar el parabrisas. El coche quedó un poco desordenado, pero se podía conducir; menos mal que no golpeó a nadie en la cabeza.

Hemos empezado a comprar lotería porque las probabilidades de que cayera un meteorito en nuestro coche eran de una entre mil millones, así que quizá sea una señal».