
El primer hallazgo ocurrió el pasado 2 de enero en la isla Espíritu Santo, donde una mujer captó en TikTok el rescate de uno de estos ejemplares encallados. Días después, un segundo pez remo fue encontrado varado en una playa del municipio de Los Cabos. Surfistas locales lograron devolverlo al mar, aunque el animal parecía herido, ya que le faltaba parte de la cola, según se aprecia en un video difundido en redes.
Los peces remo, pertenecientes a la familia Regalecidae, habitan en las profundidades de los océanos, específicamente en la zona mesopelágica. Conocidos como los peces óseos más grandes del mundo, pueden alcanzar hasta nueve metros de longitud. Debido a su hábitat remoto, estos animales son raramente vistos por los humanos, lo que alimenta su aura de misterio.
En la cultura popular, especialmente en Japón, los peces remo son considerados presagios de terremotos y tsunamis, ganándose el apodo de «pez del juicio final». Sin embargo, instituciones científicas como el Instituto de Oceanografía Scripps han desmentido estas creencias. «Un estudio de 2019 no encontró ninguna correlación entre los varamientos de peces remo y los terremotos», afirmó el organismo, añadiendo que su aparición podría estar relacionada con cambios en las condiciones del océano.
Aunque los expertos descartan vínculos con desastres naturales, la presencia de estos majestuosos peces en las costas mexicanas sigue fascinando y generando debate, recordando la delgada línea entre la ciencia y el folclore que rodea a las criaturas de las profundidades.
Comentario: Aunque los científicos no hayan demostrado una correlación todavía, 20 peces remo aparecieron en la orilla meses antes de que Japón se viera afectado por un devastador tsunami que dejó más de 15 000 muertos y provocó un terremoto de magnitud 9,0 en marzo de 2011.