Traducido por el equipo de SOTT.net

La Policía de la República de Mozambique (PRM) ha confirmado que el niño de tres años atacado por un pitbull el pasado miércoles en el barrio de Tchumene 2 (Bloque 25A), en el municipio de Matola, provincia de Maputo, ha fallecido en el hospital.
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© Carta
La portavoz de la PRM, Delfina Massingue, informó de que la comisaría número 10 tuvo conocimiento del incidente a través del jefe del bloque y se desplazó inmediatamente al lugar de los hechos.

Al llegar, la policía encontró al niño aún con vida y dispuso su traslado al Hospital Provincial de Matola, donde fue declarado muerto pocos minutos después.

«La unidad canina de la propia policía, especializada en casos de este tipo, también se desplazó al lugar, junto con la Policía de Protección, y logró reducir al animal», informó la portavoz.

«Carta» visitó el lugar de los hechos, incluida la casa donde murió el animal, para hablar con el dueño del perro, Nivaldo Macia, y conocer las circunstancias en las que el perro escapó de su casa.

Sin embargo, Macia se negó a hacer declaraciones, afirmando: «No estoy autorizado a hablar, excepto con la policía».

Según los vecinos, Nivaldo Macia había salido de casa el miércoles por la tarde y, cuando abrió la puerta, el pitbull, que no estaba atado, salió corriendo y empezó a perseguir a otro perro. Entonces se asustó por el movimiento de la gente en la calle, lo que le llevó a atacar al niño, que estaba jugando con otros dos.

Laura Matsinhe, testigo del ataque, relata el drama, que duró unas dos horas.

«Estaba preparando la comida en mi lugar de trabajo, junto a la carretera, cuando oímos a gente corriendo detrás del perro. Asustado, el animal atacó a un niño pequeño que estaba jugando delante de una casa. Fue un momento de tortura para ese niño. El padre del niño intentó valientemente salvarlo, pero no pudo. Se desmayó cuando se dio cuenta de que no podía hacer nada», dijo Laura.

Añadió que, tras el incidente, se impidió el paso a todos los niños por la zona, incluso a los que iban al colegio.

«Tuvimos que bloquear el paso durante casi tres horas, ya que el peligro seguía siendo inminente. Cuando llegó el dueño del perro y pidió que no lo mataran, los vecinos se negaron y le obligaron a ver cómo mataban al animal», dijo.

Otra testigo, Marta Sitoe, cuenta su versión de los hechos. «Gracias a Dios estábamos todos dentro de la casa: mi marido, nuestro bebé y yo, cuando el perro entró en el patio. Empezamos a oír ruidos y los agentes de policía nos pidieron que cerráramos las puertas. Miramos por la ventana y vimos el patio lleno de agentes que intentaban matar al animal, que estaba furioso», relató.

Los agentes pidieron entrar y dispararon más de cuatro tiros al perro. Pensaron que estaba muerto y se marcharon. Sin embargo, minutos después, el perro volvió a moverse y empezó a correr por el patio. La población pidió ayuda y los agentes regresaron y finalmente lograron controlar al animal con la ayuda del propietario.

La población, indignada, irrumpió en la casa y mató al perro a piedras y palos. Temiendo que volviera a dar señales de vida, lo quemaron y lo enterraron durante la noche, lejos de la residencia.

«Fue Dios quien nos salvó. Tengo un bebé y ni siquiera quiero imaginar lo que habría pasado si el perro lo hubiera encontrado en el patio, donde está todos los días. Vivimos con verdadero terror. Todavía hay rastros de sangre en las paredes del patio», se lamentó Marta Sitoe.

Los restos del niño fueron enterrados este jueves, rápidamente debido a la gravedad de sus heridas.